El pasado 19 de octubre el diario El País hacía público el contenido del documento “La gobernanza del Institut Català de la Salut (ICS)” en el cual se plasma la intención de la Generalitat de privatizar toda la sanidad pública catalana. El objetivo es trocear el ICS en una veintena de empresas privadas. Cada una de ellas será contratada por la Generalitat para los servicios que se considere.
Deberán, por tanto, competir con las clínicas privadas y también podrán ofrecer servicios a otras empresas y particulares. Los pacientes que paguen serán operados antes que los que vengan por la seguridad social, algo que ya pasa en los hospitales concertados de la Xarxa Hospitàlaria d’Utilització Pública (XHUP) como es el caso del Clínic, y todo esto en hospitales construidos con el dinero de los trabajadores. El objetivo, según el documento, será “lograr superávit”. Se pretende además convertir estas empresas en sociedades anónimas donde embarcar a los altos cargos médicos como accionistas, argumentando que los profesionales “deberán asumir riesgo empresarial”.
Negocio a favor de la privada concertada
La repercusión de todas estas medidas está muy clara. En primer lugar un deterioro claro de la atención sanitaria a los pacientes. El criterio empresarial primará respecto a una atención de calidad: se ahorrará en pruebas, medicamentos, etc. Esto supone para la gran mayoría de trabajadores, que no pueden permitirse pagar atención privada, el empeoramiento de su calidad de vida y en última instancia una muerte prematura. En segundo lugar, la privatización del ICS repercutirá en un empeoramiento de las condiciones laborales del personal sanitario. Bajarán los salarios, se despedirá a trabajadores, se incrementará el ritmo de trabajo y el personal con plaza pública dejará de tenerla pudiendo ser despedido en cualquier momento. En tercer lugar, lo que supone esta medida es una gran transferencia de dinero público a bolsillos privados. Es mentira que la sanidad privada gestione mejor los recursos, lo que hace es enriquecer las cuentas bancarias de un puñado de obscenos multimillonarios a costa de la salud de los trabajadores. Regalando el dinero de los trabajadores a empresas privadas la Generalitat gastará mucho más que gestionándolo ella misma. Deberá pagar la atención sanitaria y los beneficios empresariales. Las cifras de la OCDE son claras al respecto, Estados Unidos destina un 8,3% del gasto público a sanidad (concertada) y solo cubre la asistencia de un 29% de la población, y el Estado español destina un 7% y la cobertura es del 96-100%.
La sanidad pública, una conquista histórica del movimiento obrero
La movilización masiva del movimiento obrero durante los años 70 y 80 le arrebató a la burguesía la conquista de una sanidad pública universal y de una calidad mínimamente aceptable. Esta conquista histórica, que ha permitido a millones de trabajadores mejorar sus condiciones de vida, debe ser defendida con uñas y dientes.
El 23 de octubre el conseller de Sanitat, Boi Ruiz, dejó claro cuál es el programa de la burguesía con unas declaraciones en las que afirmaba que “la salud es un bien privado que depende de uno mismo y no del Estado” y “no hay un derecho a la salud porque ésta depende del código genético que tenga la persona, de sus antecedentes familiares y de sus hábitos”. Cualquier persona con un mínimo de conocimientos científicos, o simplemente con sentido común, sabe que este tipo de argumentaciones son falsas. Un reciente estudio de la OCDE demuestra que en aquellos países donde el gasto anual en sanidad por persona es superior la gente acude menos al médico. Países como Austria, Francia, Dinamarca o Reino Unido, que invierten todos ellos más de 2.100 euros por persona/año, tienen una media por persona de visitas/año inferior a las 7 (4,6 en Dinamarca y 5 en el Reino Unido). El Estado español destina 1.626 euros y la media de visitas es de 7,5. Países como Hungría o la República Checa, que destinan respectivamente 758,2 y 1.274 euros, tienen una media de visitas de 12 y 11,2.
CCOO y UGT tienen que convocar ya una huelga general en Catalunya
Ante un ataque tan grave como éste las direcciones de CCOO y UGT no han estado ni mucho menos a la altura. Pero la burguesía sí que está organizada de manera plenamente consciente para devolver a los trabajadores a las condiciones laborales del siglo XIX y acabar con todas las conquistas sociales. Lo que necesitamos la juventud y los trabajadores es un plan de lucha continuado y contundente para poder evitarlo.
La huelga general, las movilizaciones en defensa de la sanidad pública (en el Hospital de Bellvitge ya ha habido 32 concentraciones) y en contra de los recortes así como la masiva participación de los trabajadores en el 15-M demuestran que sí que hay ganas de luchar y fuerza para retirar todos los ataques.
Desde el Sindicat d’Estudiants creemos que lo que necesita el movimiento y lo que deberían impulsar las direcciones de CCOO y UGT es una huelga general en Catalunya de todos los trabajadores en defensa de la sanidad pública y en contra de todos los ataques a nivel autonómico y estatal. Huelga que creemos debería estar enmarcada dentro de un plan ascendente y continuado de movilizaciones y basarse en las asambleas de trabajadores. ¡Hace falta un 15-M en las empresas!