‘La izquierda que lucha ha irrumpido con rotundidad el 20D’
La legislatura que acaba de terminar, a cargo del Partido Popular, ha destacado por una explosión en el terreno de la movilización social. Las manifestaciones, huelgas y luchas en defensa de la sanidad pública, por una vivienda digna, contra los EREs, entre muchas otras, han marcado la situación política en estos años. Los estudiantes han sido uno de los sectores más movilizados contra los ataques del PP a la educación pública. El Sindicato de Estudiantes ha vaciado las aulas en varias ocasiones, llevando a cabo veinte jornadas de huelga general en todo el Estado contra la LOMCE, el 3+2 y los recortes.
En todas ellas han cargado duramente contra Rajoy y su gobierno, planteando que había que desalojarles del poder. Entrevistamos a su secretaria general, Ana García, tras las elecciones del 20D.
El Militante.- ¿Pensáis que vuestra lucha se ha reflejado en los resultados electorales del pasado 20D?
Ana García.- Todos los medios de comunicación, especialmente los de la derecha, se han encargado de resaltar que, a pesar de todo, el Partido Popular ha ganado las elecciones. Quieren inocular la idea de que la movilización “no es tan fuerte como parece”, y sobre todo “que no sirve”. Pero lo cierto es que a la vista de los resultados les es imposible ocultar el gran varapalo que sufre tanto el PP, perdiendo más de 3.650.000, el 34% de su electorado, como la nueva “gran apuesta” de la derecha, Ciudadanos, que no alcanza las expectativas a las que aspiraban y se queda con el 14% de los votos. La derecha no consigue mantener su base de apoyo, al contrario.
Si hay algo evidente en los resultados del 20D es el tremendo avance de la izquierda. Incluso cuando hay obstáculos que perjudican su representación en el parlamento, como la Ley D´Hont, los datos son incontestables: la izquierda en su conjunto supera al global de la derecha. Pero tan significativo como eso es el vuelco que se ha producido en la izquierda, por primera vez si sumamos los votos recogidos por las formaciones a la izquierda del PSOE (Podemos, coaliciones de izquierda en Catalunya, Galicia y País Valencià, Unidad Popular-Izquierda Unida), más de seis millones, superan con claridad al PSOE, colocando a la izquierda que lucha como segunda fuerza política.
Evidentemente todos estos votos tienen un origen, una explicación: son los votos de la izquierda que ha estado en las calles de forma incansable contra los ataques del PP, los votos de la Marea Verde y Blanca, de la lucha contra los desahucios, de las Marchas de la Dignidad… Todo el terremoto social que ha tomado las calles en el último período claro que ha tenido una expresión en las urnas.
EM.- Ante la dificultad para formar gobierno, se habla de la gran coalición o de unas elecciones anticipadas. ¿Qué opinas? ¿Crees que, en el caso de unas nuevas elecciones, sería posible que el resultado fuese un gobierno de la izquierda?
AG.- La posibilidad de una coalición entre el PSOE y el PP es una jugada que no nos sorprendería. Aunque Pedro Sánchez haya tenido un discurso un poco más a la izquierda de lo que nos tenía acostumbrados antes de las elecciones, lo cierto es que la dirección del PSOE ha demostrado con creces en los últimos años que cuando hay que escoger, ellos están del lado de la CEOE y los intereses de los grandes capitalistas (reformas laborales, recorte de pensiones…). A pesar de esto, la inmensa mayoría de la gente que les ha votado lo ha hecho con una intención clara: la de cerrar el paso a la derecha. Si ahora se llevase a cabo una coalición de este tipo sería una gran traición. Sería una maniobra de lo más repugnante para tratar de salvar los muebles de los capitalistas y seguir llevando a cabo los planes de ajuste que la troika tiene para el Estado español.
En caso de nuevas elecciones, las posibilidades para la izquierda son tremendas. Allí donde ha habido coaliciones de la izquierda ha tenido unos resultados excepcionales, igual que ocurrió en las pasadas elecciones municipales en toda una serie de ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia… Una candidatura unitaria de la izquierda animaría de una forma clara al voto. El objetivo principal es cerrar el paso a la derecha. Eso es lo que queremos los millones que hemos votado a Podemos, a las coaliciones de izquierda —allí donde las había—, a Unidad Popular-Izquierda Unida, y también quienes han votado al PSOE.
La izquierda que lucha ha irrumpido con rotundidad el 20D, pero sin duda puede avanzar mucho más. Para ello, además de la unidad es fundamental retomar la movilización en la calle y defender un programa claramente anticapitalista.
EM.- En Grecia un gobierno de la izquierda ha aceptado llevar a cabo los recortes impuestos por la troika. ¿Qué conclusiones se pueden sacar de estos hechos?
AG.- Syriza ganó las elecciones porque era percibida como una alternativa para poner fin a la pesadilla de los recortes, del acelerado empobrecimiento de la mayoría y a la continua eliminación de derechos sociales y democráticos. Tsipras, basándose en la gigantesca fuerza de masas que le aupó al gobierno, debió romper con la troika, y llamar a la ocupación de la calle, de las empresas y de los centro de estudios y apelar a la solidaridad de los trabajadores del resto de Europa. En vez de eso, que hubiese tenido un efecto eléctrico —facilitando todavía más el desalojo del PP aquí—, se aceptó entrar en la dinámica de la negociación con la troika para acabar aceptando la continuidad de la política de recortes. Lo ocurrido en Grecia refleja que si no se tiene una alternativa consecuente al capitalismo y no se confía en la capacidad de lucha de la clase obrera y de la juventud es muy fácil ceder a las presiones que emplearán los capitalistas para mantener intactos sus privilegios y su poder.
La conclusión no es que no vale la pena la lucha, que la clase trabajadora no tiene fuerza, o que no sirve para nada que la izquierda gane las elecciones. La clase obrera tiene una fuerza tremenda, para empezar, sin esta fuerza Syriza jamás hubiese ganado las elecciones. Y por supuesto que la izquierda tiene que pelear por conseguir la mayoría en el parlamento y aspirar a gobernar. Pero no podemos perder de vista que el motor real de todo verdadero avance, de toda conquista social, es la organización y la movilización de la clase obrera, es la lucha, y que no existe ninguna versión de capitalismo de rostro humano. No hay términos medios, o se lucha contra el sistema o se acaba asumiéndolo con todas las consecuencias. Para solucionar los problemas de la mayoría es necesario luchar por mucho más que ganar unas elecciones. Es necesario derribar el sistema que nos condena, el sistema capitalista. Sólo a través de la organización política de los trabajadores con un programa de ruptura con el capitalismo y al servicio de la mayoría social estaremos en condiciones de luchar por conseguirlo.