¡En defensa de la libertad de expresión y la asociación política!
El domingo 17 de mayo se celebró una manifestación nacional convocada en Vitoria-Gasteiz por Gazteizko Harresia con el fin de formar un muro humano contra las escandalosas detenciones que más tarde acabarían produciéndose contra Aiala Zaldibar, Igarki Robles e Ibon Esteban. Estos jóvenes han sido condenados a seis años de prisión por parte de la Audiencia Nacional en base a pruebas obtenidas, tal y como han denunciado los detenidos, mediante torturas.
La represión no acaba aquí, otros jóvenes condenados en la misma sentencia como Xabat Moran, Marina Sagastizabal, Ainoa Villaverde y Bergoi Madernaz fueron encarcelados incluso antes de recibir la sentencia. La única motivación que ha llevado a la Audiencia Nacional y a la Ertantza a actuar de esta forma ha sido su actividad política.
Una vez acabada la manifestación en la que participaron unas 7.000 personas, se produjo una sentada en la plaza de la Virgen Blanca donde se organizaron todo tipo de actividades. La sentada dio lugar a una acampada con sacos en la misma plaza. Al amanecer, ante la inminente intervención policial para desalojarlos, unos 200 jóvenes crearon un muro con sus cuerpos para obstaculizar la detención de los tres jóvenes sobre los que pesaba la orden de busca y captura. A las ocho de la mañana del lunes la Ertzaintza, que amagó varias veces durante la noche con disolver la acampada juvenil, procedió a acordonar todos los accesos a la Plaza de la Virgen Blanca para evitar la presencia de testigos ante lo que sería una actuación policial feroz. Cuando una parte de los concentrados comenzó a dirigirse a sus puestos de trabajo y estudio se cerró literalmente el centro de la ciudad; quedando los jóvenes restantes sentados y encadenados de diversas formas unos a otros.
Para arrancarlos de sus compañeros, los agentes llegaron a agarrar a varias chicas de los pelos arrastrándolas y diciéndoles que si sus compañeros no las soltaban sufrirían más. La violencia llegó al extremo de desencajarle a una persona la pierna de la cadera, por lo que tuvo que recibir atención hospitalaria. Otros muchos fueron brutalmente golpeados en los riñones, las costillas y los testículos con patadas, porras y codazos, mientras estos se mantenían en actitud pasiva soportando los golpes. La brutalidad de la intervención policial quedó reflejada en la imagen que muestra como una persona es arrastrada por varios ertzainas hasta una fuente, para ser colocada boca abajo con la cara pegada al chorro de agua impidiéndole respirar. Es difícil describir la tensión y el salvajismo con el que se actuó durante toda la mañana. El balance final se cerró con setenta personas atendidas hospitalariamente con heridas de diversa consideración, identificaciones masivas y dieciocho nuevas detenciones.
El único objeto de dicha represión es intentar atemorizar a la juventud vasca que durante el último año ha protagonizado numerosas luchas y manifestaciones en defensa de los derechos democráticos y también contra los recortes del Partido Popular y del PNV. El ánimo y la entereza de los jóvenes represaliados que no cedieron ante la provocación policial da una idea del nivel de sacrificio que soporta la juventud que lucha por una causa justa, en este caso el derecho a la libertad de expresión y de asociación política.
Los chorizos y corruptos en la calle. La juventud en el paro, en el extranjero o en la cárcel.
El alcalde del PP, Javier Maroto, se refirió con desprecio hacia los jóvenes concentrados, a los que además pretende exigirles que paguen los desperfectos causados por la intervención policial orquestada por PP y PNV. El escándalo de toda esta situación se cierra con la orden dada por el mismo alcalde a la policía municipal exigiéndoles identificar a los bomberos que se negaron a quitar las pancartas colocadas en el centro de la plaza.
Todo lo sucedido estos días es una muestra más de que PP y PNV defienden los mismos intereses de clase. En la medida en que se profundizan las desigualdades y los recortes sociales, aumenta la polarización social y la lucha colectiva de la clase trabajadora y la juventud en las calles. Los intereses de la burguesía española y vasca coinciden a la hora de enfrentarse a los de la clase trabajadora y la mayoría social. Ambos fortalecen el aparato represivo del Estado, unos con la guardia civil y la policía nacional y otros con la ertzantza, y ambos con el ánimo de frenar las conquistas sociales y socavar unos derechos democráticos que les estorban cada vez más. Duras condenas contra 300 sindicalistas en todo el Estado, multas y detenciones en plena madrugada a los trabajadores de las contratas de Movistar, son parte de la misma represión que está sufriendo la juventud vasca por defender derechos fundamentales como el derecho a una educación pública, una vivienda digna, la libertad de expresión y la libertad de asociación.
La izquierda abertzale debe dejar de tender manos hacia el PNV y apoyarse en la movilización social
En las páginas de Gara se podía leer la noticia de la represión por parte del PNV en un artículo de opinión, en el que se denunciaba duramente lo sucedido, mientras que en otro artículo del mismo diario se recogían las declaraciones de Hasier Arraiz, representante de Sortu y EH-Bildu, en las que decía al PNV que “todavía tiene una oportunidad” para abandonar esta actitud y “unirse a nuestro esfuerzo para abrir puertas a la paz y la democracia” Sin embargo todos estos palos y encarcelamientos a jóvenes de la izquierda abertzale muestran claramente como el PNV se desentiende totalmente de “la paz y la democracia”, únicamente utiliza su presunto nacionalismo como una herramienta con la que defender sus intereses de clase.
La alianza de Sortu con Eusko Alkartasuna, a la que mantienen en el seno de la coalición EH-Bildu, implica en la práctica abandonar la lucha genuina por el socialismo, que es la única alternativa que tenemos la juventud y la clase trabajadora vasca frente al capitalismo.
Sacar las lecciones oportunas que nos permitan avanzar es el mejor apoyo que podemos hacer a esta juventud dispuesta a darlo todo por cambiar Euskalherria y por acabar con el capitalismo, su violencia y la opresión nacional.