“Si quieren ayudarnos, que deroguen los recortes y que pongan en marcha un plan de rescate a la educación pública”
El Gobierno de PSOE-UP anunciaba recientemente que el curso no terminará hasta el mes de junio, a pesar de que son más del 10% los estudiantes que quedan fuera del sistema educativo por no tener acceso a las clases online. El Sindicato de Estudiantes ha criticado duramente esta y otras medidas –como el mantenimiento de la EBAU– y ha tachado la actitud del Gobierno de falta de empatía con los estudiantes de familias trabajadoras. Entrevistamos a Coral Latorre, su secretaria general.
EM.– ¿Cuál es la alternativa del Gobierno para hacer frente en el terreno educativo a la situación abierta por la crisis del coronavirus?
Coral Latorre.- Ninguna. Las medidas aprobadas por el Ministerio de Educación son totalmente insatisfactorias, insuficientes y abandonan por completo a los y las estudiantes de familias trabajadoras. Es realmente sorprendente e indignante que, en medio de esta catástrofe social, mientras vemos cómo nuestros familiares fallecen, nuestros padres y madres son despedidos o víctimas de ERTEs, mientras la mayoría estamos confinados en pisos pequeños sin espacio digno para el estudio, el Gobierno actúe como si no pasara absolutamente nada.
Un ejemplo clarísimo es que aunque es obvio que el curso ya ha terminado, siguen empecinados en que este acabe en junio y que se utilizará la educación online para evaluar contenidos que no se han podido impartir presencialmente y en condiciones de igualdad. Presentar las clases telemáticas como una solución es negar el derecho a la educación a quienes menos recursos económicos tenemos y dar por válido que millones de estudiantes seamos apartados del sistema educativo.
Para garantizar que nadie queda atrás es por lo que demandamos la promoción de curso, y que quienes tengan un nota superior a 5 mantengan su nota media de las dos primeras evaluaciones, pero todo ello vinculado a un plan de inversión para la educación pública. Si no, todas las medidas serán solo parches que pagaremos mañana por las dificultades para ponernos al día.
Mirar hacia otro lado ante esta realidad es apostar por continuar con un modelo que ha puesto la enseñanza pública en una situación de emergencia provocando el mayor fracaso escolar de Europa.
Y, por si no fuera suficiente, se nos plantea que por supuesto tenemos que someternos a exámenes. La falta de empatía social y de solidaridad de este Gobierno que se dice de izquierdas es alarmante. Hablan de “ayudar a los estudiantes” pero no vemos esa ayuda por ningún lado. Si quieren ayudarnos, que deroguen los recortes y que pongan en marcha un plan de rescate a la educación pública: contratación masiva de profesores y psicólogos, bajar las ratios, aumentar las cuantías de las becas, garantizar que la educación sea realmente gratuita desde infantil a la universidad... Es decir, que defiendan con una memoria económica muy concreta nuestro derecho a una educación pública y de calidad.
EM.- Hay quien desde la izquierda argumenta que la selectividad es un examen que “iguala” a los estudiantes de la pública y la privada, vosotros defendéis por su eliminación. ¿Por qué?
CL.- La EBAU no es más que una criba para que millones de estudiantes de familias trabajadoras no podamos acceder a los estudios superiores.
Es falso que este examen “iguale” a los estudiantes o que “corrija” las notas infladas de los centros privados. Son los estudiantes de estos mismos centros quienes disfrutan de academias particulares o profesores de refuerzo para poderse preparar mejor estas pruebas. Si esta es la realidad todos los años, con la crisis del coronavirus, que está sacando a la luz la existencia de una brecha de clase creciente en el sistema educativo, la selectividad será una escabechina todavía mayor.
Defender la selectividad es defender una universidad para la élite y tratar de esconder la falta de plazas públicas en la universidad. Si hubiera plazas públicas suficientes no sería necesaria ninguna prueba, ni ninguna nota de corte para entrar a la carrera elegida, pero el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos se niega a reconocer esta realidad inapelable.
Desde el Sindicato de Estudiantes abogamos por su supresión inmediata y decimos: hay necesidades sociales que cubrir y dinero para ello. Esta terrible crisis que nos golpea nos da la razón. ¿No hacen falta más médicos, enfermeras, investigadores de distintos campos, profesores, ingenieros…? Claro que sí. Y por eso seguiremos levantando el grito histórico de la lucha del movimiento estudiantil: ¡ni tasas ni selectividad, el hijo del obrero a la universidad!
EM.- El Gobierno habla del “escudo social” y de “proteger a los más vulnerables”. Vosotros le reprocháis que solo está tomando medidas para garantizar los beneficios de los grandes empresarios y la banca. ¿Cómo afecta esto a la juventud?
CL.- Es totalmente inaceptable hablar de “escudo social” y que la enseñanza pública o la sanidad, entre otros sectores, queden excluidos de un plan económico que revierta los efectos de los recortes presupuestarios.
Es inaceptable que un Gobierno que se proclama de izquierdas y progresista niegue esos recursos para poder hacer frente a las necesidades sociales existentes mientras regala 100.000 millones de dinero público a las empresas del Ibex35 y a los grandes bancos, o sigue entregando 15.000 millones a la patronal de la enseñanza privada concertada…
El Gobierno está aplicando la misma receta que se aplicó en la crisis de 2008. Y somos también los mismos quienes estamos pagando sus consecuencias: los trabajadores y la juventud. Desde el anuncio del estado de alarma se ha despedido a más de 68.000 trabajadores al día, 53% de ellos menores de 35 años.
El Estado español es ya el país europeo con mayor paro juvenil. La juventud está en la diana de todos los ataques vertidos por la patronal y los capitalistas.
Lejos de la campaña hipócrita y vomitiva de la derecha presentando a los jóvenes como una panda de vagos que queremos que nos regalen las notas y el curso, los hijos e hijas de la clase trabajadora –a quienes nunca nos han regalado nada– no pedimos más que nuestro derecho a una educación y a un futuro dignos.
Pero bajo el capitalismo, un sistema que nos ha condenado a recortes, a desahucios, a empleos basura o al paro, es imposible. Este sistema es el auténtico virus. Si queremos derechos y un futuro digno tenemos que luchar por la transformación socialista de la sociedad. Estamos preparados y preparadas para dar la batalla. Volveremos a tomar las calles. Hemos visto con claridad que el capitalismo no puede tener un “rostro humano”. Lo que estamos viviendo lo confirma. Pero también hemos aprendido que nuestros derechos se conquistan luchando. Sin duda, la juventud jugará un papel de primera línea en todos los acontecimientos que están por llegar.