¡Hay que defender cada puesto de trabajo!

El pasado 12 de junio Ford anunció que despediría a 1.622 trabajadores de la factoría de Almussafes, lo que supone fulminar aproximadamente al 35% de la plantilla. Este ataque brutal ocurre un año después de que la empresa echara a 1.120 trabajadores, el equivalente al 20% de la plantilla, y se suma a los 1.000 despedidos en otros EREs a lo largo de 2020 y 2021.

El 4 de julio UGT y la empresa firmaron el último acuerdo respecto a estos despidos. Se eliminarán 626 puestos de trabajo mediante un ERE que repetirá las condiciones del que hubo el año pasado. Los otros 996 trabajadores que sobran para la empresa serán incluidos en un ERTE que pagará la empresa hasta que empiece 2025 y desde esa fecha hasta el 2027 lo hará el Gobierno estatal en un plan especial que costará al Estado cien millones de euros para que los trabajadores no consuman paro.

Estas son las “condiciones inmejorables para los trabajadores de Ford” que dice la UGT haber conseguido y con las que “solucionamos el último ERE al que nos hemos enfrentado en los últimos cinco años”. Pero la verdad es que mejor podría decirse que este es el chollo que la UGT ha conseguido para que la multinacional siga forrándose, destruyendo tejido industrial, puestos de trabajo y todo en condiciones de una paz social sin igual para los capitalistas.

En cuestión de 3 años la factoría valenciana ha pasado de tener una plantilla de 8.000 trabajadores a poco más de 4.000 y lo más escandaloso de todo es que, a diferencia de años atrás, en esta carnicería de destrucción de empleo no ha habido una sola movilización o huelga para defender los puestos de trabajo y las condiciones laborales.

Los dirigentes de UGT de la Ford son los mayores responsables de esta situación. Mantienen con mano de hierro la mayoría sindical del comité desde hace más de 20 años gracias a los pactos con la empresa, y la dedican a educar a toda la plantilla en la sumisión a la patronal y a defender las necesidades de la empresa como si fueran sus gerentes. También controlan a la plantilla gracias a una red clientelar descomunal y a actuar como la policía política de la empresa, disciplinando a cualquiera que se atreva a levantar la voz y organizarse en un sindicato alternativo.

El STM, el sindicato alternativo con más delegados en la fábrica y una fuerza sindical que es referencia entre los sectores más avanzados y combativos de la factoría y de las auxiliares, se ha opuesto al acuerdo empresa-UGT, sin embargo no ha sido capaz de responder con un plan de lucha que proponga movilizaciones contundentes y extienda el conflicto a la clase trabajadora valenciana. Es más, el argumento del STM para no firmar el acuerdo es exclusivamente que los porcentajes de indemnización podrían ser mayores.

Realmente el futuro de la factoría en Almussafes es muy preocupante. Desde 2022 se han dejado de producir cuatro modelos de vehículos (Mondeo, S-Max, Galaxy y la Transit Connect) y ahora solo se fabrica el modelo Kuga. Puede que no ocurra, pero esta salida de modelos pone en bandeja el cierre definitivo de la fábrica por mucho que la empresa jure que en 2027 llegará un nuevo modelo del cual se producirán 300.000 unidades, una cifra que es toda una fantochada.

Lo único que hay de verdad en todo esto es que la dirección de la empresa está destruyendo puestos de trabajo a su antojo desde hace seis años con la complicidad del sindicato mayoritario y la de las instituciones valencianas. Y que una y otra vez, la empresa ha podido utilizar el relato de que aceptar el mal menor iba a garantizar estabilidad, modelos eléctricos y trabajo a la plantilla y nada de esto se está cumpliendo.

El tejido industrial más importante del País Valencià se está destruyendo. No solo se trata de la empresa principal, también hay que tomar en cuenta los miles de puestos de trabajo destruidos en las empresas auxiliares. Las y los trabajadores no podemos permitir que este proceso de desindustrialización siga avanzando, la patronal y el Gobierno valenciano del PP-VOX quieren convertir al País Valencià en un paraíso de los empresarios del turismo y la especulación inmobiliaria donde la industria sea cada vez más escasa. Un paraíso para la explotación turística donde la única alternativa laboral sea la precariedad, los salarios de miseria y el empleo sin derechos, mientras la vivienda se ha convertido ya en algo inaccesible.

Solo luchando y organizando un sindicalismo combativo y de clase que defienda cada puesto de trabajo en la industria como una necesidad irrenunciable garantizaremos que la juventud tenga un futuro de trabajo digno, que la precariedad desaparezca de todos los sectores productivos sean cuales sean y que ninguna empresa pueda deslocalizar o desmontar la industria llevándose la riqueza creada por el conjunto la plantilla.

¡Ni un despido en Ford Almussafes!

¡Basta de paz social, lucha obrera en defensa del empleo y la industria!

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