En los últimos meses se ha hecho palpable la crisis  económica que a nivel internacional se está produciendo y que, en contra de lo que dicen Solbes y compañía, en el Estado español ha tomado un papel protagonista. Esto lo corroboran los datos de desempleo, la subida de precios de los productos de primera necesidad, la subida de las hipotecas, lo que lleva al empobrecimiento de las familias trabajadoras.

En los últimos meses se ha hecho palpable la crisis  económica que a nivel internacional se está produciendo y que, en contra de lo que dicen Solbes y compañía, en el Estado español ha tomado un papel protagonista. Esto lo corroboran los datos de desempleo, la subida de precios de los productos de primera necesidad, la subida de las hipotecas, lo que lleva al empobrecimiento de las familias trabajadoras.
Uno de los sectores en el que más se está notando la crisis es en el de la construcción y las inmobiliarias, con 40.000 de éstas cerradas en los últimos meses en todo el Estado. En Málaga, junto con el turismo, la construcción es el motor de la economía. Los empresarios, en pro de velar por sus intereses, ya han empezado a tomar medidas: la primera, y más importante, los despidos, a lo que hay que unir la bajada de precios en los trabajos a destajos o la actitud prepotente y arrogante hacia los trabajadores.
Hasta tienen la desfachatez de despedirte con solo una llamada telefónica y decirte de un día para otro que no vuelvas, como me pasó en febrero. Y si pides explicaciones te dicen que las normas en sus empresas las ponen ellos. Fijaros hasta qué punto están llegando estos ladrones: no tienen bastante con enriquecerse  a costa de nuestro trabajo, que pretenden seguir exprimiéndonos al máximo, sobre todo ahora que ven cómo se reducen sus beneficios.

Situación en las subcontratas

En las subcontratas, grupo al que tengo el "privilegio" de pertenecer, la situación es mucho más grave, ya casi insostenible: somos los primeros en recibir los palos. Yo mismo, desde septiembre hasta ahora he pasado por seis empresas distintas, ya que al ir finalizando las obras, se ha empezado a dar una situación nueva en muchos años: la falta del inicio de otras debido a la crisis del sector.
Que nuestro nivel adquisitivo ha bajado considerablemente es una afirmación que nadie debiera atreverse a negar, pues nos vemos obligados a trabajar  a destajo para poder llegar miserablemente a fin de mes. Me explico: hace cinco o seis años, trabajando a jornal y cobrando por éste unos 1.300 euros mensuales (claro está que ahí entraban las pagas extras, vacaciones...) podíamos hacer frente a los gastos familiares; mientras que ahora, trabajando a destajo y ganando más euros, tenemos que hacer milagros para seguir comiendo después del día 15 de cada mes.

¡Que la crisis la paguen los capitalistas!

Toda esta situación, ahora que está subiendo el paro, está provocando que cada día más trabajadores salgan a buscar tajos en los que poder colocarse, lo que los empresarios están aprovechando para bajar aún más los precios de los salarios. Por ejemplo: si a finales del año pasado, 2007, se cobraba el metro de ladrillo caravista a 21 euros, ahora  está a 18 euros y así un montón de ejemplos más. No es que sólo bajen los salarios reales porque el IPC no refleja ni de lejos la subida de la cesta de la compra: ¡es que en Málaga ya están bajando los salarios brutos en la obra!
Esto es sólo la punta del iceberg. Nos enfrentamos a una época dura de lucha, y los trabajadores tenemos la obligación de organizarnos para luchar contra los ataques que venimos sufriendo y los que nos quedan por sufrir.
En peor situación aún, si cabe, se encuentran los compañeros inmigrantes. Ya se ve cómo están siendo los primeros en ser despedidos. Desgraciadamente, por parte del sector más atrasado de trabajadores españoles son vistos como nuestros enemigos. Incluso se están dando brotes de xenofobia en los tajos. Esta es una de las consecuencias negativas del capitalismo contra la que tenemos que luchar, haciendo ver a los trabajadores que todos pertenecemos a la misma clase y que nuestro único enemigo es el patrón. Los dirigentes de los sindicatos y partidos de clase tienen la responsabilidad de dirigir esta lucha.
Primero nuestros representantes sindicales, y luego ellos (los capitalistas), deben saber que los trabajadores no estamos dispuestos a pagar los platos rotos del capitalismo. En todo caso, nosotros como marxistas tenemos la obligación de denunciar todos estos ataques a la clase trabajadora. No sólo basta con esto, sino que debemos de estar afiliados y organizados en  los  sindicatos de clase, hacer hojillas y repartirlas por las obras para informar a los trabajadores y por supuesto, exigirle a nuestros dirigentes una política auténticamente socialista: subidas salariales lineales ajustadas mensualmente, y siempre por encima de la inflación.
Ahora las empresas y bancos que están en crisis piden la ayuda del Estado y que les proporcionen créditos blandos. Desde luego, blanda no tienen la cara esta gente, sino más dura que el cemento armado ¡Que la crisis la paguen los capitalistas! Si un piso cuesta hacerlo 40 o 50.000 euros como mucho, y lo venden a 200.000 (y por mucho más) ¿Ahora nos van a decir que no hay dinero? ¿Adónde ha ido toda la riqueza que hemos creado en los últimos 15 años? Que el Estado nacionalice las empresas en crisis, nacionalizando el suelo y expropiando a las grandes empresas para poder planificar el reparto el trabajo. Sólo de esta manera se conseguirá superar la crisis en la construcció

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