Los días 22 y 23 de febrero los alumnos de Comunicación Audiovisual y Periodismo de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) de Madrid hemos protagonizado dos jornadas de huelga, con sus correspondientes concentraciones, en contra de los recortes académicos que nos quieren imponer y de las dificultades que se derivan de esto para que continuemos estudiando en la universidad.
Aunque en un principio parecía que las medidas propuestas sólo iban a afectar a los compañeros de Comunicación Audiovisual y Periodismo, pronto hemos visto que las demás carreras también se están viendo afectadas. Tras dos jornadas de protesta la lucha se extiende a otras carreras y se fortalece, algo que se pudo visualizar en la concentración convocada el 23 de febrero frente al Rectorado, en el Campus de Móstoles, con una asistencia de cerca de mil estudiantes.
Como consecuencia de estos ataques las optativas a elegir han desparecido, para convertirse en una única “optativa”, con las implicaciones que esto supone desde el punto de vista de nuestro currículo académico y las correspondientes dificultades que se generan de cara a poder compaginar nuestra vida laboral con la obligación de asistir a clase. Por otra parte, en el trabajo de fin de grado se nos va a negar la posibilidad de elegir qué tipo de trabajo queremos hacer, como sucedía hasta ahora, para venir impuesto por la propia universidad.
Si quieres prácticas, búscatelas
Y por si esto fuera poco la intención de la universidad es que las prácticas que tenemos que realizar para acabar la carrera ¡nos las busquemos nosotros mismos! Es decir, que encontremos una empresa que esté dispuesta a que realicemos en ella las prácticas y la pongamos en contacto con la URJC para que se establezca un convenio de colaboración. Un negocio redondo para la empresa, que supondrá un trasvase de fondos públicos a la misma, sin que, como la propia universidad reconoce, se nos paguen siquiera las prácticas. ¡Y todas las gestiones realizadas por los estudiantes!
A estos ataques hay que sumar otros “de menor calado” que dificultan poder compaginar trabajo y estudios y que además parecen tener un claro fin recaudatorio. Uno de ellos es la eliminación de convalidaciones existentes hasta ahora para lograr créditos ECTS. Asistir a determinados congresos, conferencias, ponencias, etcétera, permitía que se pudieran lograr dichos créditos, siendo muchos de ellos gratuitos; ahora pasarán a costar más de 50 euros la mayoría de ellos.
Como consecuencia de estas movilizaciones, el rectorado se vio obligado a mantener reuniones con los delegados, pero la respuesta que hemos recibido ha sido completamente insatisfactoria, ya que aunque decían que todo se solucionaría insistían en que no había dinero para lograrlo. Por ello es necesario que continuemos las movilizaciones con un plan de lucha contundente y continuado en el tiempo, convocando asambleas en todos los campus de la Universidad para explicar lo que está pasando, y organizando un comité de lucha en cada uno de ellos, y un comité de coordinación de los mismos.
Evidentemente, esto no es un caso aislado, sino una parte más de los ataques que está sufriendo la educación pública, y el conjunto de la clase obrera y la juventud. Es necesario que todos los estudiantes confluyamos el día 30 de marzo en la calle, incorporando nuestras reivindicaciones concretas, que tienen como trasfondo la lucha por una educación pública de calidad y un trabajo decente al acabar los estudios.