Tras 21 meses de bombardeos y ataques indiscriminados que han segado la vida de cerca de 200.000 palestinos, el gobierno sionista de Netanyahu, con el beneplácito del imperialismo estadounidense, ha dado un nuevo paso para acelerar el exterminio de la población gazatí. La utilización del hambre contra una población martirizada transmite el horror de un holocausto que pasara a la memoria de la humanidad por sus devastadoras consecuencias.

La bestial ofensiva militar ha sido tan solo una parte de la estrategia que el Gobierno israelí ha planificado con sumo cuidado para imponer su solución final contra el pueblo palestino. Imitando los procedimientos del ejército nazi durante la Segunda Guerra Mundial, que concentraba en guetos a la población de los territorios que ocupaba para proceder después a su sistemático exterminio, la maquinaria asesina de Netanyahu, con el apoyo activo de sus patrocinadores occidentales, ha logrado hacinar a casi dos millones de palestinos en una superficie que representa apenas el 12% del territorio de Gaza. Y justo después de hacerlo lanza a sus ejércitos a masacrar a la población indefensa cuando intenta recoger algo de comida para sobrevivir, e impide la entrada de ayuda humanitaria facilitando que el hambre se cobre miles de vidas en las próximas semanas.

Más de 21 meses de matanza ininterrumpida

Hace casi un año, la revista británica The Lancet, una de las más prestigiosas publicaciones médicas del mundo, estimaba[1] en alrededor de 186.000 las víctimas mortales de la agresión israelí. En cualquier caso, sea cual sea la cifra exacta, no hay duda de que estamos ante el más mortífero y cruel genocidio de las últimas décadas y el hambre no es una casualidad, ni un exceso o una lamentable e inesperada consecuencia de la “guerra”, sino el resultado de un plan sistemático para vaciar la Franja de una población que a los ojos del gobierno israelí y de su principal apoyo internacional, Donald Trump, debe ser liquidada para que triunfen sus planes colonialistas e imperialistas para Oriente Medio.

Meses de destrucción de hospitales y suministros imprescindibles de agua y electricidad, de bloqueo criminal de medicinas y alimentos, de enfermedades que no han podido ser atendidas por el colapso sanitario y el asesinato sistemático de médicos y enfermeras no son suficientes para el ente sionista. Ahora la población gazatí es diezmada mediante la consciente y fríamente planificada privación de alimentos, mediante el hambre más atroz.

El gobierno de Netanyahu ha ordenado atacar las aglomeraciones de gazatíes desesperados que intentan obtener algo de comer en los puestos de aprovisionamiento instalados por empresas norteamericanas de mercenarios, y que como los hechos demuestran solo sirven como objetivos de tiro al blanco de los soldados sionistas. Más de 1.000 palestinos han encontrado la muerte de esta manera en las últimas semanas.

Los médicos de los pocos centros sanitarios palestinos que siguen en pie han denunciado la existencia de un patrón de disparos a las personas en las colas del hambre. Un día los soldados sionistas apuntan al abdomen, otro a los genitales, otro a las cabezas, emulando a los oficiales nazis que realizaban concursos de matar a más prisioneros con una única bala.

Pero estas cifras palidecen ante la certeza de que cientos de miles de personas pueden morir de hambre en las próximas semanas. Hace ya casi dos meses y medio la Organización Mundial de la Salud emitió un comunicado[2] sobre la espantosa situación en Gaza, en el que explicaba que “casi medio millón de personas se encuentran en una situación catastrófica de hambre, malnutrición aguda, inanición, enfermedad y muerte. Se trata de una de las peores crisis de hambre del mundo, que se desencadena mientras se escriben estas líneas.”

Más en detalle, la OMS denunciaba que 71.000 niñas y niños menores de 5 años se enfrentaban a una muerte segura si la situación alimentaria no mejoraba, y que 17.000 mujeres embarazadas o en período de lactancia necesitarían un tratamiento urgente por malnutrición aguda.

En su último informe, la ONU confirma las más negras previsiones de la OMS y denuncia que el hambre acosa al 80% de la población de Gaza

La situación de los lactantes es especialmente terrible. La desnutrición limita la cantidad de leche que las madres pueden producir y la ausencia de agua potable, causada por la destrucción premeditada de las potabilizadoras y conducciones de agua a manos del ejército sionista, condena a una muerte lenta a miles de bebés.

