En junio se celebró la Conferencia política del PCE para "debatir sobre la situación política, las tareas del partido y sus propuestas para reconstruir democráticamente IU". Otro de los objetivos de esta especie de congreso extraordinario es cerrar filas y aunar fuerzas de cara al proceso asambleario de IU de noviembre, donde todo apunta, y así se está planteando por parte de la dirección del PCE, a que el sector de Llamazares está preparando provocar la escisión y la liquidación de la oposición interna que representan sectores en torno al partido.

En junio se celebró la Conferencia política del PCE para "debatir sobre la situación política, las tareas del partido y sus propuestas para reconstruir democráticamente IU". Otro de los objetivos de esta especie de congreso extraordinario es cerrar filas y aunar fuerzas de cara al proceso asambleario de IU de noviembre, donde todo apunta, y así se está planteando por parte de la dirección del PCE, a que el sector de Llamazares está preparando provocar la escisión y la liquidación de la oposición interna que representan sectores en torno al partido.

El PCE y la crisis de IU

La clave para entender la situación a la que se ha llegado no hay que buscarla en otro sitio más que en el propio PCE. La crisis de IU es la crisis del PCE. La deriva de los últimos años causada por el progresivo abandono de un programa de clase para centrar toda la actividad en las elecciones y las instituciones, ha tenido como protagonistas a la totalidad de la dirección del PCE en el desempeño de sus cargos en IU. El modelo que defiende Llamazares y sus acólitos, que hasta hace dos días estaban en la dirección del PCE, no es más que la culminación de este proceso de adaptación al sistema.
Precisamente por esto, no puede plantearse el ser o no ser de los comunistas, tal como se está haciendo, en función del resultado de la próxima asamblea federal de IU, de las intrigas poco confesables del sector que comanda Llamazares o de los acuerdos por arriba (¡que todo es posible!) a los que a última hora puedan llegar las dos (o más) fracciones, como ya ocurrió en la anterior asamblea.

Por un PCE con un programa marxista y revolucionario

El fortalecimiento del partido comunista, el que vuelva a ser una organización de masas y un referente es completamente posible. Pero esto no depende de los esfuerzos por conseguir mayorías en los congresos sino de la política que en el día a día tienen que defender los comunistas. Hay que salir de los despachos y salones de los Ayuntamientos y los parlamentos burgueses para ponernos al frente de las luchas de los sectores más oprimidos de la sociedad. Las condiciones están dadas para esta política. La crisis capitalista significa nuevos recortes y ataques contra la clase trabajadora que buscará en sus organizaciones obreras tradicionales apoyo y orientación, ¡la bandera comunista sigue siendo un referente revolucionario para la juventud y los trabajadores!. El documento político federal presentado en esta Conferencia invita a los comunistas "a participar en las luchas y resistencias sociales y alimentarnos de ellas". Y concluye, "si de estas luchas no salen los nuevos y nuevas comunistas, ¿de dónde vendrán?". Esto es verdad al cien por cien pero es necesario llevarlo a la práctica y hacerlo de manera coherente.
En la Conferencia provincial de Sevilla, una huelga tan dura y que ha despertado ciertas simpatías entre la población como la de los transportistas, fue despachada como huelga patronal e insolidaria con la que no tenemos nada que ver. Pero lo cierto es que la gran patronal del sector no ha apoyado la huelga. La lucha ha sido protagonizada por autónomos y pequeños propietarios que están a un paso de la proletarización, de engrosar las filas de los asalariados o los parados empujados por las deudas y los costes. Es necesario saber apreciar el contenido de clase de cada lucha. Y en esta tarea los comunistas disponemos de una herramienta inapreciable, el marxismo.

La Conferencia de Sevilla defiende la economía planificada

También en la Conferencia de Sevilla, con más de 120 delegados, se pudo debatir sobre estas cuestiones. Desde la agrupación de Villaverde del Río presentamos la siguiente aportación: "Esta alternativa anticapitalista no es otra que el socialismo. (...) hay que situar los objetivos del socialismo y el comunismo en la política real. El modo de producción y distribución capitalista se basa en la propiedad privada por parte de un grupo de monopolios y multinacionales de los medios que generan la riqueza social. La tierra, el crédito, las fábricas, las materias primas, las energías, el agua y el aire que respiramos, todo está en manos de una ínfima minoría de la sociedad. Poner la economía del revés consiste en expropiar a esta burguesía parasitaria, que la economía se desarrolle según un plan racional para satisfacción de las necesidades de todas las personas del planeta y no según los intereses especulativos de un grupo de privilegiados. Una economía planificada bajo el control de los trabajadores necesita de medidas como la nacionalización de la banca, de los grandes latifundios y de los monopolios de producción y distribución de productos. He aquí las consignas clave de un programa socialista".
La aportación fue aprobada por mayoría y con muestras de simpatía. La militancia comunista y los trabajadores en general no se asustan cuando se les plantea de manera clara y sencilla en qué consiste el programa socialista. Esos prejuicios han sido inculcados por dirigentes que hace mucho tiempo que abandonaron el marxismo. Hay que poner el método del marxismo y las tareas del socialismo en el orden del día de los comunistas. Esta es la clave para que el PCE e IU vuelvan a ser organizaciones de masas.

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