Los efectos de la crisis económica siguen profundizándose en los pueblos andaluces. El colapso de la construcción, con la disolución de centenares de empresas del sector, así como la escasez de trabajo en el campo, agravada por el temporal de lluvias e inundaciones, condenan cada día que pasa a más familias al paro forzoso.
Los efectos de la crisis económica siguen profundizándose en los pueblos andaluces. El colapso de la construcción, con la disolución de centenares de empresas del sector, así como la escasez de trabajo en el campo, agravada por el temporal de lluvias e inundaciones, condenan cada día que pasa a más familias al paro forzoso.
Este es el caso de poblaciones como Villaverde del Río, que no tiene industrias y ha dependido exclusivamente de estos dos sectores económicos para mantener el empleo. Así, en 2009, la tasa de desempleados se incrementó en un 35%, uno de los peores índices de la provincia. Por si fuera poco, esta situación ha empeorado desde final de año con el cese de la actividad en Frunexa, la empresa de manipulación de frutas, la única fábrica importante de la localidad cuyo cierre deja sin ocupación a más de 150 personas y significa la pérdida de miles de peonadas para las trabajadoras eventuales del resto del pueblo. Esta es la base material sobre la que se han formado dos movimientos reivindicativos: la asamblea de trabajadoras de Frunexa y la asamblea de parados de Villaverde.

El ejemplo de Frunexa: dinero público que no garantiza el empleo

La instalación de una fábrica moderna de transformación agrícola como Frunexa despertó grandes ilusiones entre los trabajadores, no sólo en Villaverde, sino en toda la comarca. Se suponía que esta empresa, producto de la unión de cinco empresas que ya venían funcionando en la zona, aumentaría el trabajo, el empleo y daría estabilidad laboral a las trabajadoras. Estas expectativas también las compartían las administraciones públicas y las cajas de ahorro, que concedieron todo tipo de facilidades así como subvenciones y préstamos de casi cuatro millones de euros para la construcción y equipamiento de la fábrica. La realidad ha sido bien distinta. Pero lo que no se podía pensar es que, encima, el negocio se vendría a pique. Desde finales del pasado año no hay actividad en la fábrica. Las trabajadoras han perdido la campaña de la naranja, y el melocotón va por el mismo camino. Y por supuesto, los socios no han creído conveniente dar una sola explicación a las trabajadoras y mucho menos devolver el dinero.

Las trabajadoras se ponen en movimiento

Como es normal, una vez conocido oficiosamente el cierre, han comenzado las gestiones desde el Ayuntamiento, la Junta de Andalucía y los actuales propietarios para solucionar el problema a base de ofrecer nuevos créditos a estos manirrotos ¡total, como los administran tan bien! Lo cierto es que a día de hoy estos acuerdos no progresan.
Pero, al mismo tiempo, las trabajadoras se han constituido en asamblea, han elegido un comité representativo y poco a poco están orientando sus esfuerzos para conseguir que la fábrica se abra de nuevo y se mantengan los puestos de trabajo. Consolidar esta unidad ha sido algo muy meritorio, dado que las trabajadoras, aunque mayoritariamente de Villaverde, están repartidas entre siete localidades de la comarca. La mayoría de las trabajadoras han comprendido cuál es el decisivo papel que les toca jugar: su presión es la única garantía de que los representantes políticos no se desvíen y acaben olvidando el asunto, a fin de cuentas, ninguno de ellos depende de la fábrica para vivir.
El comité mantuvo una reunión con el delegado de Agricultura de la Junta, donde se dio cuenta de la dramática situación en que quedaban las trabajadoras pero también se planteó la necesidad de que la administración autónoma, que metió millones de euros públicos en el proyecto, exija a los socios la inmediata puesta en marcha de la fábrica, y si no es así, entrar en algún tipo de expropiación que permita la entrada de otros inversores que ya se han interesado en hacerse cargo de la misma.

Manifestación en Villaverde

El 18 de marzo las trabajadoras dieron un nuevo paso, dando a conocer el conflicto a través de televisión y prensa, con la convocatoria de una manifestación en Villaverde que contó con el apoyo de centenares de personas y con la asistencia de numerosos alcaldes, concejales y representantes sindicales que se unieron a las trabajadoras al frente de la pancarta que pedía la reapertura de la fábrica (y con la ausencia de la alcaldesa de Villaverde que, de la mano de los socios, prefirió boicotear el acto).
Durante la misma manifestación se concretó una nueva reunión con Junta y alcaldes donde las trabajadoras puedan defender sus reivindicaciones. Sin duda, nuevos ánimos para unas trabajadoras que continúan en la lucha por sus puestos de trabajo.

La asamblea de parados

La aprobación por parte del gobierno del segundo Plan "E", esta vez con una dotación de 5.000 millones de euros, ha sido el detonante para agrupar a centenares de desempleados/as en torno a la alternativa que IU está defendiendo en Villaverde. En asambleas públicas hemos explicado la estafa que supone para los parados la forma en que se viene ejecutando este programa, privatizando los fondos públicos y sin dar oportunidad a los desempleados inscritos en las oficinas de empleo, que supuestamente eran los principales beneficiarios.
En la práctica y según la experiencia del anterior Plan, la mayoría de las empresas privadas realizaron los trabajos y obras adjudicadas con la misma plantilla que ya tenían y haciendo el menor número de contratos posible.
Nuestra propuesta es que es que todos o parte de los trabajos se ejecuten a través de la empresa pública del Ayuntamiento, algo completamente legal, lo que posibilitaría aumentar el número de contratos y atender a las listas de parados según un orden establecido democráticamente.
Esta alternativa centrada en el reparto igualitario del trabajo ha conectado con la experiencia de los parados en el anterior programa pero también con la insatisfacción general que se vive en el pueblo respecto a la política de empleo del Ayuntamiento. Por ello, otra de las reivindicaciones plantea la formación de una comisión local de empleo, donde tengan participación el pueblo y los parados para que velen por un reparto más justo del trabajo y de las contrataciones.

Ocupación y convocatoria
de manifestación

En una de las asambleas se eligió un comité con el modesto propósito de tener una entrevista con la alcaldía y su gobierno (coalición PP-PSOE) para dar traslado de nuestras propuestas. La negativa de la alcaldesa a, ni tan siquiera, recibir a la comisión, fue contestada por los parados con la ocupación de las instalaciones municipales hasta que por fin se concedió la reunión. Como es natural, e incluso previsible en un gobierno de colaboración con la derecha, no accedieron a ninguna de las peticiones. Esto ha provocado que la asamblea de parados haga un llamamiento al pueblo y convoque una manifestación para el día 26 de marzo. La fuerza de la movilización será, en última instancia, el factor que decida la suerte de las reivindicaciones.

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