Solo la movilización podrá frenar el desmantelamiento de Correos y la precarización de las condiciones de trabajo
El proceso de desmantelamiento y privatización del servicio de Correos dio un salto cualitativo a mediados del mes de diciembre con la retirada de mobiliario en decenas de carterías.
Años de precarización de las condiciones laborales y de destrucción de los derechos de la plantilla, avalados por los sindicatos mayoritarios, han ido preparando el terreno para que la dirección de la empresa se decidiese a dar un golpe definitivo al servicio de Correos concebido como servicio postal público y universal, para dar paso a una empresa de paquetería, lista para ser privatizada.
Pero la dirección calculó mal sus fuerzas. La indignación de las trabajadoras y trabajadores de Correos fue tan fuerte que los dirigentes de CCOO y UGT, que tantos servicios han prestado a la dirección de la empresa firmando todo tipo de retrocesos y sacrificios, no tuvieron más remedio, para salvar la cara, que convocar tres jornadas de huelga los días 5, 7 y 12 de enero.
El presidente de Correos, Juan Manuel Serrano, hombre procedente del aparato del PSOE y que cuenta con el pleno apoyo del gobierno para sus planes privatizadores, se dio cuenta que había ido demasiado lejos y que corría el riesgo de encontrarse en enero con una movilización masiva, así que preparó una retirada lo más suave posible.
Contó para ello con la inestimable ayuda de los dos sindicatos amarillos de Correos, el Sindicato Libre y CSIF, que se apresuraron, primero, a crear confusión convocando jornadas de huelga en días diferentes a la convocatoria de CCOO y UGT y, después, a firmar un “acuerdo” en el que Correos se compromete a aplazar, como máximo hasta el 1 de junio de 2022, sus planes de desmantelamiento.
Tras las palabras grandilocuentes de ese “acuerdo” solo hay humo. Hoy mismo, 30 de diciembre, las trabajadoras y trabajadores de Correos hemos podido comprobar que nada ha cambiado, a pesar de que el acuerdo asegura que la reversión de las medidas tendría efecto el mismo día 28. La dirección de Correos solo intenta evitar la huelga y ganar tiempo para preparar mejor sus planes y continuar adelante con su Plan Estratégico.
Por ello, es inaceptable que los CCOO y UGT, convocantes de las jornadas de huelga, tras denunciar, correctamente, que el “acuerdo” era una farsa cuya única finalidad era desactivar la huelga, procedan acto seguido a contribuir a esa desactivación desconvocándola y, lo que es incluso más grave, alimentando ilusiones en la buena voluntad de la dirección de Correos.
Es totalmente cierto que la marcha atrás que la dirección de Correos se ha visto obligada a dar es el resultado de la presión de los trabajadores. Es, sin duda, un éxito de la movilización de la plantilla. Pero si queremos que este retroceso de la dirección de Correos no sea tan solo una pausa temporal en su ataque desenfrenado a las condiciones laborales de las trabajadoras y trabajadores, ES IMPRESCINDIBLE MANTENER LAS MOVILIZACIONES PREVISTAS hasta que las asambleas democráticas de las trabajadoras y trabajadores de Correos constaten que, efectivamente, la reversión del desmantelamiento de la empresa es una realidad.
La experiencia de estos años demuestre rotundamente que las políticas sindicales de paz social y acuerdos de “mal menor” con la empresa solo sirven para perder derechos y para agravar la precarización de nuestras condiciones laborales. La estrategia de CCOO y UGT ha sido un completo fracaso para las y los trabajadores, y solo ha beneficiado a la empresa. Ambos sindicatos han dedicado horas y horas a desayunos informativos para hablar del desmantelamiento de Correos, pero cuando llega la hora de la verdad y hay que plantarse ante la empresa y dar una respuesta firme a sus ataques escurren el bulto. Por eso, ante las trabajadoras y trabajadores de Correos se abre ahora una única vía, la vía de la organización y la lucha.
Desde Sindicalistas de Izquierda hacemos un llamamiento a las organizaciones sindicales de clase de Correos a que mantengan la convocatoria de huelga. Ahora mismo se dan las mejores condiciones para que nuestra movilización sea un éxito. Las luchas en las UR de Sabadell, Aranjuez y otros lugares demuestran nuestra voluntad de hacer frente a la ofensiva de la empresa. La tarea ahora es aprobar un calendario de movilizaciones contundente y prolongado en el tiempo, que recabe el apoyo de toda la ciudadanía en defensa de un servicio público esencial y que, como ha ocurrido con la huelga del Metal de Cádiz, se convierta en un referente de lucha para toda la clase trabajadora.
El camino para conseguirlo no pasa por firmar acuerdos de unidad de acción con los sindicatos amarillos, como el que acaba de hacerse público ayer, día 29. ¡Ese tipo de acuerdos solo pueden conducir a la parálisis y a la derrota! El camino para parar el desmantelamiento pasa por las asambleas democráticas en todos los centros de trabajo de Correos. No podemos dejar nuestro futuro exclusivamente en manos de unos dirigentes sindicales que han demostrado que son incapaces de organizar una respuesta seria y bien organizada frente a los planes de privatización. Es el momento de que las trabajadoras y trabajadores de Correos tomemos en nuestras propias manos la dirección de esta movilización y, reunidos en asambleas, instemos a los sindicatos de clase a que mantengan y refuercen el calendario de movilizaciones previsto hasta que la precarización y el desmantelamiento sean de verdad revertidos.
¡Ni un paso atrás!
¡Correos no se vende, se defiende!