dsc_0359.jpgLa Sierra de Cádiz se paralizó ayer con la huelga general

La huelga de la Sierra es el comienzo de una movilización que se va a trasladar a otras zonas y posiblemente, también, a nivel andaluz. Alguien tiene que decir basta a esta crisis". Juan Manuel Sánchez Gordillo resumió así el sentir de la clase obrera. Después de la exitosa huelga de la vega cordobesa del Guadalquivir entre octubre y noviembre de 2009, el SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores - Sindicato de Obreros del Campo y del Medio Rural de Andalucía) ha vuelto a convocar huelga, esta vez en la Sierra de Cádiz para el día de ayer. Decenas de miles de trabajadores han paralizando por completo los 19 pueblos de esta verde comarca, de 120.000 habitantes y 32.266 parados.

 

 

La Sierra de Cádiz se paralizó ayer con la huelga general

dsc_0359.jpg"La huelga de la Sierra es el comienzo de una movilización que se va a trasladar a otras zonas y posiblemente, también, a nivel andaluz. Alguien tiene que decir basta a esta crisis". Juan Manuel Sánchez Gordillo resumió así el sentir de la clase obrera. Después de la exitosa huelga de la vega cordobesa del Guadalquivir entre octubre y noviembre de 2009, el SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores - Sindicato de Obreros del Campo y del Medio Rural de Andalucía) ha vuelto a convocar huelga, esta vez en la Sierra de Cádiz para el día de ayer. Decenas de miles de trabajadores han paralizando por completo los 19 pueblos de esta verde comarca, de 120.000 habitantes y 32.266 parados.

El trabajo preparatorio

El paro es del 40% de la población en edad laboral, tocando el 47% en el municipio de Puerto Serrano. En Ubrique, conocida como la capital de la manufactura de la piel, hay más de 100 embargos de casas y 50 personas cada día pidiendo un empleo en el ayuntamiento. La presión sobre los alcaldes de todos los partidos se ha hecho insostenible. Como explica una militante del SAT en un artículo reciente, familias enteras están al borde del precipicio con todos sus miembros en paro, y cada mañana el cartero llama a sus puertas con algún que otro embargo (luz, agua, sellos de la seguridad social, hipotecas de viviendas,..). Las colas en los servicios sociales de los Ayuntamientos son interminables.

Un alcalde de izquierdas ha criticado el anuncio del presidente de la Diputación de Cádiz, con respecto al convenio de emergencia social. "Dice que dará un euro por habitante. A mi pueblo le tocan 4.003 €. ¿Qué compramos?, ¿Un camión de garbanzos?", se interrogó. Por su parte, el alcalde de Puerto Serrano, Pedro Ruiz (IU), añadió: "Llegan menos recursos. Los Ayuntamientos están colapsados y en bancarrota. Con esta huelga no se defienden intereses de partidos ni de sindicatos. Exigimos que se garanticen las necesidades básicas".

El trabajo preparatorio de los militantes del SAT ha sido largo, muy sacrificado. Un ejemplo de sindicalismo combativo. Más de dos meses recorriendo los montes plaza a plaza, tajo a tajo, escuchando a cada paso los dolorosos relatos de los problemas de la gente de abajo. La profundidad de la movilización se demuestra con los 3 manifestaciones del día de la huelga, la más grande de ellas en Arcos de la Frontera, a poco distancia de Jerez, con unas 5.000 personas (entre ellas mucha juventud y sobre todo mujeres). Igual que en Palma del Río, Córdoba, hace tres meses.

El llamado del SAT a CCOO y UGT y a los alcaldes del PSOE a apoyar la lucha no ha sido escuchado por los dirigentes, pero sí por sus bases, y de forma masiva. Una militante del SOC le insistía a un afiliado de CCOO, durante una asamblea: "¡Ponte la pegatina de tu sindicato, trae tu bandera, que tus dirigentes vean que estás aquí luchando con nosotros y sigan el ejemplo!". Sobre el 20 de enero ya se veía que la huelga iba a ser muy importante.

Las reivindicaciones

dsc_0454.jpg"No es una huelga en contra del PSOE. Le hacemos un llamamiento a que se sume a favor de los intereses de la Sierra", es lo que dijeron los dirigentes del SAT en la prensa y en las calles. Las reivindicaciones son básicamente las mismas que originaron el comienzo de la lucha del SOC-SAT hace un año en las provincias de Sevilla, Córdoba y Jaén.

1º. Un PER especial que de trabajo durante 4 meses a todos los parados agrarios y del Régimen General.

2º. Eliminar el requisito de las 35 peonadas para poder cobrar el Subsidio Agrario y la Renta Agraria.

3º. Condonación de la cuota de la Seguridad Social Agraria mientras se esté en paro.

4º. Permiso para poder rebuscar aceituna en toda Andalucía, así como para poder coger tomillo, espárragos, tagarninas, setas, caracoles, cardillos,...sin ser denunciado.

5º. Moratoria en el pago de las hipotecas por vivienda mientras se esté en paro.

6º. Ayudas directas a los pequeños agricultores y cooperativas para que siembren cultivos sociales que generen mano de obra.

7º. Que las pensiones mínimas sean igual al Salario Mínimo Interprofesional.

8º. Plan de formación y de reciclaje profesional para jóvenes y mayores (Escuelas Taller, Casas de Oficio, Talleres de Empleo, Formación Ocupacional...).

