Continuar la lucha en las calles contra las políticas capitalistas y el genocidio en Gaza

El rotundo éxito de la huelga general feminista del pasado 30 de noviembre en Hego Euskal Herria ha sido un nuevo paso adelante en la lucha contra la patronal y sus obscenos beneficios, y contra las políticas capitalistas y privatizadoras del Gobierno PNV-PSE.

Las movilizaciones masivas y una huelga general que paralizó con contundencia la actividad, especialmente en sectores feminizados, reflejan la enorme fuerza del movimiento obrero y del movimiento feminista en acción, y el camino a seguir si queremos conquistar derechos, acabar con la precariedad, y garantizar servicios 100% públicos y de calidad.

Y también señala al Gobierno central encabezado por Pedro Sánchez, su rechazo a revertir las privatizaciones, sus ataques contra las pensiones públicas, o su negativa  a derogar los aspectos decisivos de la reforma laboral del PP o la famosa Ley Mordaza.  

A diferencia del resto del Estado, donde las direcciones sindicales de CCOO y UGT están frenando cualquier lucha obrera, garantizando a toda costa la paz social, la existencia de una mayoría sindical combativa en Hego Euskal Herria, con ELA, LAB o ESK, marcan la diferencia.

La huelga general feminista ha supuesto un nuevo golpe contra el PNV, que ve amenazada cada vez más su hegemonía en Euskal Herria gracias a la lucha. Fruto de esta situación, han tenido que buscar un relevo a Urkullu, designando como candidato a las autonómicas a Imanol Pradales, un candidato “joven y moderno” pero fiel representante de la patronal vasca: es titular de 7.200 acciones de Sacyr, una de las principales empresas constructoras con contratos públicos con las instituciones vascas, así como de acciones de Mapfre, Santander o el BBVA.

Los negocios del Gobierno vasco con el sionismo genocida

Un representante patronal que seguirá defendiendo a capa y espada, como hace Urkullu y el actual Gobierno vasco, los lucrativos negocios con el Gobierno fascista de Netanyahu. Y es que a pesar de las lágrimas de cocodrilo y las apelaciones al derecho internacional, eso si después de señalar y reiterar que Israel tiene derecho a defenderse, el PNV y la patronal vasca tienen muchos negocios que defender. Así ocurre por ejemplo con CAF, que en 2019 firmó un acuerdo por valor de 1.800 millones de dólares con la constructora israelí Shapir, para construir y desarrollar el tren ligero de Jerusalén, que conectará la ciudad con los asentamientos ilegales de colonos en tierras robadas a los palestinos.

A pesar de los patéticos intentos de Urkullu de negar sus estrechas relaciones con el régimen genocida y colonialista de Israel, el informe de su Gobierno sobre la estrategia de internacionalización de 2020 era muy claro al respecto, señalando que "en Oriente Medio, Israel constituye un socio preferente del que aprender". Unas relaciones que tienen un largo historial, remontándose a los 80 con el grupo Mondragón, o en los 90 a través de empresas agrícolas vascas.

La propia Ertzaintza tiene importantes relaciones con empresas israelíes desde hace tiempo, especialmente en lo que se refiere a las telecomunicaciones, la información e incluso el espionaje. Recientemente se conoció que las instituciones vascas han entregado 1,66 millones de euros a las empresas del conglomerado Guardian Defense & Homeland Security, propiedad de un ex agente del Mossad, para la compra y perfeccionamiento de material policial. Esta empresa ha firmado más de 150 contratos públicos con administraciones vascas, el 60% de ellos entre 2018 y 2020.

Unas relaciones económicas que alimentan el genocidio sionista por parte de esa derecha vasca que algunos tildan de civilizada y democrática, y que hay que enfrentar como han hecho desde el Comité de empresa de CAF, denunciando los negocios de la multinacional con el apartheid israelí y los colonos fascistas, y exigiendo el fin inmediato de los mismos. ELA, LAB y ESK pueden encauzar la indignación de miles de trabajadores y trabajadoras vascas con la masacre que están padeciendo nuestros hermanos palestinos. Acciones, movilizaciones masivas, paros y huelgas contra el genocidio, señalando a sus cómplices, el Gobierno vasco y el Gobierno del Estado español, y demostrando en las calles cual es el camino para frenar esta barbarie.  

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Las movilizaciones que han llenado las calles de Euskal Herria en los últimos años nos demuestran que existe un enorme potencial para levantar una alternativa revolucionaria de combate. 

El Gobierno de Pedro Sánchez, el genocidio en Gaza y la lucha contra la extrema derecha

Precisamente cuando millones nos estamos movilizando en todo el mundo contra el genocidio desatado por el Gobierno fascista y colonialista de Israel, Pedro Sánchez viaja hasta allí para darse la mano con el criminal Netanyahu. Una visita que ha servido principalmente para lavar la cara del Gobierno sionista. Las declaraciones de Pedro Sánchez calificando de “insoportables” las muertes de civiles en Gaza omiten que asistimos a una limpieza étnica y a un genocidio y que, a pesar de las quejas del Gobierno nazi de Netanyahu contra Pedro Sánchez por sus tímidas denuncias, se mantienen intactas todas las relaciones económicas, diplomáticas y militares con Israel. Un paripé que no ha tardado en poner al descubierto el Ministro de Exteriores, Albares, señalando que “Israel es un Estado amigo” y que “no hay ninguna duda de dónde se sitúa España”.

