Por el aumento de plazas en la universidad pública
La imposición de la selectividad a los estudiantes de CFGS no es una improvisación, ni un error de la burocracia ministerial. Forma parte del plan para expulsar a los hijos de los obreros de la universidad, al igual que el endurecimiento de la selectividad para bachillerato del curso anterior, la implantación del Plan Bolonia, la subida del 30% de las tasas universitarias, o los planes para “fusionar” universidades, léase recorte de plazas públicas. Por eso, la petición de un curso escoba es correcta pero claramente insuficiente, motivo por el cual el Sindicat d’Estudiants desde el principio amplió la plataforma reivindicativa.
El problema de fondo es la falta de plazas en la universidad pública, por eso además de oponernos al endurecimiento de la selectividad, es necesario exigir la construcción de 250.000 plazas en la universidad pública y la supresión de la selectividad y el acceso directo a la universidad aprobando bachillerato o un CFGS.
El Ministerio ha combinado la táctica del desconocimiento (¡ha habido profesores de FP que se enteraron del ataque por el panfleto del Sindicat!) con la de la división entre estudiantes. Tratan de presentar este endurecimiento como algo beneficioso para los estudiantes de bachillerato, con el claro objetivo de que el debate fuera sobre quién tiene más derecho a acceder a la universidad, los estudiantes de bachillerato o FP. Por eso enfocar la lucha como un movimiento sólo de estudiantes de CFGS es un error que favorece las maniobras del Ministerio. El Sindicat d’Estudiants ha luchado por la unidad de los estudiantes, señalando que el problema de fondo es la falta de plazas en la universidad.
Otro obstáculo al que nos hemos enfrentado ha sido a la represión de los directores más reaccionarios, que en algunos institutos nos han negado el derecho a realizar asambleas, e incluso en un instituto llamaron a los Mossos d’Esquadra para impedir (sin éxito) que repartiéramos propaganda, y en otro caso falsificaron un comunicado de desconvocatoria de la movilización. Todo esto no ha impedido que la movilización fuera un éxito, tanto entre estudiantes de FP como de bachillerato. Cabe destacar el apoyo que hemos recibido de numerosos profesores, que entienden que los ataques a la educación pública también les perjudican a ellos como trabajadores.
Continuar y organizar la lucha
La movilización del 16 de febrero es un primer paso, ahora es necesario continuar. La respuesta negativa del Ministerio de Educación a nuestras peticiones, o el escandaloso silencio de los medios de comunicación a nuestra movilización, no puede confundirnos. El gobierno siente pánico ante un escenario de movilización de la juventud, que de lugar a expresar el enorme descontento social acumulado. Por eso nos silencian y reprimen, porque temen nuestra movilización. Creemos que es necesario continuar la lucha con la Jornada de Protesta del 30 de marzo, ampliando de nuevo nuestras peticiones sin olvidar ni difuminar las reivindicaciones del 16 de febrero: no a la selectividad, el hijo del obrero a la universidad.
Para que la movilización del 30 de marzo sea un éxito es necesario organizar el movimiento. El Sindicat d’Estudiants propone la formación de comités de lucha en los institutos, donde cualquier estudiante pueda participar, para organizar la movilización en el instituto y el barrio, coordinar y extender la lucha con otros institutos y dirigirse al movimiento obrero con repartos en fábricas, mercados y polígonos; comités que sean elegidos democráticamente y revocables en cualquier momento en asambleas masivas en los institutos o pasando por clases. La implicación de la mayoría de estudiantes de cada instituto es clave para que la movilización del 30 de marzo sea un paso adelante.