Tanto PSC como ERC reniegan ahora del tripartit. Sólo ICV-EUiA sigue defendiendo la fórmula de un gobierno de izquierdas. Las expectativas que generó entre la clase trabajadora y la juventud el primer gobierno tripartito tras 23 años de gobiernos de CiU se han ido desvaneciendo en estos últimos 7 años. Hoy, lo que prevalece en el ánimo político de las bases sociales de las fuerzas de izquierdas es un distanciamiento creciente respecto a la política oficial. Esto se refleja en la elevada abstención que se prevé que afectará de forma notable a PSC y ERC. De forma un tanto menor, también a ICV-EUiA.
Este distanciamiento se ha ido evidenciando a lo largo de las dos legislaturas, pero de forma más aguda en la segunda: movilizaciones contra la LEC en la comunidad educativa, manifestaciones anti-Bolonia, luchas contra los despidos y los EREs, manifestación multitudinaria del 10 de julio, tras la sentencia del Tribunal Constitucional recortando el nuevo Estatut,... La falta de una política de izquierdas por parte del gobierno tripartit en algunas cuestiones ha sido clamorosa. Por ejemplo, ante los cierres de empresas y los despidos masivos de los centenares de EREs; o la respuesta tibia y mojigata ante la sentencia del TC respecto al Estatut. Es esta falta de respuesta firme lo que explica este alejamiento creciente de sus bases sociales. Por lo tanto no es suficiente con defender la unidad de todas las fuerzas de izquierdas para impedir que CiU acceda a la Generalitat, es necesario un cambio profundo de la política de los partidos que conforman el tripartit.
El balance de ICV en el Tripartit
Los dirigentes de Iniciativa-Verds y de Esquerra Unida i Alternativa (Izquierda Unida), plantean que estas dos legislaturas de gobierno tripartito representan un hecho histórico, el primer gobierno de izquierdas en Catalunya desde la II República. Pero a la hora de aportar medidas concretas para defender el balance de estos 7 años, la verdad es que éstas son muy pobres: una de las medidas de las que presumen es subir el IRPF a las rentas más altas. Hay que decir que se ha hecho de manera totalmente tímida y dentro del estrecho margen que fija la legislación estatal. Otras dos son: penalizar la especulación con viviendas vacías e incrementar las becas-comedor, con resultados muy limitados.
Los dirigentes de ICV-EUiA han priorizado el permanecer en el gobierno, a pesar de las incongruencias flagrantes entre lo que un gobierno de izquierdas debería hacer y lo que realmente estaba haciendo, con la idea fija de que hay que demostrar por parte de la izquierda "capacidad de gestión", "responsabilidad", etc. Bajo los focos permanentemente de la prensa burguesa, los dirigentes de ICV, lejos de enfrentarse a la derecha con una política decidida de izquierdas, han querido mostrar "respetabilidad", hacerse visibles en las instituciones, se supone que como buenos gestores, etc. Este planteamiento les ha llevado a estar desconectados (y a menudo, abiertamente enfrentados) a los movimientos sociales y a los sindicatos.
Esta contradicción ha sido más patente en la Conselleria de Interior, desde donde, con una parte de los mismos cargos directivos heredados de los gobiernos de la época de CiU, se ha seguido reprimiendo a la juventud y a los movimientos sociales como si nada hubiera cambiado. En marzo de 2009, por ejemplo, durante las movilizaciones anti-Bolonia, los Mossos llevaron a cabo el desalojo de la ocupación del Rectorado de la UB y reprimieron duramente las manifestaciones de aquella misma jornada. Cuando era evidente que la actuación de los Mossos era escandalosa (incluso Cayo Lara cuestionó el papel de Saura como Conseller d'Interior), los dirigentes de ICV se plegaron por completo a la presión de la derecha que exigía mano dura contra los estudiantes y "defensa" de los Mossos. Otro ejemplo: las torturas en las comisarías. Los dirigentes de ICV se defienden alegando que si ahora son conocidas es porque ellos han instalado cámaras de vigilancia... ¡pero el hecho es que sigue habiendo torturas en las comisarías!
A la hora de la verdad ICV-EUiA no ha conseguido que el gobierno tripartit tuviera una política alternativa, diferente a la de la derecha. En el caso de la LEC (ley de educación de Cataluyna), que acaba subvencionando hasta a los colegios de elite, ICV, correctamente se opuso (PSC y ERC pactaron con CiU) pero su posición no comportó ningún tipo de medida contundente de respuesta al pacto con la derecha, aunque la comunidad educativa estaba en pie de guerra contra este grave ataque a la educación pública.
