La comparecencia de Pedro Sánchez para anunciar “nueve medidas de aplicación inmediata” que, según sus propias palabras, buscan “detener el genocidio en Gaza, perseguir a sus ejecutores y apoyar a la población palestina” han tenido una gran repercusión política. Pero lo primero a destacar es que esta decisión, sin duda alguna, es el resultado directo de la movilización de millones en el Estado español y en todo el mundo, una victoria real de la lucha en las calles.
Es imposible de ocultar la indignación que sacude el mundo y nuestro país. La lucha en apoyo al pueblo palestino se ha transformado en una batalla contra los Gobiernos capitalistas de Occidente que financian, arman y patrocinan el holocausto sionista en Gaza.
El clamor popular, atizado por el boicot a la Vuelta Ciclista, la despedida multitudinaria de la Global Sumud Flotilla en numerosas ciudades, los anuncios de movilizaciones para el mes de septiembre, la huelga general estudiantil para el 2 de octubre convocada por el Sindicato de Estudiantes y las manifestaciones masivas que se realizaran el fin de semana del 4 y 5, han colocado al Gobierno en una disyuntiva difícil.
La idea de continuar con gestos vacíos que no rompen con la complicidad y seguir sin adoptar ninguna iniciativa que presione realmente al régimen de Netanyahu, se hace insoportable. Esto explica la fuerte colisión entre la política gubernamental y la base social y electoral de la izquierda.
70.000 palestinos asesinados, una hambruna estremecedora, los planes de una inmediata ocupación militar de ciudad de Gaza —con la expulsión de miles de familias martirizadas hacia localidades que han sido borradas del mapa y en las que no existen condiciones para la vida humana—, el 90% de las viviendas destruidas, los hospitales demolidos a bombazos, trescientos periodistas asesinados…es algo imposible de asimilar y está conmoviendo la conciencia de la clase obrera y la juventud. Esto es lo que ha empujado a Sánchez y su Gobierno a tomar una decisión que desentona con la línea oficial de la UE y del imperialismo estadounidense.
Y, como era obvio, estas medidas han sido recibidas con enorme simpatía por millones de personas aquí y en otros países, y contribuirán también a que escale la presión sobre los Gobiernos europeos. Las encuestas muestran un crecimiento espectacular del porcentaje de población que rechaza el genocidio y exige sanciones contra Israel para pararlo. Prácticamente en ningún caso baja del 50%, y en otros como Holanda, Reino Unido, Australia, Japón, Corea del Sur... superan el 60% e incluso el 70%.

El apoyo a la causa palestina en el Estado español es de los más altos. Según el Real Instituto Elcano (nada sospechoso de antiimperialismo ni antisionismo), en agosto el 82% de la población consideraba que se está produciendo un genocidio en Gaza, y el 70% exigía sanciones y medidas concretas de la UE y del Gobierno para frenarlo. El rechazo es prácticamente unánime entre los votantes del PSOE y a su izquierda. Pero, por primera vez, según Elcano, también es mayoritario entre votantes de la derecha.
Las palabras no sirven, cuentan solo los hechos
El presidente del Gobierno hablaba en su discurso de la “aprobación urgente de un Decreto Ley que consolide jurídicamente el embargo de armas a Israel que venimos aplicando ya de facto desde octubre de 2023”. Pero es rotundamente falso que desde octubre de 2023 se haya suspendido la venta y compra de armas, como ha denunciado reiteradamente el movimiento de solidaridad con Palestina.
El 19 de febrero de 2025 se hacía pública una investigación de las organizaciones Progressive International, Palestinian Youth Movement y American Friends Service Committee en la que se denunciaba que “más de 60.000 piezas de armamento (…) partes y accesorios de artillería, rifles, lanzacohetes/granadas y ametralladoras, revólveres y pistolas” (…) han salido del aeropuerto de Zaragoza con destino al aeropuerto Ben Gurión de Tel Aviv”. Más recientemente, el Centro Delàs informaba que hasta mayo de este año el Estado español ha hecho al menos 88 envíos de armas por valor de 5,3 millones de euros a Israel, importando material militar sionista por más de 36,7 millones de euros que han ido a financiar el genocidio.
