Entrevista con Santiago Jiménez (Villaverde del Río), dirigente de IU y afiliado a CCOO; Salvador Aranda (presidente del Comité de Obreros Parados y miembro del Consejo Político de IU-Álora), Juan Carrasco Hidalgo (Secretario del Comité y afiliado a IU) y con José Miguel López Vázquez, ‘Mai' miembro del comité de parados de Cortes de la Frontera (Málaga)
Entrevista con Santiago Jiménez (Villaverde del Río), dirigente de IU y afiliado a CCOO
El Militante.- En Villaverde del Río, recientemente ha habido dos acontecimientos significativos desde el punto de vista de la respuesta de los trabajadores a la crisis: la formación de la asamblea de parados y la movilización de las trabajadoras de Frunexa*. ¿Crees que estas luchas son sintomáticas del malestar acumulado tras más de año y medio de dura crisis económica?
Santiago Jiménez.- Hay que estar ciego para no verlo. Los datos oficiales elevan la tasa de paro en la comunidad autónoma al 23% de la población activa. Pero la realidad en los pueblos es incluso más cruda de lo que dicen unas estadísticas que no incluyen a miles de trabajadores del campo (que con sólo una peonada al mes ya constan como activos), y a otros miles insertados en programas de formación que por esta razón no constan en las listas de desempleados. A esto hay que añadir los bajos salarios y el déficit en servicios públicos que padecen las zonas rurales. Todo esto está creando una situación explosiva. La prensa se ha hecho eco de numerosos casos individuales y puntuales tales como encierros en los ayuntamientos pidiendo trabajo, el tema de los desahucios, etc., que son una muestra de la desesperación a la que han llegado muchas familias. Pero lo que mejor refleja el estado de ánimo de la población en general son las movilizaciones organizadas como la que hemos visto en Frunexa y en otras empresas y sobre todo las que han abarcado comarcas enteras. Aquí cabría destacar el importante seguimiento que han tenido las huelgas generales en la sierra de Cádiz y la Sierra Sur de Sevilla, convocadas por el SAT y la lucha que se desencadenó en la campaña de la naranja por el reparto del trabajo y por unas condiciones laborales dignas, una movilización que tuvo su foco en la importante zona cítrica de Posadas (Córdoba), pero que pronto se extendió a los pueblos de alrededor, y despertó a la lucha a centenares de trabajadores agrícolas. Es fundamental dar a estos acontecimientos el valor que tienen pues expresan muy claramente el potencial y el ambiente que existe entre amplias capas de los trabajadores para reivindicar y defender sus derechos.
EM. Tú has participado en primera línea en la formación del comité. ¿Qué destacarías del ambiente de las asambleas y manifestaciones?
SJ.- Las luchas, por pequeñas que sean, son ricas en experiencias. Con el movimiento de parados y la asamblea de Frunexa hemos tenido ocasión de comprobarlo a lo largo de numerosas asambleas en la calle, en la plaza del pueblo y con ocasión del desarrollo de las acciones que se aprobaban. Al principio, no son conscientes de su fuerza, de las posibilidades del movimiento obrero organizado. Pero esto va cambiando a medida que salen y se debaten todos los prejuicios en las asambleas y sobre todo cuando se organizan y se realizan las primeras acciones. Cada paso reafirma su convencimiento de que es necesario continuar con el camino emprendido. Esto fue lo que ocurrió en la manifestación convocada por las trabajadoras de Frunexa que selló su disposición a permanecer unidas y presionar hasta que la fábrica se abra de nuevo ¡los trabajadores se reconocen en la lucha! Cuando finalizó la estupenda manifestación, la portavoz resaltó el protagonismo de las trabajadoras en la solución del conflicto: "somos nosotras las principales dañadas y las que tenemos que empujar para que los demás no se duerman" y animó a sus compañeras a mantener el movimiento de las trabajadoras, y a no confiar exclusivamente en las gestiones y los esfuerzos provenientes de los organismos oficiales.
EM.- ¿En qué medida los métodos y las reivindicaciones que habéis defendido han sido importantes para avanzar y mantener unida la lucha?
