Una experiencia que abre un debate fundamental

El pasado viernes el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni (PSC), anunciaba públicamente la compra, por parte del Ayuntamiento, de Casa Orsola a un precio escandaloso y sin contar con la participación del Sindicato de Inquilinas en la negociación con el fondo buitre propietario del inmueble.

Inmediatamente, la propaganda del ayuntamiento, el PSC y los Comunes empezaron a tocar arrebato en las redes sociales para sumarse un tanto y reivindicarse como protectores de los inquilinos y luchadores contra la especulación. Y también de manera inmediata, numerosos activistas respondían muy críticamente a esta decisión municipal que implica obtener esta propiedad regalando cerca de cuatro millones de euros públicos al fondo buitre. Un negocio redondo que confirma la estrategia del PSC y los partidos que lo sostienen.

Sin duda, la intensa lucha organizada por el Sindicat de Llogateres con vecinos y vecinas de Casa Orsola desde hace más de tres años ha obligado al ayuntamiento a mover ficha. En las últimas semanas, la solidaridad de miles de jóvenes y trabajadores, de activistas y militantes del movimiento por la vivienda de numerosos barrios, se ha expresado con fuerza evitando la ejecución del desahucio en dos ocasiones. Esto ha sido la clave, la lucha por abajo.

Por eso debemos responder algunas preguntas relevantes. ¿La medida anunciada por Jaume Collboni supone realmente que el PSC ha decidido enfrentar la especulación? ¿Debemos reivindicar esta compra como un modelo a seguir?

Un precio escandaloso que desnuda las políticas de vivienda del PSC y del Gobierno central

Jaume Collboni afirmó pomposamente que “Barcelona defenderá el derecho a la vivienda” con el objetivo de “cambiar las reglas del juego del mercado”. También señaló que “el acceso a una vivienda asequible es un problema para las familias trabajadoras y la clase media” y reconoció los 300 procesos de desahucio registrados en la ciudad condal en diciembre de 2024.

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Debemos responder algunas preguntas relevantes. ¿La medida anunciada por Jaume Collboni supone realmente que el PSC ha decidido enfrentar la especulación?

Resulta bastante evidente que toda esta cínica teatralidad lo que pretende ocultar es la política del consistorio del PSC, que no ha movido un dedo para cambiar una realidad sangrante y ahora, con toda la demagogia del mundo, intenta ponerse una medalla y darse un barniz social. Mucha propaganda y lavado de cara, que los medios de comunicación afines están reproduciendo con entusiasmo. Aunque incluso a ellos les cuesta ocultar el escandaloso lucro privado que ha implicado esta operación.

La compra de Casa Orsola se ha fijado en 9,2 millones de euros. Un negocio redondo para el fondo buitre. Del total, 4,8M€ los aporta el Ayuntamiento y el resto Hàbitat 3, una fundación supuestamente privada dedicada a la gestión de vivienda social, pero que obtiene su financiación fundamentalmente de subvenciones públicas. Hàbitat está presidida por la que fue directora general de vivienda y secretaria de vivienda de la Generalitat 2004-2011 (Tripartit) y se queda con la mayoría de la propiedad de Casa Orsola. Collboni habla de “compra social colaborativa con una entidad del tercer sector”. Un eufemismo refinado para defender la privatización de vivienda pública a costa de engordar la cartera de los fondos especulativos.

Por mucho que el Ayuntamiento pretenda destacar que ha adquirido la finca por un importe un 30% inferior del precio medio del m2 del barrio la Nova Esquerra de la Eixample, ¡el fondo buitre Lioness compró la finca en 2021 por 5,4 millones de euros! ¡Y ahora se le regalan casi 4 millones de euros!

Los Comuns pueden hablar de “victoria” contra Collboni y Albert Ollé, el propietario de Lioness SLU. Pero la realidad es que nos encontramos ante una gran operación especulativa financiada con dinero público, acordada entre el PSC y un fondo rentista de espaldas al Sindicat de Llogateres y a los vecinos y vecinas.

Como señala el Sindicato de Vivienda Socialista de Catalunya: “La política parlamentaria ha hecho sus cálculos electorales y ante la gran respuesta al desahucio ha preferido acabar con el conflicto financiando al rentismo”.

Para ser concretos y no andarnos por las ramas. ¿Cuáles son las políticas de vivienda del Ayuntamiento y Govern del PSC en los barrios obreros? El más completo abandono a las familias trabajadoras. Ausencia flagrante de vivienda pública. Precios inalcanzables. Uno de cuatro desahucios de todo el Estado se producen en Catalunya, la mayoría en Barcelona.

