Las huelgas de los trabajadores de Unidad Editorial, editora de El Mundo, están siendo un éxito rotundo, y un aldabonazo para un sector con condiciones cada día más degradadas, con más precariedad, más despidos y explotación.
Junto a los escándalos de manipulación por parte de algunas cabeceras y “periodistas” serviles con el poder económico y político, la precarización de la profesión avanza dejando a su paso un panorama desolador. Cierres de cabeceras o conversiones a formato digital, falsos becarios, trabajo gratuito, salarios de miseria sin jornada laboral fijada y despidos, cada vez más despidos, como los anunciados por el grupo Unidad Editorial (El Mundo, Diario Marca, Expansión) hace unas semanas.
Unidad Editorial es la filial española del grupo RSC Mediagroup italiano (es el accionista mayoritario con el 96%), que en su última reunión de accionistas fijo un plan global de sus empresas para mantener los beneficios por encima de los 60 millones de euros los próximos tres años, a costa de las condiciones laborales de sus plantillas. Para mantener las ganancias, el grupo ha ideado un plan de recortes de 40 millones despidiendo trabajadores y reduciendo salarios, más otros 45 millones en gastos externos. Esto obliga a la filial española a meter un tijeretazo de 15 millones de euros que supone un 20% de su masa salarial. Cuando la burguesía necesita mantener sus beneficios intensifica la explotación de los trabajadores y si eso no basta, los despide sin ningún tipo de escrúpulo. La encargada de llevar adelante esta reestructuración será FTI Consulting, que fue la consultora encargada de reducir la plantilla de Tribune Company (Chicago Tribune, Los Angeles Times) de 1.000 a 400 empleados.
La contundente respuesta de los periodistas y trabajadores de Unidad Editorial
Mientras los salarios de los trabajadores de Unidad Editorial han ido reduciéndose desde el 2009, los salarios de los directivos han crecido un 13% entre los años 2013-2014. La noticia del ERE a 225 periodistas y trabajadores del grupo se esperaba desde hace tiempo por el comité de empresa. Después de un breve periodo de negociaciones entre empresa y trabajadores, la dirección no cedió ni una coma de la propuesta y los trabajadores convocaron tres jornadas de huelga los días 3, 10 y 17 de mayo que ha paralizado entre otras cosas la edición en papel de El Mundo el pasado martes 3. Radio Marca ha emitido 24 horas de música ininterrumpida y el periódico ha podido publicarse en papel la segunda jornada de huelga sacando un especial de universidades que llevaba ya tiempo editado y con el apoyo de “periodistas” principales de la cabecera como Jiménez Losantos y colaboradores como Arcadi Espadas.
Después de la primera huelga la dirección del grupo ha reducido a 198 los trabajadores afectados por el ERE, pero eso no evitó que el seguimiento de la huelga fuera aún mayor en la segunda jornada. Los directores y redactores más vinculados a la empresa a duras penas han conseguido sacar adelante más que una mermada edición del periódico en la que todos los artículos eran firmados por la redacción de Madrid. Todo apunta a que la tercera jornada que tendrá lugar el próximo día 17 puede poner en serio aprieto a Unidad Editorial frente al accionariado de RSC Mediagroup.
La lucha es el único camino
La clase dominante mira exclusivamente por sus beneficios mientras condena a trabajos precarios y al paro a la mayor parte de la sociedad. Los trabajadores de Unidad Editorial deben mantener la presión sobre los empresarios ampliando el calendario de movilizaciones y llevando el conflicto a la huelga indefinida si es preciso. Es necesario que el conflicto llegue al conjunto del movimiento obrero y consiga su solidaridad, informando de la situación actual del periodismo y lo que se está obligando a hacer a los periodistas. Desde GanemosCCOO manifestamos nuestro apoyo incondicional a esta lucha, y exigimos a la dirección de nuestro sindicato que lleve a cabo todas las medidas de presión y solidaridad necesarias para evitar ni un solo despido. Como los compañeros de coca Cocacola en lucha dejaron claro: ¡El puesto de trabajo no se vende, se defiende!