1. Pese a los discursos triunfalistas sobre creación de empleo la realidad continúa arrojando cifras alarmantes de temporalidad, disminución real de los salarios e incremento de los accidentes laborales. Todos estos datos dibujan un panorama laboral en donde los sacrificios y retrocesos que se nos han impuesto a los trabajadores son la otra cara de la moneda de los millonarios beneficios empresariales

2. El sector más afectado por esta situación son, sin duda, los trabajadores jóvenes, entre los cuales la temporalidad se sitúa en más del 65% y el salario medio ronda los 800€. En estas condiciones, la juventud soporta además largas jornadas laborales en condiciones muy duras, que son las responsables fundamentales de la siniestralidad laboral.

3. La situación de precariedad no es, por supuesto, algo exclusivo de los trabajadores más jóvenes, sino una realidad que afecta al conjunto del movimiento obrero. Años de pactos y concesiones a la patronal y al gobierno por parte de las direcciones sindicales han tenido un efecto devastador en las condiciones laborales. Los retrocesos en los derechos de los sectores más organizados y tradicionalmente con unas mejores condiciones de trabajo han tenido su inmediato reflejo en el deterioro de las condiciones generales de todos los trabajadores.

4. Las consecuencias de esto se han dejado sentir también a nivel de la propia organización sindical de los jóvenes. En parte por las dificultades que entraña la afiliación en condiciones de precariedad y represión en las empresas, pero, fundamentalmente por la percepción que se tiene del "sindicalismo" como algo en cierto modo ajeno a los trabajadores y en muchos casos más cercano a los intereses de las empresas, fruto de la práctica sindical ya comentada.

5. No obstante, el descontento y el malestar acumulado por las difíciles condiciones de trabajo crean un fermento tremendamente explosivo, que debemos ser capaces de percibir y organizar. Los sindicatos de clase tienen el deber de organizar a toda esta nueva capa de trabajadores para fortalecer al movimiento obrero en su conjunto.

De hecho, muchos de estos jóvenes trabajadores están creando comités de empresa, secciones sindicales, etc en condiciones muy difíciles, enfrentados no sólo a la empresa sino, en ocasiones,  incluso al propio aparato sindical, anclado en la rutina del sindicalismo meramente "negociador", con enorme desconfianza en la capacidad de lucha de la clase obrera y siempre proclive a aceptar el mal menor.

6. Por encima de estas dificultades, la necesidad de luchar contra los abusos de la patronal, y la propia realidad que nos impone el sistema capitalista, condenándonos a una vida de incertidumbre y miseria, crea las condiciones favorables para que un sector importante de la juventud decida dar el salto a la lucha sindical. Con una política sindical combativa, democrática y de clase,  por parte fundamentalmente de CCOO y UGT, conseguiríamos acelerar ese proceso y colocar al movimiento obrero en una situación más favorable en la lucha por nuestros derechos.

Madrid 10 de noviembre de 2007

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