El pasado 2 de octubre la cadena À Punt estrenó el documental “La mort de Guillem”, una película en homenaje a Guillem Agulló, joven antifascista y militante de la izquierda independentista del País Valencià asesinado por una banda de neonazis hace 27 años. La emisión tuvo un grandísimo impacto y batió récords de audiencia, convirtiéndose en el estreno más visto de la televisión valenciana. Las redes sociales se llenaron de consignas antifascistas, miles de mensajes rezaban Guillem Agulló, ni oblit ni perdó y con gran indignación los valencianos y valencianas recordamos un aparato judicial y un Estado que protegió a sus asesinos. De estos, cuatro quedaron absueltos y el único condenado, Pedro Cuevas, solo cumplió 4 de los 14 años de condena.

El Régimen del 78 al servicio de los privilegiados y la reacción

El asesinato de Guillem en 1993 no fue el primero ni el último. A día de hoy, la impunidad con la que cuentan los fascistas y neonazis, que encuentran cobijo entre el aparato policial, judicial y las instituciones del Estado, sigue igual de vigente y es una seña de identidad del Régimen del 78.

En 2017 lo pudimos vivir en nuestras propias carnes, cuando el grupo de ultraderecha Yomus, junto a otros grupos neonazis, reventaron la movilización de la izquierda del 9 d’Octubre con una contramanifestación permitida por de la delegación de Gobierno del PP y la policía nacional. Mientras decenas de activistas sociales y militantes de la izquierda combativa sufrimos agresiones, palizas e insultos, la policía no identificó a nadie de los que gritaban Sieg Heil. Esta actitud amistosa contrasta escandalosamente con los cacheos, sanciones y cargas indiscriminadas contra jóvenes y trabajadores que nos movilizamos por nuestros derechos.

El aparato del Estado y el régimen del 78 lleno de franquistas han recrudecido su ofensiva contra los derechos democrático-nacionales en estos últimos años. El levantamiento social en Catalunya que se inició con el 1 de Octubre 2017, las huelgas generales convocadas en defensa de la autodeterminación que han llenado las calles de millones de personas o la respuesta del pueblo catalán contra la sentencia del juicio farsa por el referéndum, puso de manifiesto que mediante la organización y movilización masiva hay fuerza para doblegar leyes injustas y la represión más sangrante. Un ejemplo muy poderoso para todos los oprimidos y oprimidas del conjunto del Estado que tenía que ser aplastado con fuerza. Por eso, este aparato del Estado repleto de reaccionarios continúa con su ofensiva: la inhabilitación de Quim Torra un año y medio por colgar una pancarta exigiendo la libertad de los presos y exiliados o la retirada del tercer grado a los presos políticos independentistas forman parte de la venganza contra el pueblo de Catalunya. Al mismo tiempo, la Audiencia Nacional exculpa a los directivos de Bankia, absuelven a los guardias civiles responsables de la muerte de 15 inmigrantes en la playa del Tarajal o siguen colocando alfombras rojas a organizaciones que ensalzan el franquismo sin ningún tipo de pudor. Esto es el Régimen del 78: impunidad para nuestros explotadores y asesinos, miseria y represión contra la clase trabajadora y la juventud.

¡Depurar el aparato del Estado de fascistas y reaccionarios!

Los jóvenes y trabajadores en el País Valencià también hemos visto amenazados nuestros derechos democráticos por parte de la extrema derecha, especialmente en lo que se refiere a la cuestión lingüística. Cualquier intento de aplicar un modelo de inmersión lingüística para garantizar una educación digna en valenciano es atacado furibundamente mediante recursos judiciales, ataques a las entidades culturales y a través de un discurso españolista.

El bloque reaccionario franquista del PP, Cs y Vox supone una amenaza muy real para todos nuestros derechos. Mediante su clasismo, racismo y machismo pretenden ajustar cuentas con la izquierda y con todas las movilizaciones sociales que han llenado las calles estos últimos años. La huelga feminista del 8 de marzo, la movilización del 9 de octubre de 2018 respondiendo al ataque de la ultraderecha del año anterior, los pensionistas, la PAH… Pretenden amedrentar a todos los que nos movilizamos contra su sistema y todo lo que representa. Y ese trifachito cuenta con este Estado de clase al servicio de los banqueros, de terratenientes, de la Guardia Civil. El mismo Estado que envía a la policía a apalear a la juventud en lucha en Vallecas mientras aplaude a quienes salieron durante el confinamiento en los barrios pijos de la capital.

Contra la ultraderecha: movilización de masas y lucha social

Luchar contra la extrema derecha significa luchar contra el sistema que la sustenta y el Régimen del 78. Y solo hay una forma de hacerlo: con políticas de izquierdas, anticapitalistas —que vayan a la raíz de los problemas que padecemos— y con la movilización masiva. Ese es el programa que debería aplicar el Gobierno PSOE-UP y también el Govern del Botànic en la Generalitat Valenciana. Hay que depurar de franquistas el aparato del Estado, aplicar un auténtico escudo social que garantice una vida digna a la gran mayoría de la sociedad, terminar con el saqueo a la sanidad y educación públicas, garantizar las pensiones públicas y un empleo de calidad, cerrar los CIEs y poner fin al racismo institucional, prohibir los desahucios, los despidos y con la represión hacia los derechos democráticos del pueblo de Catalunya y el reconocimiento del derecho de autodeterminación. La estrategia de la unidad nacional con los grandes empresarios y banqueros, defendida con entusiasmo por el Gobierno solo consigue atar de pies y manos a los trabajadores y asfaltar el camino a la reacción.

La crisis de la Covid-19 nos está demostrando con crueldad qué significa el sistema capitalista para la gran mayoría de nosotros y nosotras: paro, colas del hambre, enfermedad y muerte. La forma de hacer frente a la crisis económica que nos golpea, a la ofensiva ultraderechista y de conseguir justicia para nuestro hermano Guillem Agulló —y para todas las víctimas de la dictadura franquista y de las bandas neonazis— es luchar consecuentemente por transformar este sistema, impulsando la organización y movilización masiva de la clase trabajadora y la juventud y levantando un programa socialista: contra los recortes y las leyes reaccionarias que cercenan los derechos democráticos, por la depuración de la judicatura, la policía y el ejército de elementos fascistas y la expropiación de los grandes capitalistas para poner bajo control de los trabajadores toda la riqueza existente y conseguir una vida digna para todos y todas.

¡Únete a Esquerra Revolucionària y al Sindicat d’Estudiants!

¡NO PASARÁN!

Guillem Agulló, ni oblit ni perdó

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