SJ.- Sólo ha sido posible dar contenido y continuidad a estos movimientos con unos métodos asamblearios, democráticos y con un programa alternativo y de clase, es decir, con una política revolucionaria. Por cierto, un programa que no se puede imponer al movimiento.
Lo primero que hay que destacar es que los trabajadores aceptan estos métodos con normalidad, empezando por la elección directa de comités revocables y ampliables en cualquier momento para que les representen. El programa de reivindicaciones se plantea y se discute en las asambleas. El papel de una organización obrera es explicar e introducir en el debate las propuestas más avanzadas avaladas por lo ocurrido en otros conflictos similares. La propia experiencia es la que se encarga de demostrar a los sectores menos conscientes de los trabajadores la corrección de estas ideas, que una vez asumidas por el grupo se convierten en una fuerza formidable para la participación. Así, respecto a los parados de Villaverde, lo que en principio eran muestras de descontento por la política de empleo del ayuntamiento y donde cada uno exponía su propio problema, se ha convertido en un movimiento por el reparto del trabajo que ha roto todos los diques oficiales en relación con el Plan 5.000: en lugar de dar el dinero a las empresas privadas, hemos defendido que se ejecuten las obras a través de las empresas públicas, del Ayuntamiento, contratando a los desempleados según un orden establecido democráticamente. Con estas consignas, los parados han ocupado el ayuntamiento, se han manifestado y han llegado hasta la dirección del Inem y la Delegación del Gobierno en Andalucía. Y aún seguimos.
EM.- ¿Crees que la experiencia concreta de los parados de Villaverde se podría generalizar?
SJ.- Nada hace pensar lo contrario. Entre la población de Villaverde no hay condiciones especiales, distintas al resto de los pueblos andaluces. La crisis, el desempleo, los despidos y la falta de perspectivas son constantes en todas partes por igual. De hecho, conocemos que en algunas localidades está habiendo movimientos de parados en la misma línea que estamos describiendo. Este es un punto fundamental. Las luchas locales, aún dando pasos adelante contra viento y marea, tiene sus límites. Precisamente multiplicarían su fuerza si el movimiento de parados se extendiera a amplias poblaciones y ciudades, ganándose el apoyo y la simpatía de la clase obrera en activo (que, dadas las circunstancias, pueden perder su empleo en cualquier momento) y coordinándose con todo tipo de empresas en lucha y movimientos vecinales reivindicativos. Un movimiento de tal dimensión obligaría al gobierno a destinar ayudas económicas y programas públicos de empleo para el conjunto de los desempleados, pero que lleguen realmente a ellos, no como el dichoso Plan 5.000.
Todo esto es perfectamente posible. Ya lo hemos comprobado en pequeña escala en algunos pueblos. Lo que se necesita es que las organizaciones tradicionales de los trabajadores hagan el llamamiento y se pongan al frente. CCOO y UGT están llamados a abanderar este movimiento y esta política sindical formando un frente único con otros sindicatos minoritarios y sectoriales.
EM.- Hay un debate en la izquierda respecto a si es posible o no lo es construir una izquierda a la izquierda de la socialdemocracia. ¿Cuál ha sido la experiencia de IU en Villaverde?
SJ.- Nosotros afirmamos tajantemente que es perfectamente posible construir una alternativa política de masas a la izquierda de la socialdemocracia. De hecho este es el espacio que corresponde a IU y el PCE. La condición no es otra que la defensa de unos métodos revolucionarios y un programa socialista. Lo que es imposible, y menos con la que está cayendo, es consolidar una alternativa a la izquierda del PSOE que simplemente sea otra socialdemocracia pero un poco más a la izquierda, tal como pretendían los llamazaristas.