Esta política exterior de gestos, que en los hechos se sitúa sin fisuras con el imperialismo norteamericano en Ucrania o ahora con el Estado de Israel, pone en evidencia la naturaleza del nuevo Gobierno del Estado español, más a la derecha que el anterior, tras la expulsión de Podemos, y que en el terreno práctico impulsará las mismas políticas capitalistas que en la anterior legislatura. Participar del circo mediático que ha convertido a Pedro Sánchez en poco menos que un aliado del pueblo palestino es arrojar arena a los ojos de la juventud y la clase trabajadora. Lloran lágrimas de cocodrilo, ¡también lo hace ahora Borrell desde Bruselas!, pero en la práctica dejan vía libre a Israel para expulsar y masacrar al pueblo palestino.

Los dirigentes de EH Bildu tienen la obligación de poner todo esto en evidencia, sin concesiones, denunciando a Pedro Sánchez y su palabrería sobre la amenaza de la extrema derecha al tiempo que se da la mano con los representantes del Gobierno más abiertamente fascista que existe hoy sobre el planeta. Cerrar el paso a la reacción impidiendo un Gobierno de Feijóo y Abascal, no quiere decir que entreguemos un cheque en blanco a Pedro Sánchez y a sus políticas capitalistas y pro imperialistas.

Plantear, como también hace Pedro Sánchez, que los organismos internacionales deben actuar y aplicar el derecho internacional es una utopía reaccionaria. Son los organismos internacionales y el derecho internacional los que han permitido que el Estado de Israel aplaste al pueblo palestino durante décadas. En los últimos meses, miles de personas nos hemos manifestado en Euskal Herria con una exigencia clara: denunciar el genocidio y presionar al gobierno del PSOE, ahora con Sumar, para cortar todas las relaciones económicas, diplomáticas y militares con el Estado de Israel. Ese es el único camino para acabar con la pesadilla en Palestina.

Por una izquierda revolucionaria y anticapitalista de combate

La pregunta, por tanto, es clara: para enfrentarnos al PNV, a las políticas capitalistas del gobierno central, o a la barbarie que estamos presenciando en Gaza ¿qué alternativa necesitamos? Necesitamos una alternativa que en primer lugar luche en las calles, donde se arrancan las conquistas, y que plantee políticas que rompan con la lógica capitalista.

EH Bildu, para el que se presentan perspectivas muy favorables de cara a las elecciones vascas, también ha presentado un nuevo candidato, Pello Otxandiano. Un candidato que aunque ahora, fruto de la lucha y de las críticas, rechace la nueva Ley de Educación del PNV, ha sido hasta hace poco uno de sus máximos defensores. EH Bildu se ha fortalecido, pero ha sido a pesar de un giro hacia el pragmatismo que le ha llevado a apoyar los presupuestos capitalistas del PNV o del Gobierno central.

Esta política realista, de maniobras institucionales, donde la lucha en las calles queda en un segundo o tercer plano, y que renuncia a un programa de transformación social, un programa anticapitalista y socialista, ha sido absolutamente nefasta para la clase obrera y para la izquierda. Así se ha visto no solo con Podemos, sino con todas y cada una de las corrientes de la nueva izquierda reformista surgidas al calor de la gran crisis capitalista de 2008, y de la crisis de la socialdemocracia tradicional, desde Syriza a Die Linke, pasando por Corbyn, Bernie Sanders, o las diferentes variantes de esta izquierda en América Latina. No solo no han impedido el hundimiento de las condiciones de vida de las masas, sino que han asfaltado el terreno para el ascenso de una extrema derecha cada vez más fascista y reaccionaria, como acabamos de ver en Argentina.

Las apelaciones a la prudencia como medio para lograr resolver la cuestión nacional tampoco van en la dirección correcta. Al igual que la movilización es el único medio para conseguir nuestras reivindicaciones laborales, también lo es para lograr una Euskal Herria independiente y socialista.

Las movilizaciones que han llenado las calles de Euskal Herria en los últimos años nos demuestran que existe un enorme potencial para levantar una alternativa revolucionaria de combate. La clase obrera organizada y luchando en las calles es muy fuerte, pero necesita dotarse de dicha alternativa, con un programa que plantee la expropiación de la banca y los grandes monopolios capitalistas.

Sólo podremos conseguir una sociedad sin racismo, machismo o guerras imperialistas con el programa del socialismo. Cómo se está comprobando en Gaza, no hay alternativa. ¡Socialismo o barbarie! ¡Únete a Izquierda Revolucionaria!

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