Delegados CGT en el comité de empresa de Navantia-Ferrol

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Cuando a principios del año pasado se iniciaba el proceso de negociación del convenio de Navantia, tanto la burocracia sindical representada en el comité como la empresa se las prometían felices. Pensaban en sacar un convenio rápido que consolidase el empobrecimiento provocado por el último convenio.

La base de ese optimismo es el desprecio que ambos profesan hacia los trabajadores. Los primeros consideraban que unas prejubilaciones para los más veteranos y algunas promociones para el resto de los veteranos serían suficientes, pensando que las nuevas incorporaciones no jugarían ningún papel durante años. Los segundos, que tenían a la plantilla comiendo de su mano, a imagen de los burócratas sindicales.

El malestar producto de las malas condiciones laborales, sobre todo de las nuevas incorporaciones, pero también de los veteranos, es la base de la rebelión que venimos viviendo desde entonces.

El último episodio se produjo la semana pasada en una asamblea general tumultuosa en que la plantilla votó abrumadoramente en contra de la propuesta de la mayoría del comité para levantar las "medidas de no colaboración" con la empresa que están golpeando muy duramente a Navantia.

Entre la burocracia sindical y la empresa se ha extendido el temor a ser incapaces de controlar a una plantilla que está cansada de movilizaciones tibias, que demanda medidas mucho más efectivas que pongan contra las cuerdas a la empresa y al gobierno. Como consecuencia han lanzado una contraofensiva reaccionaria orientada a atemorizar y disciplinar a la plantilla, y tratar de enfrentar a los trabajadores de la industria auxiliar con los de Navantia.

Conscientes del peligro real para la lucha que supone dicha ofensiva, la CGT hemos contestado con contundencia, repartiendo más de 1.500 hojas este lunes 15 a primera hora, explicando y denunciando la maniobra.

A continuación, reproducimos el texto de la hoja.

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A Folla da CGT  Sección Sindical Unitaria en Navantia Ferrol

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En Fene, el jueves 4 hubo un paro que paralizó la factoría durante 24 horas. No fue una propuesta del comité, sino de los trabajador@s, insatisfech@s con  el nivel de movilización. 

En Ferrol, el jueves 11, la asamblea general decidió, con un voto aplastante,  mantener las medidas de no colaboración. Fue una propuesta de la CGT que  no apoyó ningún otro sindicato. 

Ambos hechos son muy significativos porque evidencian que los trabajador@s están más a la izquierda que los dirigentes sindicales mayoritarios. 

La respuesta no se hizo esperar: 

Abrió el fuego UGT, cuyo dirigente difundió un vídeo insultando a toda la plantilla de Navantia-Ferrol, a quienes calificó de “pijitos laborales”. 

Le siguieron inmediatamente las empresas y algún medio de comunicación, que el sábado publicaba que “la conflictividad laboral por el convenio de Navantia genera despidos y ERTE en subcontratas” (los subrayados son nuestros). 

De traca. El combustible que alimenta la movilización es que en Navantia hay trabajadores pobres. Trabajadores que no llegan a los 1.200 € mensuales y que ven en este convenio una oportunidad para cambiarlo. Que un sindicalista les llame “pijitos laborales” se califica solo. 

La UGT fue y es cómplice de la subcontratación masiva que impera en Navantia. Junto con CCOO, firmaron reformas laborales que recortaron los derechos de los trabajador@s y facilitaron la destrucción de empleo fijo en la principal, para sustituirlo por empleo precario en la IA. Y cuando los trabajadores subcontratados lucharon para conquistar derechos tan importantes como el de subrogación o la inclusión en el convenio provincial de los acuerdos de Navantia, actuaron de rompehuelgas al servicio de la patronal (huelga indefinida de octubre de 2017). 

Y lo de las empresas es de chiste, el lobo cuidando de las ovejas. ¡Décadas de abusos y tropelías contra sus trabajadores… y ahora quieren hacernos creer que les preocupan! ¡Son auténticos caraduras! 

Maessa dice que es muy duro tener que prescindir de trabajadores (La Voz de Galicia, 13/7/2024), pero en febrero despidió a 3 trabajadores en represalia por movilizarse para poder descansar en Nochebuena y Fin de Año. Estos latigueros se negaron y, en lugar del exceso de jornada con el que los compañeros podrían descansar, les redujeron la jornada diaria ¡en 4 minutos! La CIG acusó a Maessa de “actitud mafiosa”, además de recordar que realizó despidos por hablar en asambleas y coaccionó para impedir candidaturas en las elecciones sindicales, entre otras lindezas (Diario de Ferrol, 15/2/2024). 