Las fuerzas contrapuestas que tienden a una política reformista (socialdemocracia) y a una política revolucionaria (comunista) están hoy vivas en IU. Ni qué decir tiene que nosotros nos alineamos con esta última. Los detractores del socialismo y los métodos revolucionarios dicen que esta política pertenece al pasado, que nadie la entiende y no da votos. Bien, Villaverde del Río es un ejemplo de la gratuidad de estos "argumentos". La asamblea de parados y la lucha de Frunexa son ejemplos de la vitalidad y la actualidad de una política revolucionaria y de clase. Esto es lo que IU viene haciendo en nuestro pueblo desde hace años, construyendo y desarrollando raíces entre el movimiento obrero, vecinal y estudiantil, subordinando la labor institucional a este trabajo y estos objetivos. Durante la última campaña electoral, nuestra propuesta frente a la dificultad de acceso a la vivienda y la especulación inmobiliaria fue la municipalización del suelo, la expropiación de terrenos y la promoción pública de vivienda con alquileres o rentas a precios obreros. Esto aparecía claramente en nuestro programa electoral y se defendía abiertamente en todos los actos públicos. ¿Cuál fue la respuesta del pueblo de Villaverde a esta "política que pertenece al pasado, que nadie entiende y no da votos"? IU fue por segunda vez consecutiva la fuerza más votada, llegando al mayor número de votos que ningún partido haya conseguido jamás en la historia de la democracia en Villaverde. Incluso en un terreno tan complejo como el electoral, la política revolucionaria está más que probada.
* Para más información sobre estas dos luchas ver El Militante nº 237 (abril 2010).
Entrevista con Salvador Aranda (presidente del Comité de Obreros Parados y miembro del Consejo Político de IU-Álora), y Juan Carrasco Hidalgo (Secretario del Comité y afiliado a IU)
El Militante.- Explicadnos cuál es la situación de los trabajadores en Álora y cómo ha surgido la idea de formar un comité de parados.
Salvador Aranda.- Álora es un pueblo del interior de Málaga con algo más de 13.000 habitantes, principalmente agrícola. Con la "burbuja" inmobiliaria la mayoría de los obreros estaban trabajando en la capital y en la Costa del Sol. A raíz de la crisis, la mayoría de estos trabajadores han quedado en paro (más del 35%), han vuelto al pueblo y en todas partes, en la calle, en las plazas, en las puertas de los bares, en los entierros, etc., se habla de lo mal que está la cosa y surge la pregunta: ¿qué hacemos para arreglar este problema? Entonces, vimos que la situación objetiva estaba dada y que hacía falta organizar un comité de parados que canalizara todo este descontento y desesperación, ya que en el pueblo hay familias donde los niños comen una vez al día -la que hacen en el comedor del colegio público-, otras tienen a todos sus miembros en paro, y muchas de ellas también malviven con las precarias pensiones de sus mayores. Parece que esto que acabamos de decir es una exageración, pero desgraciadamente es la realidad que vivimos en muchos pueblos de Andalucía. De hecho, fue para nosotros un ejemplo a seguir los comités de parados que se han formado en Villaverde del Río, Sevilla, y Cortes de la Frontera, Málaga, entre otros pueblos.
Juan Carrasco Hidalgo.- Después de plantearnos la posibilidad de organizar a los parados, empezamos con la campaña: repartimos dos mil dípticos con cinco puntos reivindicativos, carteles informativos, hicimos dos pancartas invitando a participar en una asamblea y dos días antes pasamos con la megafonía para anunciarlo al máximo. Precaución, mucha atención y ánimo es lo que veíamos en las caras de la gente. Nos decían que adelante, que eso estaba muy bien, nadie se mostró en contra de lo que decíamos.
EM.- ¿Qué balance hacéis de esta asamblea y qué ambiente se respiraba?
SA.- La asamblea se desarrolló en un ambiente muy participativo y democrático, con más de 120 asistentes, todos los que quisieron tomaron la palabra planteando sus ideas y preguntas. Hubo críticas hacia la falta de respuesta a los problemas cotidianos por parte de las organizaciones de izquierdas; otras intervenciones hacían referencia a la necesidad de organizarnos ya, que se tenía que haber hecho antes; que el Alcalde no escurra el bulto, que hay personas que ya no tienen ninguna ayuda; que todos somos trabajadores, extranjeros y nativos, pero que lo que tienen que hacer los sindicatos es que nos paguen a todos el convenio; que hacía más de treinta años que no asistía a una asamblea como ésta desde que se empezaron a formar las comisiones obreras en el pueblo, etc. etc.