Sabemos por experiencia que este Gobierno sigue atado al carro del imperialismo estadounidense, y que a pesar de las declaraciones de Sánchez “distanciándose” de las exigencias de Trump, el PSOE y Sumar han dado luz verde a los presupuestos militares más grandes de la historia. Han demostrado con la guerra imperialista en Ucrania o con su deserción de la causa saharaui, que no se enfrentarán al amo de Washington, ni romperán con la estrategia militarista de la OTAN.
Tal es así la cosa que, inmediatamente después de la comparecencia de Sánchez, fuentes del propio Gobierno aseguraban que “no se modificará el Convenio de Cooperación para la Defensa con Estados Unidos, según el cual el Pentágono tiene libertad para no informar del destino final del armamento que transportan a través de esas bases militares españolas”[1]. Es decir, las bases militares de Rota y Morón podrán seguir siendo utilizadas por el ejército estadounidense para suministrar armamento a Netanyahu y seguir masacrando al pueblo palestino. Esto es la mejor manera de sabotear las medidas aprobadas.
Por eso es fundamental que la movilización de masas continúe de manera decidida, y que la batalla que se está librando de un salto adelante, en extensión y contundencia, con la convocatoria de una huelga general que paralice el país.
Presiones empresariales a favor del genocidio
A pesar de que esto no se dice por boca de los ministros y ministras socialistas y de Sumar, los bancos y grandes grupos empresariales españoles y europeos se están haciendo de oro comerciando con el régimen nazisionista y financiando su industria militar. Por tanto, que nadie se engañe: los capitalistas presionarán para seguir adelante con sus planes utilizando a Junts y PNV, y sobre todo al PP y Vox para votar en el Parlamento contra cualquier medida que vaya en este sentido.

En su comparecencia, Pedro Sánchez afirmaba que “España no tiene bombas nucleares, tampoco portaviones, ni grandes reservas de petróleo” y, por tanto, “nosotros solos no podemos detener la ofensiva israelí”. Sin embargo, bancos como el Santander y el BBVA están entre los diez principales financiadores de la maquinaria de guerra sionista, y junto a Caixabank, Ibercaja, Comsa, CAF y una lista interminable de empresas españolas mantienen inversiones que son fundamentales para sostener el genocidio.
Una empresa pública como INECO, dependiente del Ministerio de Transporte y Movilidad, cuenta con una oficina fija en Israel y, según se puede leer en su web, “ha afianzado su posicionamiento tras más de diez años de trayectoria”, con inversiones en la red de tren ligero que comunica Jerusalén con los asentamientos de los territorios ocupados por Israel en territorio palestino[2].
Si Pedro Sánchez cree que combatir el genocidio es una de esas “causas por las que merece la pena luchar” y “no hay que dejar de intentarlo”, ¿por qué no rompe de una vez por todas las relaciones políticas y económicas con Israel, aplicando duras sanciones a las empresas y bancos españoles que pretendan seguir financiando el holocausto planificado por Netanyahu y Trump? Esta decisión pondría una presión tremenda sobre otros Gobiernos que son cómplices, infligiendo un duro golpe al régimen nazisionista.
¡Huelga general ya! Parar el país para parar el genocidio
La respuesta de la ultraderecha global al anuncio del Gobierno español ha sido histérica. Empezando por Netanyahu y su ministro de Asuntos Exteriores, que lo ha calificado de manifestación antisemita y colaboración con Hamás, adjudicando a Sánchez la continuación de la campaña de 1492 con la expulsión de los judíos de España, o toda la bilis nauseabunda que han vomitado Abascal, Feijoo y este eunuco mental del alcalde de Madrid, que ha negado la existencia de un genocidio en Gaza y se ha quedado tan feliz.