El PSC dice que construirá 50.000 pisos públicos en Catalunya, pero mira para otro lado ante los más de 400.000 pisos vacíos, 75.000 de ellos en Barcelona. El PSC y Hàbitat 3 han defendido, en sintonía con Junts, eliminar la ley municipal que obliga a una inmobiliaria a destinar el 30% de los pisos de un nuevo edificio construido o rehabilitado a alquiler social. Una medida insuficiente e incluso hartamente incumplida en la práctica, pero cuya eliminación abre la puerta a un mayor negocio para las grandes empresas del sector.

No podemos olvidar que fue el Ayuntamiento y Govern del PSC los que desalojaron a golpe de represión la Antiga Massana, un espacio popular del barrio del Raval conocido por sus actividades sociales para los vecinos y sede del Sindicato de Vivienda de Ciutat Vella. Y son ellos los que un día, presionados por la lucha social, hacen un trueque escandaloso con unos especuladores, para al día siguiente seguir permitiendo que el mercado de la vivienda permanezca bajo férreo control de los bancos, las inmobiliarias y los caseros rentistas.

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No debemos demorarnos más en dar continuidad a las movilizaciones y proponer un plan de lucha por reivindicaciones claras y que vayan a la raíz del problema.

Expropiación sin indemnización, y vivienda pública con alquileres no superiores al 20% del SMI

Este fin de semana en Granollers se está celebrando el II Congreso de la Vivienda de Catalunya, que tiene como objetivo unir a distintos sindicatos y organizaciones combativas del movimiento por la vivienda, y en el que están participando centenares de delegados y delegadas de numerosos colectivos. Ésta es una noticia muy positiva que debe servir para relanzar la movilización de masas, que es la clave.

A finales del año pasado centenares de miles de jóvenes y trabajadoras inundamos las calles en numerosas ciudades. La manifestación del 23N en Barcelona fue histórica. Este terremoto de movilizaciones puso encima de la mesa la huelga de alquileres, haciendo temblar a rentistas y fondos de inversión, enloqueciendo a los tertulianos de la derecha.

No debemos demorarnos más en dar continuidad a esas movilizaciones y proponer un plan de lucha por reivindicaciones claras y que vayan a la raíz del problema. No podemos dar tregua.

Necesitamos que el movimiento de la vivienda en Catalunya y en todos los territorios se coordine seriamente y se dote de un programa y una estrategia de clase:

• Para empezar hay que exigir que se expropien sin indemnización todos los pisos en manos de bancos, de caseros rentistas y fondos buitres, y que esos millones de pisos pasen a constituir un amplio parque de vivienda social de titularidad pública, imposible de enajenar, y puesto a disposición de los inquilinos e inquilinas a alquileres que no superen el 20% del SMI. Esta es la forma de sacar inmediatamente un derecho fundamental del mercado, y hacerlo universal. Y este parque de vivienda social y publica debe estar bajo control y gestión democrática de los Sindicatos, Asambleas y Colectivos de la Vivienda implicados en la lucha.

• Prohibición por ley de los desahucios. Basta del empobrecimiento de la clase obrera. Autodefensa vecinal y obrera contra los escuadristas fascistas de Desokupa y su negocio inmobiliario.

• Rebaja inmediata del 50 por ciento del alquiler en todo el Estado por ley. Basta de que los caseros rentistas nos roben la vida y el salario. Contratos indefinidos siempre que los inquilinos quieren seguir con el alquiler.

• Expropiación de las grandes inmobiliarias y empresas de la construcción. Creación de una red estatal de empresas públicas de la construcción en todos los territorios, bajo control obrero. De esta manera se podría dar un puntapié a la corrupción sangrante con las licitaciones públicas y sacar la construcción de la vivienda del mercado.

• Hay que organizar movilizaciones de masas, manifestaciones, huelga de alquileres y una gran huelga general. El programa anterior exige de una dura confrontación con los capitalistas y con los poderes políticos a su servicio. Conseguir una vivienda pública universal, digna, para todas y todos, exige de un movimiento masivo. Como en los años setenta del siglo pasado, solo con una estrategia de lucha clasista, en la que los trabajadores pongan su sello y su fuerza paralizando el país, lograremos revertir esta situación y conquistar reformas decisivas.

La lucha por la vivienda es parte del combate contra el sistema y la dictadura del capital financiero. Y pone sobre la mesa la necesidad de organizar la sociedad sobre otras bases completamente diferentes. Es precisamente el orden capitalista, el mismo que organiza las guerras imperialistas, que arrasa Gaza, que encumbra a reaccionarios fascistas como Trump o Netanyahu, que defiende la limpieza étnica y persigue con saña a nuestros hermanos y hermanas inmigrantes, los que nos hunden en la precariedad y nos roban el derecho a una vivienda pública universal, digna y de calidad.

¡Activistas de la vivienda y los movimientos sociales, militantes de la izquierda y el sindicalismo combativo… levantemos desde abajo la huelga general y la huelga de alquileres!

Es el momento de dar un paso adelante. ¡Únete a Izquierda Revolucionaria!

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