JCH.- Después se pasó a elegir el comité de la asociación, que fue votado por unanimidad, y lo más importante, se apuntaron como socios 94 parados, demostrando un avance en la conciencia, pues se ve la necesidad de buscar una organización para luchar. Todo esto ha supuesto un acontecimiento muy importante en nuestro pueblo. No existen precedentes en los últimos tiempos de la celebración de una asamblea de este calado, lo que nos anima a seguir desarrollando esta asociación y pedir más apoyos, porque creemos firmemente que mientras más seamos, más fuerzas y razones tendremos para defender todas las propuestas que sirvan para solucionar esta lacra que es el paro.
EM.- ¿Qué reivindicaciones estáis planteando? ¿Cómo os organizáis y qué acciones habéis decidido?
SA.- Una pregunta muy importante que nos hacíamos en la asamblea era ¿son justas o no las reivindicaciones que estamos planteando? Lo son y aquí están:
1º. Respecto al Plan 5000, planteamos que este dinero público, 1.452.000 euros que se han destinado a Álora, se emplee en dar trabajo directamente desde el Ayuntamiento a las familias más necesitadas, creando para ello una empresa pública municipal.
2º. Gestión de nuestros recursos. Crear una empresa municipal de transformación agroalimentaria, empezar a trabajar en el aprovechamiento agrícola, ganadero y turístico de los terrenos en los que sea posible hacerlo.
3º. Plan municipal de la vivienda. Hacer viviendas asequibles, por una empresa municipal de construcción en la que se escogerían para trabajar a los peones y albañiles del pueblo.
4º. Contrataciones para trabajos del Ayuntamiento. Crear una bolsa de trabajo con trabajadores empadronados en Álora. Los criterios de contratación tienen que ser totalmente transparentes para garantizar que todos los vecinos tenemos igualdad de oportunidades para acceder a los puestos de trabajo generados.
5º. Suspensión de todos los impuestos municipales a las familias en paro.
JCH.- Al término de la asamblea se votaron por unanimidad los cinco puntos y dijimos que para conseguir estos objetivos, la primera y la última palabra la tiene la asamblea de parados. Los trabajadores no somos los culpables, ni hemos provocado esta crisis, en la que nadie entiende por qué se les da dinero a los banqueros que son los que más tienen. Tenemos que defendernos de los ataques que se avecinan por parte de la burguesía. Ésta es otra de las razones por la que creemos que son necesarias estas asociaciones, para hacer ver a los dirigentes de las organizaciones de izquierdas que hay otra forma de hacer política, escuchando a su pueblo.
Hacemos reuniones del comité (de 11 miembros) semanalmente. El 19 de abril tuvimos la primera reunión con el alcalde, del PSOE, y le trasladamos nuestras propuestas y que contara con nosotros para ayudar a llevarlas a cabo, dejando claro y sin lugar a dudas que por la gravedad de este problema estamos dispuestos a realizar todas las acciones necesarias para ganar esta lucha, como son: campaña de firmas, manifestaciones, encierros, huelgas, etc.
EM.- ¿En qué sentido creéis que las ideas del marxismo pueden contribuir a esta lucha?
SA y JC.- El marxismo nos enseña claramente la fuerza que tiene la clase obrera cuando se pone en marcha, pues es la clase imprescindible para hacer funcionar la sociedad día a día, y en la lucha se vuelve consciente de ello. Mi experiencia es que tienes que ser parte del movimiento, luchar codo a codo con los trabajadores, empaparte en las asambleas y ser capaces de transmitir que cuando luchamos honestamente, unidos y con toda la razón por unas justas reivindicaciones podemos conseguir lo que nos propongamos.
Es imprescindible una alternativa al reformismo imperante en las direcciones de los partidos y sindicatos de clase. La práctica ha demostrado que lejos de mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, el reformismo significa todo lo contrario, cada vez más contrarreformas y justificación de las mismas. En la práctica es la política de salón y moqueta que nada tiene que ver con el sentir cotidiano de los trabajadores, estando cada vez más desvinculados de la clase obrera, tanto en sus sueldos como en sus condiciones de vida en general. Estos dirigentes no tienen confianza en la democracia obrera, en las asambleas, en la fuerza de los trabajadores y están en la cola del movimiento obrero e incluso juegan el papel de freno. Hace falta ya un giro a la izquierda de verdad, que defienda un programa que de solución a los problemas de los trabajadores.
