El pasado 3 de junio tuvo lugar, en el Juzgado de lo Social número 3, el juicio contra el despido de Nicasio Malde, delegado de CGT en Maymo. La empresa despidió al representante de los trabajadores con el pretexto de que éste había utilizado en su blog expresiones como "ladrón, estafador y manipulador" contra el gerente de la empresa, Vicente Úbeda.  

El pasado 3 de junio tuvo lugar, en el Juzgado de lo Social número 3, el juicio contra el despido de Nicasio Malde, delegado de CGT en Maymo. La empresa despidió al representante de los trabajadores con el pretexto de que éste había utilizado en su blog expresiones como "ladrón, estafador y manipulador" contra el gerente de la empresa, Vicente Úbeda.  
El juez declara que la autoría de los hechos imputados a Nicasio Malde no ha sido demostrada y que el despido "se puede interpretar como un castigo contra su actividad sindical" y, por tanto, declara la nulidad del mismo, lo que supone la readmisión inmediata del sindicalista.
Asimismo, la sentencia manifiesta que existe una confusión de patrimonio, plantilla y dirección entre las empresas Maymo y Maymo Calderería. Sorprendentemente, en la primera se ha reducido la plantilla de 392 a 56 trabajadores, mientras que Calderería y Mantenimientos Maymo SA ha pasado de tener 6 a 175 trabajadores, gran parte de ellos procedentes de Maymo Tarragona SA.
Esta sentencia es una magnífica noticia para el movimiento obrero y una enseñanza para el conjunto del comité de empresa. Tal como decíamos en El Militante del pasado mes de febrero en referencia a la destrucción brutal de puestos de trabajo en Maymo (que pasó de cerca de 500 trabajadores a menos de la mitad) y de los acuerdos del comité con el empresario: "Un sindicalista no puede aceptar nunca la destrucción de puestos de trabajo, pero menos todavía que un empresario cierre la empresa y abra con otro nombre para evadir deudas a la Seguridad Social, dividir a los trabajadores y desmantelar su capacidad de organización y lucha. Aceptar un acuerdo de este tipo, como vimos en muchas otras empresas, no garantiza nada. De hecho, lo habitual es que al poco tiempo el empresario vuelva a la carga, planteando nuevos despidos y sustituyendo empleo con más derechos por empleo precario.
La única alternativa viable que tenemos los trabajadores es la lucha y si el empresario amenaza, como hizo hace dos años, con cerrar o marcharse a León, el movimiento obrero debe tomar la empresa y reivindicar que la Generalitat la nacionalice. Si esta alternativa fuese asumida por el comité y los trabajadores de Maymo y se generara una corriente masiva de apoyo en el conjunto de la clase obrera, la fuerza de los trabajadores sería imparable".

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