“Aquí están, aquí se ven, as dependentas de Inditex!”, coreaban en una vibrante manifestación
El domingo 7 de abril bajo esta consigna, gritada con fuerza por cientos de trabajadoras, partía a las 12h. de Plaza de Lugo —donde se concentran varias tiendas de las principales marcas del grupo textil— una potente manifestación de las dependientas de toda la provincia de A Coruña.
Convocada por la CIG, era la respuesta a la negativa de la empresa de acceder a las justas y básicas reivindicaciones de las trabajadoras que quedaron pendientes tras la subida salarial que arrancaron el año pasado.
Compañeros y compañeras del Sindicato de Estudantes, Libres e Combativas y Esquerda Revolucioanaria estuvimos allí, apoyando a las compañeras, repartiendo una hoja de solidaridad y vibrando con la fuerza que allí se respiraba.
Ruido, tambores, megáfonos sonando, carteles con las reivindicaciones y denuncias: “A Marta Ortega las dependientas se la pelan”, “Prima de vinculación sen condicions”, “Os beneficios de Inditex só os ven dous ou tres”, “As dependent@s de Inditex nestas condición non chegamos á vellez” o “Menos Rosalía, más comida cada día, TRA TRÁ”. Una compañera disfrazada de Rosalía recorría en patinete constantemente la manifestación, “Cómo están ás dependentas??? Malamente! Tra Trá!”, mostrando la indignación con la que la empresa pretende utilizar visitas de celebrities que se prestan a lavar su imagen y ocultar la precariedad de las trabajadoras.
Año y medio después, la lucha sigue siendo el único camino
Hace año y medio la victoria de las trabajadoras de Inditex en A Coruña fue una inspiración para el conjunto de la clase trabajadora y para las dependientas del grupo en todo el Estado.
Tras varias movilizaciones, manifestaciones y una huelga impresionante, David vencía a Goliat, logrando una subida salarial del 25%, fiel reflejo de la enorme fuerza de las trabajadoras, de su unión y determinación para plantar cara a la explotación y desigualdad galopantes que forman parte del ADN del gigante textil. Pero quedaron pendientes todas las reivindicaciones sociales y derechos que la empresa se negó a negociar entonces, planteando que lo haría durante el siguiente año, algo que no ha sucedido.
Del mismo modo que en noviembre de 2022, cuando las movilizaciones arrancaron con una manifestación por el centro de Coruña con final en la casa familiar de los Ortega, ayer volvimos a recorrer el mismo camino. Por cierto, nos encontramos igualmente custodiada por la policía nacional la casa del magnate.
Las trabajadoras hacen rico a Inditex, Inditex empobrece y precariza a las trabajadoras
Según Forbes, Amancio Ortega tiene la mayor fortuna española y ocupa el número 13 del ránking mundial con un patrimonio estimado de 95.805 millones de euros. Los beneficios que Inditex acaba de declarar han sido récord: 5.381 millones de euros, un 30,3% más que el año anterior, y una subida de los dividendos del 28%. Las ventas fueron también récord, tanto en tiendas físicas como online, 35.947 millones de euros.
Y con esta riqueza, generada en buena medida por las dependientas de tienda, 27.000 en todo el Estado español y 2.500 solo en Galicia, aún tienen la cara dura de negar reivindicaciones que lo único que pretenden es dignificar unas condiciones laborales que les están haciendo ricos: recuperación del pago de la antigüedad, reducción de jornada según la edad, que se pague adecuadamente el trabajo los sábados y las tardes, equiparación de las condiciones en todas las cadenas de la tienda y aplicación de mejoras sociales que ya disfrutan los trabajadores del grupo en fábricas y logística, mayormente hombres (ayudas para gastos de guardería, por hijos e hijas con necesidades especiales o algo tan básico como un bono comida).
Es un auténtico escándalo que mientras Amancio Ortega acaba de gastarse 182 millones de euros en un megayate de 564 metros cuadrados con helipuerto, piscina y jardín, Inditex se niegue a reconocer la antigüedad de sus trabajadoras o les obligue a dejarse el salario en comidas si no quieren comer frío de tupper en unas escaleras, porque les reserva además el grueso de las jornadas parciales y, por tanto, los salarios más bajos. Es indecente y sobre todo inaceptable.
Contra las maniobras de la empresa y de CCOO y UGT. El sindicalismo democrático y de lucha es el único camino
La experiencia de hace año y medio es muy rica. Recordamos muy bien como días después de la victoria en A Coruña la rebelión se extendía al resto del Estado.
Tras la huelga del 7 de enero, en este caso convocada por la CGT, varias concentraciones en las tiendas más destacadas del grupo y ante la amenaza de una nueva huelga, la empresa volvía a ceder.
Se repetía lo ocurrido en Coruña horas antes del inicio de la segunda jornada de huelga convocada por la CIG. Se conseguía algo histórico, por primera vez se arrancaba a Inditex un marco mínimo de ámbito estatal, rompiendo con el “divide y vencerás” que tanto dinero ha ahorrado a la empresa.
Pero también recordamos que las trabajadoras no solo hicieron frente al chantaje patronal, sino también a la vergonzosa alianza entre empresa y direcciones sindicales (CCOO y UGT) para romper la huelga y tratar de ningunear cualquier acción sindical que plantease batalla y escapase a su control, como sucedió con la CIG en A Coruña y la CGT a nivel estatal. Intentaron todo para frenar la lucha, pero se estrellaron ante la determinación de las trabajadoras.
Ayer asistimos a un anticipo de esta misma actitud, cuando el cortejo de la UGT que ocupaba la parte final de la manifestación, y esta se encaminaba al final del recorrido, a la casa del “patrón” en la Marina, trataron de evitar este recorrido para llevarse un pequeño grupo por estrechas calles del interior de la ciudad. Se ve que no querían incomodar. Increíble, pero cierto. Un aviso de la actitud servil de la burocracia sindical con la que las trabajadoras van a tener que enfrentarse.
Ante la nueva negociación y el empuje de las movilizaciones anunciadas, la táctica de utilizar a CCOO y UGT para descarrilarlas parece evidente. Han creado una mesa de negociación estatal en la que la CGT no ha sido invitada a participar y la CIG está en minoría. Por eso se gritaba en la manifestación “Aquí traballamos, aquí negociamos!” o “Negociación aquí, e non en Madrid”.
Para impedir cualquier tipo de maniobras por arriba que traten de usurpar las decisiones a las trabajadoras hoy, igual que hace año y medio, la clave va a estar en la movilización contundente en las calles, la extensión de la lucha, dentro y fuera de Galicia, y la defensa de un sindicalismo democrático en el que nadie ni nada decida por las trabajadoras. Y para todo ello contarán con nuestro apoyo y el de miles de trabajadores y trabajadoras que desde ayer estamos pendientes de los siguientes pasos a dar si la empresa no cede.
¡Ánimo compañeras, adelante y a vencer!