Entrevista a José Miguel López Vázquez, ‘Mai' miembro del comité de parados de Cortes de la Frontera (Málaga)
El Militante.- ¿Cómo surgió la idea de formar el Comité de Parados en el pueblo?
Mai.- La idea surgió de trabajadores que, tras llevar alrededor de dos años en paro ya no podían hacer frente, no sólo al pago de las facturas, sino al sustento alimenticio de sus familias. Ésta no es una situación exclusiva de este grupo ya que en Cortes hay casi 500 parados en un pueblo de 3.000 habitantes y casi 100 familias con todos sus miembros en paro. Detrás de estos datos lo que hay son verdaderos dramas familiares: depresiones, separaciones, desahucios, alcoholismo... En el caso de las mujeres el problema se agrava aún más. Se puede decir, sin exagerar, que en nuestro pueblo no tienen prácticamente acceso al mercado laboral. Los jóvenes se enfrentan a un "no futuro" en el pueblo. Es por todo esto que nos hemos visto en la obligación de tomar parte en solucionar este grave problema que padecemos. Esto no tiene por qué ser así. Los trabajadores lo único que tenemos es nuestro trabajo para vivir. Al quedarnos en paro somos la parte más perjudicada. Es por lo que nos encontramos en el derecho y en el deber de organizarnos.
EM.- ¿Qué pasos habéis dado para organizaros?
M.- Tras constituirnos como Comité de Parados hicimos un acto público de presentación el 19 de marzo. La asistencia fue masiva, no se cabía en la sala. Es el efecto de la crisis en las conciencias de cada uno de nosotros lo que nos ha hecho unirnos y organizarnos. En el acto se demostró que cuando los trabajadores tenemos un cauce de expresión lo utilizamos.
Hubo intervenciones de gran calado, como por ejemplo cuando un compañero planteó que si contamos con tan grandes recursos naturales en el pueblo, ¿por qué no son explotados por el ayuntamiento, en vez de por empresas privadas, como se está haciendo? O cuando otro, se levantó y dijo: "Pero ya está bien. Sin nuestro permiso no se hace nada. Somos nosotros, los trabajadores, los que tenemos el verdadero poder y ya es momento de que se haga algo en este pueblo".
Hemos desarrollado un programa en torno a cinco propuestas*, que hicimos llegar por escrito al ayuntaminetno con la petición de que nos respondieran y nos dieran cita para una reunión para debatirlas. Pronto descubrimos que para nada esto sería así.
EM.-¿Cuál ha sido la actitud del alcalde?
M.- Tras pasar 22 días de silencio por parte del ayuntamiento, el 12 de abril, un grupo de trabajadores, en representación del comité, nos presentamos ante el alcalde para pedirle que nos tuviese en cuenta; que por lo menos nos respondiera por escrito a nuestras propuestas y se reuniera con nosotros. De allí sacamos el compromiso de una reunión para el 16 de abril. En dicha reunión nos encontramos con más de lo mismo, es decir, una defensa a ultranza de su modelo de gestión, modelo que conocemos perfectamente y que ha dado lugar, junto con la crisis económica, a casi 500 parados. Pero eso sí, ni un solo argumento de peso con el que demostrar la inviabilidad de nuestro programa. Lo que le pedimos es muy concreto: que se pongan del lado de los trabajadores y no de las empresas. Y que empiecen a demostrarlo gestionando los fondos públicos en beneficio de los trabajadores.
El siguiente paso es una concentración en la Plaza del Ayuntamiento para el día 27 de abril; tienen que cambiar de rumbo. Lo importante también es que este movimiento ha marcado un antes y un después en la historia reciente de este pueblo. Y es que, hasta ahora, nunca había habido un movimiento de trabajadores de esta dimensión.
* Ver El Militante nº 237 (abril 2010). Los ejes son muy similares a los que se explican en estas mismas páginas en la entrevista a los miembros del comité de parados de Álora.