Frente a los EREs y los despidos masivos hemos visto lo mismo. El gobierno del tripartit no se ha visto en ningún momento condicionado, ni por ICV-EUiA ni por las direcciones sindicales. No se le ha empujado a hacer frente a las pretensiones de los empresarios y las multinacionales y a ponerse del lado de los trabajadores. Al contrario, el gobierno ha contado con la colaboración inestimable de las direcciones sindicales de UGT y CCOO, que se han apresurado en desactivar la conflictividad laboral, entrando a negociar las indemnizaciones inmediatamente. En ningún momento se han planteado llevar la lucha contra los EREs y los despidos hacia una movilización general y sostenida en defensa de los puestos de trabajo. Aunque la dirección de Iniciativa apoyó la convocatoria de huelga general de CCOO y UGT, sin embargo en el caso del recorte salarial de los empleados públicos, ICV-EUiA acabó también votando a favor de la ley autonómica que aplica el recorte a los funcionarios (con la excusa de haber arrancado una promesa totalmente imprecisa de recuperar lo recortado cuando se dé la recuperación económica). El resultado al final no es otro que el gobierno "de izquierdas" haciendo la misma política que hubiera llevado a cabo CiU, socavando las legítimas expectativas que los trabajadores habían depositado en él.
Los lazos que ICV-EUiA mantiene con el movimiento obrero son a través del aparato sindical de CCOO, cuya dirección se subió al barco de la "concertación" y el "diálogo social" hace ya bastantes años. Con esto, los dirigentes de ICV se han ido alejando del sentir vivo y de las necesidades reales de la clase obrera. El abandono de las referencias ideológicas del socialismo marxista, por la etiqueta "ecosocialista", ha significado un alejamiento de las bases, de la militancia de procedencia comunista. El lenguaje y los conceptos ("emprendeduría social" -¿a qué se refieren, a autónomos, a cooperativas?-, "sostenibilidad", etc.) son incomprensibles o irrelevantes para la mayoría de trabajadores.
En la cuestión nacional, un tema muy importante en Catalunya, es donde también se perciben las limitaciones de Iniciativa. Si por un lado tratan de presentarse al margen de la división en líneas nacionales (rechazando tanto el españolismo, como el nacionalismo) a la hora de la verdad llevan adelante una política de seguidísimo del nacionalismo pequeño-burgués de ERC. Con la oleada de consultas soberanistas, si bien ICV no se opuso a su celebración, su principal contribución al debate fue proponer que las posibles respuestas contemplaran la opción de una "República Federal". Sin embargo, es defendiendo el derecho a la autodeterminación (que no significa la defensa de la independencia), v vinculándolo a la lucha por transformación socialista de la sociedad es como mejor se puede preservar la unidad de clase obrera de Catalunya con la del resto del Estado y la unidad de la clase obrera en Catalunya.
Marxismo vs. Ecosocialismo
Iniciativa per Catalunya, lo quieran o no sus actuales dirigentes, es la heredera del todopoderoso PSUC, la referencia en Catalunya del PCE, que llegó a gobernar en los años 70 en localidades como Sabadell, El Prat, Badalona o Santa Coloma y que en 1980 conseguía 600.000 votos siendo la tercera fuerza electoral en Catalunya. Sin embargo, con los años 80 y la desintegración de la URSS, muchos de sus dirigentes sacaron la conclusión de que "había que esconder la herramienta". Si Iniciativa nació primeramente como una coalición electoral del PSUC en Catalunya similar a IU, pronto el Partido se difuminó dentro de ICV hasta que fue en la práctica disuelto en 1997. Simultáneamente, se abandonó cualquier referencia al marxismo y al comunismo definiendo Iniciativa como un partido "eco-socialista", haciéndose eco de los partidos verdes que en aquel momento tenían relativo éxito electoral en el norte de Europa.
En el abandono de las ideas del marxismo está la base de todos los errores de fondo de la política de la dirección de Iniciativa: confianza ciega en las instituciones del parlamentarismo burgués, posibilismo extremo que significa en la práctica aceptar la lógica del sistema capitalista, abandono de un lenguaje y programa de clase ... Existe un espacio amplio a la izquierda del PSC pero para poder cubrirlo en todo su potencial es necesario un cambio de orientación, un programa combativo y coherente que permita a ICV y EUIA ganarse una autoridad en el movimiento obrero y en la juventud.
ICV y EUiA tienen que recuperar las mejores ideas y tradiciones de la experiencia del PSUC, las raíces que éste mantuvo en el movimiento obrero. Junto a una orientación clara al movimiento obrero, deben dotarse de un programa que represente una alternativa seria y global al capitalismo. Un programa que contemple la nacionalización de la banca y de las empresas en crisis, para evitar los EREs y los despidos. Sólo con un programa genuinamente comunista y revolucionario, tanto en lo social como en lo nacional, evitando caer en el cretinismo parlamentario o en conseguir tal puesto o tal cartera por encima de todo, la izquierda podrá recuperar la confianza de la clase trabajadora y representar una alternativa seria y real a la socialdemocracia y a los gestores del capitalismo.
[leer también: "Elecciones al parlament de Catalunya: Para frenar el paso a la derecha y los ataques a la clase obrera no basta votar: hay que organizarse y luchar" ]