“Hay que dar un paso más, una huelga general del metal en todo el Estado, que unifique Araba y Bizkaia con Cantabria, con Coruña, que también están en una lucha muy dura… Una huelga así se convertiría en una auténtica referencia”
El pasado mes de mayo se celebraron tres jornadas de huelga general en el sector del Metal de la provincia de Araba, que agrupa a cerca de 25.000 trabajadores, contra los despidos, la degradación de nuestras condiciones laborales y exigiendo un convenio colectivo y estamos asistiendo a una impresionante huelga indefinida, ya de 14 días, del metal en Cantabria, y huelgas del metal en Coruña y otras zonas.
El seguimiento fue muy amplio, con piquetes muy combativos y una manifestación de miles de trabajadores. Ahora el metal de Bizkaia ha convocado tres jornadas de huelga para el 23 y 30 de junio y 1 de julio por su Convenio colectivo y estamos asistiendo a una impresionante huelga indefinida, ya de 14 días, del metal en Cantabria, y huelgas del metal en Coruña y otras zonas.
Entrevistamos a José Luis Cariñanos, trabajador en la empresa Burulan, del grupo Aernnova, delegado de ELA y militante de Izquierda Revolucionaria, para que nos explique sus reivindicaciones y cómo se está desarrollando el conflicto.
Izquierda Revolucionaria.- Tras más de 20 años el metal de Araba ha vuelto a salir a las calles, ¿por qué ahora?
José Luis Cariñanos.- Esta es la primera huelga general del sector en más de 20 años y se produce en un momento de una ofensiva patronal salvaje contra nuestros derechos. Los trabajadores del metal de Araba no hemos sido inmunes a estos ataques. El caso del convenio provincial es un ejemplo, tenemos las peores condiciones de la Comunidad Autónoma Vasca en cuanto a jornada anual horaria, tablas salariales, etc…
Durante más de dos décadas los dirigentes sindicales de CCOO y UGT, en vez de movilizar a las plantillas, se dedicaron a firmar convenios a la baja. Ellos nos han conducido a esta situación que ahora se ha vuelto crítica. Con la inflación cerca del 9% vemos cómo nuestro poder adquisitivo se hunde rápidamente.
Por otro lado, los beneficios empresariales están alcanzando cotas históricas, ¡gracias a la inflación, justamente! Empresas como Acerinox o Arcelor Mittal, por poner solo dos ejemplos, han tenido un incremento en sus beneficios en el primer trimestre de este año del 242% y del 80%, respectivamente.
No aceptamos el argumento, que utilizan algunos dirigentes sindicales, de que hay que repartir los sacrificios, renunciando a dar la batalla por subidas salariales acordes al IPC. Una de las reivindicaciones principales tiene que ser la escala móvil de precios y salarios, que estos se actualicen conforme a la subida real de los productos básicos.
IR.- ¿Cómo valoras el desarrollo de la huelga?
JLC.- Pese a las amenazas de la patronal, que durante los días anteriores a la huelga se dedicó a amedrentar y enviar mensajes a los trabajadores animándonos a no secundarla, ha sido un éxito completo.
El seguimiento en la planta de Burulan, donde yo trabajo y soy delegado, ha sido prácticamente del 100%, dejando en ridículo los datos de la patronal que hablan de un seguimiento del 7%. Y también en otras zonas de la provincia, como en Aiaraldea. En grandes empresas como Mercedes ha sido también muy potente, del 50%, a pesar del boicot de la UGT y de una convocatoria muy limitada.
El colofón se ha visto en los piquetes, concretamente el de la primera jornada de huelga que rodeó la Mercedes, así como en las manifestaciones convocadas en el centro de Gasteiz. Más de 7.000 huelguistas y sus familias cantando consignas en un ambiente de confianza.
IR.- ¿Cuáles son, en tu opinión, los siguientes pasos a dar para continuar la lucha?
JLC.- Hay que convocar nuevas jornadas de huelga. Ahora los trabajadores del metal de Bizkaia, ante el bloqueo de la negociación de su convenio, han planteado tres jornadas de huelgas, el 23 y 30 de junio y el 1 de julio. El siguiente paso sería convocar esos tres días de huelga. Es una gran oportunidad. Los trabajadores del metal de Araba y Bizkaia somos más de 75.000 y una huelga conjunta y masiva haría retroceder a las patronales.
Pero además estamos asistiendo a una huelga indefinida ejemplar del metal en Cantabria, que ha desbordado a los dirigentes sindicales de CCOO y UGT y que ya se ha vuelto una referencia en todo el Estado. Una huelga que están intentando boicotear desviando carga de trabajo a Euskadi. No podemos permitirlo. Hay que dar un paso más, una huelga general del metal en todo el Estado, que unifique Araba y Bizkaia con Cantabria, con Coruña, que también están en una lucha muy dura… Una huelga así se convertiría en una auténtica referencia poniendo encima de la mesa la necesidad de una Huelga General estatal que unifique las luchas que están surgiendo en todos los sectores frente al intento de la patronal de hundir nuestros salarios.
Es necesario dar un salto en la organización. Los dirigentes sindicales, especialmente de ELA y LAB, que están a la cabeza, deberían convocar asambleas masivas de delegados y trabajadores para impulsar y organizar estas nuevas jornadas de huelga.
En muchas empresas están tratando de negociar convenios o pactos de empresa con propuestas ligeramente mejores que las de la patronal del sector con el objetivo de dividirnos. Nuestra fuerza no va a estar en la lucha empresa a empresa, sino en golpear todos unidos para no perder ni un euro de poder adquisitivo.
IR.- ¿Qué piensas sobre la propuesta de huelga general en Euskal Herria por parte de ELA y LAB?
JLC.- Esta propuesta, que tuvo mucho bombo a finales de 2021, hoy tiene incluso más validez e importancia que entonces. Hay más razones que nunca para una nueva huelga general en Euskal Herria contra la ofensiva empresarial y las políticas propatronales del Gobierno PNV-PSE. El reguero de luchas así lo demuestra: Tubacex, Linamar, H&M, la limpieza del Guggenheim, Irizar, Alconza, Artiach, Osakidetza, las residencias… o ahora el metal de Alava y de Bizkaia.
La situación de precariedad, los contratos basura entre los jóvenes y el deterioro de las condiciones laborales no es algo exclusivo del metal, sino que se extiende por todos los sectores. Los motivos por los que se convocó la última huelga en enero de 2020 no solo no se han solucionado, sino que se agravan. En los próximos meses las cosas no parecen que vayan a mejorar, con la perspectiva incluso de una dura recesión. El único camino será luchar.
IR.- Tú estas afiliado a Izquierda Revolucionaria, ¿por qué?
JLC.- Para mí la lucha sindical es parte de una lucha política mucho más amplia contra el sistema capitalista. Cuando la lucha sindical se queda en las cuatro paredes de la empresa o del sector, y aspira solo a ceñirse a la lógica del capital se ve muy limitada. Esto se ve con las deslocalizaciones, pero también ahora con la inflación.
Necesitamos tener una política alternativa a la de la patronal, y esa política tiene que poner en cuestión las reglas del capitalismo. Y así, cuando se plantee una deslocalización, como ocurrió con Nissan, exigir la nacionalización bajo control obrero, ya que la empresa es un bien social, una riqueza que sirve a la sociedad. Esto es algo que se vio durante la pandemia. Necesitábamos respiradores o mascarillas y no teníamos capacidad industrial para fabricarlas.
El sindicalismo nació como una herramienta política para transformar la sociedad. Es necesario recuperar ese modelo, el único que nos permitirá doblegar a nuestros explotadores.