En su último informe, la ONU confirma las más negras previsiones de la OMS y denuncia que el hambre acosa al 80% de la población de Gaza[3], es decir a 1.600.000 personas, que irán muriendo en las próximas semanas si el gobierno sionista no afloja la presión y permite la entrada de alimentos. La realidad es que hay pocos indicios de que Netanyahu vaya a ceder. Este horror es la culminación de su obra consciente de exterminio del pueblo palestino y no van a ser las denuncias de organismos internacionales los que lo detengan.

Un holocausto que persigue intereses geopolíticos definidos

Netanyahu nunca ocultó sus objetivos políticos, y con la llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos los ha planteado de manera transparente. Los cambios producidos en este último año y medio son la cristalización de décadas de opresión colonialista, y de una necesidad imperiosa por parte de la burguesía estadounidense de cara a recobrar la iniciativa en un territorio clave para sus objetivos supremacistas globales.

Igual que ocurre en EEUU con Trump, un amplio sector de la clase dominante israelí ha fusionado sus intereses con los de la extrema derecha y no oculta sus ambiciones tanto para la Franja como para el conjunto de Oriente Medio. Respecto a Gaza consideran que ahora es el momento para lograr grandes desarrollos urbanísticos y turísticos, y una más que rentable explotación de sus yacimientos de gas y petróleo. En cuanto a Oriente Medio, están dispuestos a seguir actuando como el portaviones de Washington y remodelar el mapa de la zona a la medida de sus necesidades. Por eso han intervenido sin pestañear contra Hezbolá en el Líbano, han penetrado en suelo sirio con sus tropas, y han bombardeado Irán, su rival más importante en el área. En todos los asuntos de fondo, Netanyahu y Trump han ido de la mano en una unidad de acción sin fisuras.

En un artículo anterior explicábamos como empresas e inversores de todo el mundo se están forrando gracias al genocidio y como sus expectativas eran incrementar sus beneficios aún más cuando la criminal tarea de exterminio del ejército sionista haya finalizado[4].

Fabricantes de armas y la industria de la defensa, constructoras, empresas tecnológicas y, por supuesto, bancos y entidades financieras de todo el planeta -entre ellos el Santander y el BBVA- hace negocios fabulosos con Israel y financian su maquinaria militar. Son los intereses de esta plutocracia los que están detrás de la política de connivencia y complicidad de los Gobiernos capitalistas de la UE y del resto del mundo. Por eso no mueven un dedo en impedir a la trituradora genocida llevar a cabo este holocausto, y se limitan a llorar lágrimas de cocodrilo en el mejor de los casos.

La reciente nota[5] del Representante Especial de la UE para los Derechos Humanos es un buen ejemplo de este repugnante cinismo. Tras llenar seis páginas enumerando los crímenes horrendos que está perpetrando el Estado sionista concluye que “hay indicios de que Israel podría estar incumpliendo sus obligaciones sobre derechos humanos recogidas en el artículo 2 del Acuerdo de Asociación entre la UE e Israel”. ¡Indicios, que asco!

Pero nada de esto debería sorprendernos. La naturaleza criminal del sistema capitalista no es ninguna novedad. La historia del imperialismo occidental, y especialmente la de EEUU, está marcada por genocidios, matanzas, guerras, torturas, violaciones y saqueos. Cada vez que la burguesía de EEUU y Europa veía sus intereses amenazados no ha dudado en recurrir a golpes de estado y dictaduras sangrientas.

Ni siquiera la China capitalista actual, que tantas veces se ha erigido en portavoz del Sur Global frente al dominio occidental, se ha decidido a ir más allá de vacías palabras de condena. Entre 2017 y 2022 las inversiones e intercambios comerciales entre China y el régimen sionista casi se duplicaron, pasando de 13.100 millones de dólares a 24.450 millones. Este comercio incluye tecnología para la industria militar, al tiempo que las inversiones chinas en puertos, transporte y otras infraestructuras refuerzan el funcionamiento de la maquinaria de guerra sionista. De hecho, entre marzo de 2024 y marzo de 2025, mientras Tel Aviv intensificaba su genocidio, las exportaciones chinas a Israel crecieron un 53,1% y las de Israel a China un 48,9%.

Los gobiernos árabes, capitalistas y corruptos hasta la médula, tampoco han presentado más que buenas palabras, y mucha sumisión al amo imperialista en los hechos.