Es evidente que el sionismo se ha convertido en la peste parda del siglo XXI y la avanzadilla del fascismo y la ultraderecha internacional. Para todas estas fuerzas, Netanyahu es un héroe capaz de llevar a cabo una limpieza étnica supremacista contra los palestinos emulando al nazismo, pero en esta ocasión a la luz del día y con el apoyo de las grandes potencias imperialistas occidentales.
El genocidio contra el pueblo palestino en Gaza se ha transformado en un eje fundamental de la lucha de clases en el Estado español e internacionalmente. Y va a continuar siendo así en los próximos meses. Pero debemos ser conscientes de que la única forma de que se cumpla el embargo de armas y no acabe en papel mojado es incrementar la protesta social y transformarla en una campaña masiva que paralice el país.

Hemos llevado a cabo innumerables manifestaciones que han sacado a la calle a cientos de miles de personas —millones si se contabilizaran todas— en decenas de ciudades del Estado español, organizado acampadas en universidades y plazas públicas, visibilizado nuestra lucha en la Vuelta Ciclista, boicoteado los festivales de música ligados al fondo KKR, y un sinfín de acciones más. En muchas de ellas hemos sufrido una salvaje represión de la policía antidisturbios y la Guardia Civil enviadas por el ministro Marlaska, y cientos de estos activistas aporreados y detenidos van a ser juzgados en los próximos meses.
Por eso hay que poner todas las fuerzas en tensión en apoyo a la Flotilla de solidaridad, vaciando las universidades e institutos el 2 de octubre, convirtiendo las manifestaciones organizadas para el 4 y 5 de octubre en una nueva gran jornada de lucha.
Y en todas estas demostraciones debemos plantear un objetivo con fuerza y consistencia: hay que organizar ya una huelga general de 24 horas ¡Parar el país, para parar el genocidio! Hay que interpelar directamente a las cúpulas de CCOO y UGT ¡Basta de mirar hacia otro lado! Tenemos experiencia y tenemos memoria: en 2003 organizamos una huelga general de dos horas contra la invasión imperialista de Iraq y el papel lacayo del Gobierno de Aznar. Es el momento de repetir aquella huelga, pero a un nivel muy superior por todo lo que nos jugamos.
Desde Izquierda Revolucionaria llamamos e invitamos a todas las organizaciones de la izquierda que lucha, al sindicalismo combativo, a los colectivos y activistas en solidaridad con Palestina a impulsar una gran campaña unitaria a favor de la huelga general, organizando asambleas en empresas, tajos y fábricas, aprobando declaraciones y resoluciones en todas nuestras secciones sindicales, popularizando la llamada a la huelga en todos los ámbitos en los que participamos. Hay que celebrar reuniones de unidad de acción en todas las ciudades para dar fuerza a esta campaña. ¡Existen las condiciones para que esta huelga se materialice y sea un completo aldabonazo!
La huelga general del Estado español para frenar el genocidio marcaría un punto de inflexión, y contagiaría a toda la clase obrera de Europa. Si las declaraciones de los estibadores de Génova, amenazando con el bloqueo del puerto en el caso de un ataque a la flotilla, han tenido un efecto eléctrico, una huelga general aquí sería un obús a la línea de flotación del sionismo y sus cómplices, y el camino efectivo para lograr el cumplimiento del embargo de armas al 100% y la ruptura total de relaciones comerciales y diplomáticas.
¡Pararlo todo para para parar el genocidio! ¡Huelga general ya!
¡Palestina vencerá, desde el río hasta el mar!
Notas:
[1]EEUU podrá usar las bases Rota y Morón para enviar armamento a Israel pese al veto anunciado por Sánchez
[2] Una empresa pública participó en la construcción del tren que conecta Jerusalén con los territorios ocupados