Tras el éxito del 14-D, construir la huelga de alquileres y convocar la huelga general

La jornada que vivimos el pasado sábado 14 de diciembre en Euskal Herria fue histórica. Decenas de miles de personas, especialmente jóvenes, hemos abarrotado las calles de Bilbo llenos de ganas de luchar y de rabia.

“Etxebizitzaren negozioari ez”, “Borroka da bide bakarra”, “La ley de vivienda es una mierda” y “A, Anti, Antikapitalistak” han sido algunos de los lemas más coreados.

Desde todas las comarcas de Euskal Herria se organizaron decenas de autobuses para participar en la manifestación, que fue un éxito absoluto. Hemos sido tantos los jóvenes que hemos participado en esta manifestación que cuando la cabecera estaba llegando al Teatro Arriaga, el final de la misma todavía no llegaba al Ayuntamiento.

Ha sido un manifestación de masas en la que hemos confluido decenas de organizaciones sociales, políticas, feministas, ecologistas, gaztetxes y sindicatos de todo EH de la mano del Euskal Herriko Etxebizitza Sindikatua y a la cual las compañeras y compañeros de Ezker Iraultzailea, Ikasle Sindikatua y Emakume aske eta Borrokalariak no solamente nos hemos sumado entusiastamente con nuestra pancarta y nuestras ideas, sino que la hemos convocado de forma militante en nuestros barrios, pueblos, centros de trabajo y de estudio. Durante semanas, Euskal Herria entera ha estado empapelada con carteles y pancartas convocando la manifestación. Desde las grandes capitales hasta los pueblos más pequeños, se convocó la manifestación de forma entusiasta y militante.

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Ezker Iraultzailea y Ikasle Sindikatua nos hemos sumado entusiastamente a la manifestación y la hemos convocado de forma militante en nuestros barrios, pueblos, centros de trabajo y de estudio. 

Lo decimos alto y claro: hay que avanzar hacia la huelga de alquileres

Todas las empresas culpables que especulan con nuestro derecho a la vivienda y que tienen su sede en el recorrido de la manifestación como el Banco Santander y el BBVA han recogido el odio que han sembrado durante tantos años con sonoras pitadas. Lo mismo ha ocurrido al paso por los juzgados, esos que ejecutan desahucios a diario, y el Ayuntamiento, que mientras el alcalde Aburto (PNV) y su consejero de Vivienda Denis Itxaso (PSE) vierten lágrimas de cocodrilo en el Teleberri, El Correo y Deia, manda a la Ertzaintza y a la Policía Municipal para asegurarse de que se llevan a cabo los desahucios al precio que cueste. Si para ello hay que agredir con brutalidad a los y las militantes del Etxebizitza Sindikatua que ponen sus cuerpos para tratar de evitar el desahucio que así sea. Todo para poner una alfombra roja a este negocio tan rentable que se alimenta de nuestra miseria y que el día uno del mes ya se apropia de la mitad de nuestro salario mientras fondos buitres, bancos y rentistas se hacen de oro.

Al igual que las manifestaciones de masas que hemos visto en Barcelona, Sevilla, Valencia, Madrid y tantas otras ciudades hay una gran indignación contra el papel del Gobierno PSOE y Sumar, que son también responsables de esta situación. La furia contra la Ley de Vivienda, aprobada y defendida por el Gobierno central, también se dejó sentir en la manifestación. Y es que, como ya hemos explicado, esta ley no sirve en absoluto para atajar el problema de la vivienda, sino que contribuye a perpetuar aún más la situación que vivimos millones de jóvenes en Euskal Herria y el resto del Estado.

En este mismo sentido, la política de EH Bildu de defender la Ley de Vivienda como un gran éxito es un completo error. Sirva como ejemplo del rotundo fracaso de la misma, que en 2023, ya con ella en vigor, la subida media de los alquileres en el Estado español fue del 5,7%.

Para vencer en esta lucha necesitamos la huelga general

Como la manifestación del 14 de diciembre ha demostrado, estamos ante el epicentro de un nuevo ascenso de la lucha de clases, de la ruptura de la paz social impuesta por el Gobierno central y los Gobiernos en Euskal Herria. Una lucha que puede convertirse en el movimiento de desobediencia civil más grande de las últimas décadas.

 Este 14 de diciembre hemos protagonizado un gran éxito. Tras ello, la tarea inmediata es batallar por hacer avanzar esta lucha lo máximo posible. Para derrotar a los rentistas parásitos y conseguir vivienda digna y asequible tenemos que endurecer la batalla con las armas más efectivas que tenemos los jóvenes, trabajadores e inquilinos: la huelga general. La mayoría sindical vasca tiene una gran responsabilidad en este punto: ELA, LAB y ESK tienen que avanzar hacia ese horizonte. Hay que convocar paros y acciones aprovechando la fuerza que hemos mostrado y construir una huelga general masiva en las próximas semanas. Sólo así podremos aglutinar a todos los sectores en lucha, multiplicar nuestra fuerza y torcer el brazo de los Gobiernos, bancos, rentistas parásitos y fondos buitres.

Este debe ser el objetivo prioritario. El Gobierno, el PNV y los rentistas temen esta posibilidad. Si la huelga general y de alquileres se materializan en 2025 y se logra la participación de miles de inquilinos, la presión será formidable. Es imposible desahuciar a cinco mil, diez mil o veinte mil personas. Los juzgados colapsarían. Como en otros movimientos de desobediencia civil la huelga encontraría un apoyo popular masivo y acompañada de movilizaciones multitudinarias se convertiría en un aldabonazo que ni el Gobierno central, ni los Gobiernos en la CAV y Nafarroa podrán resistir.

Tras el 14 de diciembre, es el momento de la audacia, de la organización y de golpear con más fuerza. Podemos lograr una victoria sonada que abra el camino a otras muchas.

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