Tras los conocidos como Acuerdos de Abraham, que normalizaron las relaciones entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, los contactos auspiciados desde Washington para conseguir la adhesión de Arabia Saudí se han intensificado[6]. A pesar de su reciente acercamiento a Irán, los gobernantes de Riad no han ocultado su alegría por los bombardeos norteamericanos sobre ese país y ven con notable interés las ventajas de un acuerdo con el Estado sionista. Solo el temor a la reacción popular los retrae, pero sus demandas de una “solución para Palestina” no pasan de mera retórica. Para los corruptos jeques del Golfo, la población palestina es un estorbo y una menaza a su dominio, y respirarán aliviados cuando Netanyahu alcance sus objetivos genocidas. Palabras que se pueden aplicar al resto de los Gobiernos árabes que no han hecho nada por enfrentar seriamente a la maquinaria de guerra sionista y estadounidense.

Solo la movilización de masas podrá parar el genocidio

Ni la complicidad de los gobiernos ni las duras medidas represivas implementadas en EEUU y Europa contra quienes apoyan la lucha del pueblo palestino han podido impedir que la rabia y la indignación de millones de personas ante este genocidio se hayan expresado con fuerza en las calles de todo el mundo.

los gobiernos occidentales están dispuestos a arriesgar su popularidad con tal de mantener su opción a participar en el botín resultante de la destrucción de Gaza

Pero es evidente que los intereses económicos y geopolíticos en juego son de tal magnitud, que los gobiernos occidentales están dispuestos a arriesgar su popularidad con tal de mantener su opción a participar en el botín resultante de la destrucción de Gaza.

En el Estado español, Sánchez puede mostrar una y mil veces su “profunda consternación” ante lo que ocurre en Gaza pero la dura realidad es que “el Estado español es el país de la UE que más armas y municiones ha importado desde Israel de febrero a mayo de 2025[7]”. Los negocios son los negocios y Sánchez, que no atraviesa sus mejores momentos, no quiere de ninguna manera contrariar a los capitalistas españoles cuyo apoyo necesita para permanecer en el gobierno.

Nada podemos esperar de los gobiernos, ni tampoco de unos dirigentes sindicales burocratizados que dan su apoyo explícito a los planes belicistas de la UE y callan vergonzosamente ante el genocidio.

Es la hora de que la clase trabajadora y la juventud demos un paso adelante y golpeemos con fuerza al entramado de intereses económicos y financieros que hacen posible esta matanza inhumana. La convocatoria a la huelga general por parte de los sindicatos combativos y de los movimientos sociales y la izquierda que lucha es la vía más efectiva para frenar la matanza. Si una acción así se produjera en un país europeo, el efecto que tendría para el movimiento pro-palestino en todo el mundo sería tremendamente positivo.

No entendemos que sea tarea fácil, y por eso es preciso empezar a colocar ya en el centro de los debates sobre Palestina la urgente necesidad de esta huelga. Hay que hacer que esta propuesta llegue a todos los centros de trabajo y de estudio y que su exigencia se convierta en un clamor popular que haga retroceder los planes criminales de los poderosos del mundo.

Es la hora de que la clase trabajadora y la juventud demos un paso adelante y golpeemos con fuerza al entramado de intereses económicos y financieros que hacen posible esta matanza inhumana

¡Ni un euro ni una bala para el régimen nazisionista de Netanyahu!

¡Ruptura de relaciones diplomáticas, militares y comerciales con Israel!

¡Para el genocidio contra el pueblo palestino, Huelga general ya!

¡Por la Federación Socialista de Oriente Medio! ¡Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá!

 

[1] https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(24)01169-3/fulltext

[2] https://www.who.int/es/news/item/12-05-2025-people-in-gaza-starving--sick-and-dying-as-aid-blockade-continues

[3] https://www.canalsur.es/noticias/naciones-unidas-denuncia-que-mas-del-80--de-la-poblacion-sufre-inanicion-en-gaza/2185413.html

[4] https://izquierdarevolucionaria.net/index.php/internacional/oriente-medio/14622-huelga-general-ya-contra-el-genocidio-al-pueblo-palestino-un-holocausto-patrocinado-por-washington-y-bruselas

[5] https://drive.google.com/file/d/15nlwBv-6ZIApUwvcAe8TER3_jszAGcvt/view

[6] https://archive.ph/2025.07.23-074855/https://www.elmundo.es/internacional/2025/07/23/687e0de6e9cf4aac168b4597.html

[7] https://www.eldiario.es/internacional/espana-pais-ue-armas-municiones-importado-israel-febrero-mayo-2025_1_12486086.html

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