Lo mismo puede decirse de Nervión (que hace años despidió a toda su plantilla en la factoría de Ferrol para empeorar las condiciones laborales), Tubacer o cualquier otra empresa. 

Nos enfrentamos a lo de siempre: cada vez que unos trabajadores reivindican, se forma una Santa Alianza de empresas, sindicatos pactistas y medios de comunicación para criminalizar la lucha y, sobre todo, PARA DIVIDIR A LOS TRABAJADORES PRESENTANDO LA LUCHA DE UNOS COMO UNA AMENAZA PARA EL RESTO.

Lo vimos hace un año en la factoría de Cádiz, en una huelga de la IA contra cuatro despidos. Todas las “fuerzas vivas” (dirección y comité de Navantia, la patronal de auxiliares y los plumíferos a sueldo) salieron en tromba presentando a los huelguistas como una amenaza para el empleo y el futuro de Cádiz. Algunas navieras se sumaron anunciando que habían decidido llevarse sus buques a otros sitios. Las presiones tuvieron efecto y la huelga se acabó. Unos días más tarde, los cruceros que supuestamente se iban a otros sitios estaban en la bahía. Fue un chantaje en toda regla. 

Las medidas de no colaboración están teniendo un efecto. Por eso, cuando se llevaron la sorpresa de que la asamblea apoyó masivamente la propuesta de la CGT, la Santa Alianza puso en marcha su guerra sucia. En este caso, el chantaje son los despidos en la IA. 

Están jugando con todos los trabajador@s, principal y compañías. En la huelga indefinida de octubre de 2017, utilizaron a los trabajadores de la principal contra la lucha de las compañías. Ahora quieren utilizar a los trabajadores de las compañías contra la lucha de la principal. Su objetivo real es perjudicarnos a todos. 

Está más que demostrado que si unos trabajadores avanzan, eso tiene un efecto arrastre para los demás. Y si retroceden, eso marca el camino para el retroceso de los demás. 

La única manera de romper ese juego es luchar siempre unidos. Esto es fundamental. Por eso la CGT siempre abordamos cualquier conflicto laboral desde una perspectiva conjunta, de clase. Hoy por ti y mañana por mí. 

Por eso, ante la amenaza de ERTEs o EREs en la IA, lo que hay que hacer es dar una respuesta unida. La defensa de los derechos y los intereses de los trabajadores subcontratados tiene que ser también un objetivo de los trabajador@s de la principal. 

HAY QUE DEJARLE MUY CLARO A NAVANTIA, MAESSA Y LAS DEMÁS QUE LOS DESPIDOS EN COMPAÑÍAS TENDRÁN COMO CONSECUENCIA UNA MAYOR CONFLICTIVIDAD LABORAL Y QUE LA PRINCIPAL SE MOVILIZARÁ EN CONTRA DE LOS MISMOS.

La fuerza de la principal también tiene que estar al servicio de los intereses de los trabajador@s de la IA. Es la única manera de reconstruir la unidad del movimiento obrero, que tan útil nos fue a todos en el pasado. 

Habrá trabajador@s subcontratados que desconfíen de estas palabras. A los hechos nos remitimos: cada vez que la IA estuvo en lucha, los hombres y mujeres de la CGT estuvimos en el lado correcto de la barricada. En octubre de 2017 ni estuvimos de rompehuelgas con la patronal (como hicieron CCOO, UGT y MAS) ni nos pusimos de perfil (como hizo la sección sindical de la CIG). Estuvimos en los piquetes mañana, tarde y noche defendiendo la huelga y batallamos en la principal para darle apoyo incondicional. 

Los empresarios están quejándose todo el día de la falta de profesionales. La culpa es solo suya: son las condiciones laborales que ofrecen, la precariedad, el maltrato a los trabajador@s, los que provocan esa falta. Maessa pertenece a un gran grupo empresarial presente en 45 países y tuvo en 2023 una cartera de negocio de 5.500 millones de euros. Si necesitan trabajadores, los tendrán que mantener con los beneficios millonarios que obtienen explotando trabajador@s y parasitando la empresa pública. Y esto vale tanto si hay un bache por falta de carga de trabajo como por una lucha obrera. 

¡LA LUCHA ES EL ÚNICO CAMINO!  ¡POR LA UNIDAD DE LOS TRABAJADORES!

 

 

 

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