A estas se han sumado las de los estudiantes, que han secundado masivamente el llamado de los trabajadores de sus pueblos y la invitación del Sindicato de Estudiantes a apoyar la lucha codo con codo con la clase obrera:

9º. Una fuerte inversión pública para mejorar nuestros institutos.

10º. Un puesto de trabajo digno al terminar los estudios.

Llegó el día de la huelga

dsc_0263.jpgNo nos importa mucho lo que digan los medios de la burguesía. Aún así es sintomático lo que escribió El País: "En las localidades serranas más pobladas, como Arcos y Villamartín, la actividad fue prácticamente nula. Desde primera hora permanecieron cerrados bares, comercios, bancos y ayuntamientos. Tan sólo abrieron sus puertas los colegios, algunas farmacias, gasolineras aisladas y una superficie comercial que estuvo custodiada por decenas de guardias civiles". Los institutos se quedaron mayoritariamente vacíos y los antidisturbios rodearon algunas grandes superficies que también se quedaron vacías, pues la mayoría de sus empelados se fueron al rato por falta de clientes. Sigue el diario: "La Junta de Andalucía admitió que la incidencia en los ocho pueblos más poblados llegó a ser de entre el 80% y el 100%".

Para vivir la huelga hay que leer la crónica de la huelga del propio SAT: "En muy poco tiempo, también, las cadenas comerciales van cerrando una tras otra, excepto Carrefour de Arcos de la Frontera, que está rodeada de un amplio dispositivo policial. Al parecer, querían amargarnos el éxito obtenido con cargas policiales, con denuncias y detenciones y decidimos no caer en la trampa, no darles el gusto. La imagen de un paro general, obtenido con la fuerza de la razón, por la justeza de las peticiones, de forma pacífica, se les atragantaba y deseaban la imagen de la represión. Pues no." Sí señor, ¡ésta es la táctica correcta, compañeros! La realidad es que la sierra llevaba semanas teñida del verde de la naturaleza y del rojo de los carteles de la huelga. El azulón de las lecheras y el negro de las porras desentonaban y fueron borrados con inteligencia.

A las protestas convocadas en solidaridad con este paro hay que sumar la gran manifestación que ha recorrido hoy Almonte (Huelva) con más de 1000 trabajadores y trabajadoras. Nuevas movilizaciones empiezan a sonar, se habla de la Sierra Sur sevillana, de la Sierra Mágina en Jaén, nada está decidido aún, pero sin duda habrá más movilizaciones y serán tan importantes y exitosas como la jornada de hoy que ha sido una lección para aquellos que han perdido la confianza en la capacidad de lucha de la clase obrera.

Cada una de estas luchas deja tras de sí una sensación de confianza en las propias fuerzas de la clase obrera, además de un incremento de la organización política y sindical, pueblo a pueblo. Esto es fundamental ante la lucha que nos espera. Los viejos luchadores ya no se sienten aislados, las mujeres se alivian transformando en protesta la amargura de llevar la gran parte de la carga psicológica y material de los dramas familiares creados por el capital. La juventud se incorpora y se educa en las asambleas nocturnas bajo la lluvia, luego detrás de la pancarta. Los niños se suben a las farolas y los árboles de la plaza para escuchar los mítines. En los patios de las escuelas, los estudiantes se reúnen para leer las octavillas, luego toman las palabras en las clases y explican a los compañeros los que piensan que hay que hacer.

¿Qué está pasando en Andalucía?

Tomemos por ejemplo el caso de Puerto Serrano. La mayoría de los obreros y también las trabajadoras en paro es gente que ha vuelto al pueblo, víctima del colapso de la construcción en la Costa del Sol. La mitad de la población no tiene donde trabajar. Ya no tiene ni el dinero para seguir engordando al banco y las multinacionales con la hipoteca mensual y los recibos de la luz. Todo el mundo percibe que la clase trabajadora de Andalucía está que arde de necesidad de luchar. En estas condiciones, no hay vuelta atrás. Con altos y bajos, la lucha de masas ha llegado para quedarse. En el medio rural, esta energía ha encontrado una dirección política y sindical que le da un primer cauce y un método de lucha. Lo que tiene el SAT es que conecta porque sus cuadros viven la vida de la mayoría más explotada de la clase obrera.

Puerto Serrano es la imagen de los pueblos andaluces, de miles y decenas de miles de habitantes, de los barrios obreros de las grandes ciudades. Una infinidad de trabajadores en paro están haciendo silenciosamente balance de sus vidas bajo este sistema. Especialmente la juventud. Lo hemos vivido en las asambleas de los pueblos. No sólo hay comentarios o aportaciones sobre la huelga, sino que en las reuniones la gente cuenta su vida. Poco importan los grandes pactos salariales a cuatro años, los anuncios engañosos sobre reformas laborales inofensivas, los apretones de manos de las fotos de los periódicos cuando cada día es un día de resistencia.

Una clase obrera joven, que por primera vez se pregunta dónde está el futuro y la recompensa por los quince años trabajados sin mirar el reloj, a pleno ritmo, de sol a sol, en los andamios, los talleres, los hoteles y los bares, las oficinas, las empresas de limpieza, los camiones, las naves del metal. Y por un salario de miseria, que estaba hipotecado aún antes de la crisis. Esta clase obrera ya no tiene sitio en su casa para las promesas. Es por eso que la lucha que ha empezado, aumentará.

 

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