Entre el 16 y 21 de agosto, la jerarquía de la Iglesia católica realizó la llamada Jornada Mundial de la Juventud en Madrid (JMJ), con la asistencia del Papa Benedicto XVI. Este evento contó con una escandalosa cobertura por parte de los medios de comunicación, no sólo privados sino especialmente los públicos, además de un insultante despliegue de recursos públicos y apoyo institucional y político por parte del gobierno del PSOE, mostrando que su claudicación ante los poderosos no se limita a lo económico sino también a los exponentes ideológicos más abiertamente reaccionarios.

Este Papa, que se ha mostrado fervientemente contrario al aborto, al uso del preservativo, al matrimonio homosexual y a la eutanasia, además de haber encubierto los miles de casos de curas pederastas y haber pertenecido a las Juventudes Hitlerianas, sin embargo ha sido calificado por José Bono, destacado miembro del PSOE y presidente del Congreso, como “uno de los líderes morales más importantes del planeta”, ¡sólo Dios sabrá por qué!

No hay dinero para prestaciones sociales, pero sí para el Papa

En pleno aquelarre contra los gastos sociales las diferentes administraciones públicas han regalado decenas de millones de euros a la Iglesia Católica sin los cuales no se hubiera podido organizar un acto de estas dimensiones. Cuando se planificó el viaje papal en 2009 el gobierno de Zapatero comprometió “su total apoyo” y aproximadamente 25 millones de euros. Además, el gobierno central declaró la JMJ como “Acontecimiento de Especial Interés Público”, teniendo la misma categoría que unos juegos olímpicos aunque en teoría se califique de un acto “eminentemente privado”. A consecuencia de este estatus la financiación privada del evento ha sido, en gran medida, a cargo de las arcas públicas ya que los patrocinadores, es decir las grandes empresas como el Grupo Prisa, FCC, Acciona o el Banco Santander, han podido recuperar entre el 40 y el 90% de las donaciones practicadas a través de deducciones fiscales. Así, Coca-Cola, Endesa, El Corte Inglés y Mahou son cuatro de las compañías que recuperarán el 90% de lo invertido (el periódico.com, 13/03/2011) y en cuanto a las personas físicas, las deducciones son entre el 30 y el 90%. A todo esto hay que añadir lo que recibe anualmente la Iglesia a través de la Declaración de la Renta y la financiación de la extensa red de centros de estudio privados-concertados que ésta controla.
Los supuestos “peregrinos” se han alojado en 693 espacios públicos (colegios, albergues y polideportivos) distribuidos en 128 municipios de la Comunidad Autónoma de Madrid (CAM) cedidos gratuitamente y cerrados para el conjunto de la población. Una de las concesiones más escandalosas del ejecutivo de Esperanza Aguirre ha sido la rebaja en el transporte público a los participantes en la JMJ, para quienes el abono turístico, que para una semana cuesta 50 euros y para tres días 25 euros, les salió por 10 y 4 euros, respectivamente. De este modo, se han dejado de recaudar más de 20 millones de euros y esto en el mismo momento en que el PP subía un 50% (de 1 a 1,50 euros) el precio del billete sencillo de Metro y autobús para todos los madrileños. A esto hay que añadir los más de 12.000 empleados municipales que se han destinado a tareas de organización de la JMJ.
El desarrollo de la JMJ fue una provocación en todos los sentidos, además de por lo ya dicho y de las molestias por el corte de las principales arterias del centro de la ciudad, porque el contexto en que se daba fue utilizado, no sólo por la Iglesia, sino por la derecha y la burguesía como un contrapunto “de masas” al movimiento de la izquierda expresado en el movimiento 15-M.

Frente a la criminalización del movimiento, éste demuestra su fortaleza

Por eso, el rechazo de la clase obrera y la juventud ha sido muy evidente, más que en ninguna otra visita papal. Ejemplo de ello fue la manifestación laica del 17 de agosto, que contó con la participación de más de 20.000 personas, con consignas como “Menos crucifijos y más trabajo fijo” y “No con mis impuestos”. A pesar de las enormes dificultades y obstáculos impuestos por el Estado, mostrando su cara más represiva y su doble rasero. De hecho, la manifestación estuvo a punto de ser prohibida o arrinconada a la periferia de la ciudad por la presión ejercida por el PP y la complicidad de la dirección del PSOE. Esta presión dio alas a los elementos fascistas, como el voluntario de la JMJ detenido, que quería atentar contra la manifestación.
El 2 de agosto, la Delegación de Gobierno había desalojado la Puerta del Sol ante la inminente llegada de Ratzinger. En Madrid esos días se vivía un clima de estado de sitio, con las calles y el metro que dan a Sol cortadas y helicópteros de la policía sobrevolando la ciudad 24 horas. Durante los siguientes días, sin embargo, el movimiento sacó a la calle a miles de personas que denunciaron la brutal actuación policial, hasta que la plaza fue retomada el 5 de agosto. Y gracias a la movilización social se obligó a que la Delegación del Gobierno autorizase la marcha del 17 agosto por el centro, pasando por la Puerta del Sol. Cuando la manifestación llegó a Sol, grupos de peregrinos impidieron que ésta continuase, enfrentándose a los manifestantes. Sin embargo, la plaza volvía a estar, por enésima vez, tomada por la gente. En ese momento, los antidisturbios cargaron contra los manifestantes, persiguiéndonos por las calles aledañas, provocando ocho detenidos y once heridos. Ante la salvaje e indiscriminada represión, los dos días siguientes cientos de manifestantes volvieron a salir a la calle exigiendo la dimisión de la delegada del Gobierno, Dolores Carrión, con la misma respuesta por parte de la policía. Uno de los episodios de represión más brutal y con mayor impacto fue el abofeteo y golpes de un policía a una menor en plena calle, vergonzosamente apoyado por el gobierno del PSOE, que se posicionó así con todos los tertulianos fascistas que alentaban ese tipo de actuaciones fascistas. Sólo después de que el vídeo de esta agresión alcanzara gran difusión en internet, y de que en la represión se les fuera la mano también con algunos periodistas, tuvo que decir públicamente que se abriera una investigación. Mientras tanto, RTVE retransmitía en directo todos los actos de la JMJ, excepto la violencia que se ejercía contra el movimiento.
Otro aspecto escandaloso de la visita de Ratzinger es el acuerdo político que hubo entre el gobierno y la cúpula eclesiástica por el que ésta última amortiguaba su crítica a la política supuestamente “izquierdista” de Zapatero a cambio de todas las facilidades económicas y de infraestructuras que hemos descrito. Es decir, la socialdemocracia, cobardemente, ha comprado una especie de bula papal a un precio millonario en vez de contestar cualquier crítica que viniese de este decrépito reaccionario.
La visita del Papa ha puesto descarnadamente encima de la mesa el doble rasero utilizado por la Iglesia, el Estado burgués, la derecha y la socialdemocracia, especialmente en tiempos de crisis económica y política. Represión, recortes, precariedad y criminalización para los jóvenes y trabajadores que luchamos por nuestros derechos; adulación servil y despilfarro de dinero público cuando se trata de los poderosos.

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