La plantilla de la empresa de telemarketing Runcall Systems, del grupo
empresarial MST, ha conseguido una victoria inicial importante en la
lucha que emprendieron hace unos meses por el cumplimiento del convenio,
poniendo de manifiesto que la lucha sí sirve.
La plantilla de la empresa de telemarketing Runcall Systems, del grupo empresarial MST, ha conseguido una victoria inicial importante en la lucha que emprendieron hace unos meses por el cumplimiento del convenio, poniendo de manifiesto que la lucha sí sirve.
En esta empresa, como en tantas otras del sector de telemarketing, lo normal y cotidiano es que no se cumpla el convenio en multitud de aspectos. Desde que los trabajadores escogieron representante sindical de la UGT, la demanda que resume la plataforma reivindicativa es el cumplimiento del convenio. Esto significa mejorar las condiciones laborales en toda una serie de aspectos (vacaciones, descansos, horario,...) y especialmente que los trabajadores tengan la categoría de telegestor (no la de teleoperador), que es la que les corresponde por la labor y responsabilidad que desempeñan, con su consiguiente incremento salarial.
Desde el primer día la actitud de la empresa ha sido la negativa total, no ya a asumir las reivindicaciones de la plantilla, sino ni siquiera a reunirse con la delegada. Tras varios plantones e incluso la insultante ocurrencia de tener la reunión "en un bar", los trabajadores dijeron basta. Tras reunirse la asamblea, se decidió convocar un día de huelga si la empresa no rectificaba y seguía sin cumplir el convenio.
La huelga se convoca para el lunes 2 de agosto. La empresa contraatacó el viernes 30 de julio alegando que la huelga era ilegal en la medida que pretendía negociar el convenio estatal que ya estaba en vigor. Esto era totalmente falso, y la empresa lo sabía perfectamente. Los trabajadores querían que se cumpliera el convenio, no negociarlo.
El problema es que en el preaviso de huelga se cometió un error de forma que podía acabar dando la razón a la empresa en un juicio. La empresa utilizó la amenaza y el miedo para amedrentar a los trabajadores y tratar de debilitar el apoyo a la huelga. La respuesta de la plantilla fue la contraria, aumentando su indignación por la desfachatez patronal. Inmediatamente, para no dar ninguna baza a la empresa, los trabajadores trasladaron la fecha del 2 al 10 de agosto. El 9 de agosto, la empresa volvió a amenazar con la misma maniobra, pero en este caso no tenían nada a lo que acogerse para decir que la huelga era ilegal.
La respuesta de los trabajadores, respondiendo a todas las presiones y maniobras de la empresa, fue magnífica. De los 23 trabajadores en plantilla, tan sólo fueron dos a trabajar. Durante todo el día hubo un piquete informativo en la puerta de la empresa, repartiendo más de 500 hojas a los trabajadores de otras empresas de telemarketing del mismo edificio. Las muestras de solidaridad y apoyo fueron constantes.
Ese mismo día se celebró la primera reunión con la empresa, que se prolongó durante dos horas y en la que la empresa cambió totalmente de actitud, cediendo en toda una serie de aspectos excepto en la cuestión de la categoría profesional. Se trata de una victoria, aunque parcial, muy importante. La huelga había dado sus frutos.
Los trabajadores ahora afrontan este curso con fuerzas renovadas, con la experiencia práctica de que la lucha y organización sirve, y dispuestos a seguir peleando para conseguir que se cumpla el convenio en su totalidad.
En esta empresa, como en tantas otras del sector de telemarketing, lo normal y cotidiano es que no se cumpla el convenio en multitud de aspectos. Desde que los trabajadores escogieron representante sindical de la UGT, la demanda que resume la plataforma reivindicativa es el cumplimiento del convenio. Esto significa mejorar las condiciones laborales en toda una serie de aspectos (vacaciones, descansos, horario,...) y especialmente que los trabajadores tengan la categoría de telegestor (no la de teleoperador), que es la que les corresponde por la labor y responsabilidad que desempeñan, con su consiguiente incremento salarial.
Desde el primer día la actitud de la empresa ha sido la negativa total, no ya a asumir las reivindicaciones de la plantilla, sino ni siquiera a reunirse con la delegada. Tras varios plantones e incluso la insultante ocurrencia de tener la reunión "en un bar", los trabajadores dijeron basta. Tras reunirse la asamblea, se decidió convocar un día de huelga si la empresa no rectificaba y seguía sin cumplir el convenio.
La huelga se convoca para el lunes 2 de agosto. La empresa contraatacó el viernes 30 de julio alegando que la huelga era ilegal en la medida que pretendía negociar el convenio estatal que ya estaba en vigor. Esto era totalmente falso, y la empresa lo sabía perfectamente. Los trabajadores querían que se cumpliera el convenio, no negociarlo.
El problema es que en el preaviso de huelga se cometió un error de forma que podía acabar dando la razón a la empresa en un juicio. La empresa utilizó la amenaza y el miedo para amedrentar a los trabajadores y tratar de debilitar el apoyo a la huelga. La respuesta de la plantilla fue la contraria, aumentando su indignación por la desfachatez patronal. Inmediatamente, para no dar ninguna baza a la empresa, los trabajadores trasladaron la fecha del 2 al 10 de agosto. El 9 de agosto, la empresa volvió a amenazar con la misma maniobra, pero en este caso no tenían nada a lo que acogerse para decir que la huelga era ilegal.
La respuesta de los trabajadores, respondiendo a todas las presiones y maniobras de la empresa, fue magnífica. De los 23 trabajadores en plantilla, tan sólo fueron dos a trabajar. Durante todo el día hubo un piquete informativo en la puerta de la empresa, repartiendo más de 500 hojas a los trabajadores de otras empresas de telemarketing del mismo edificio. Las muestras de solidaridad y apoyo fueron constantes.
Ese mismo día se celebró la primera reunión con la empresa, que se prolongó durante dos horas y en la que la empresa cambió totalmente de actitud, cediendo en toda una serie de aspectos excepto en la cuestión de la categoría profesional. Se trata de una victoria, aunque parcial, muy importante. La huelga había dado sus frutos.
Los trabajadores ahora afrontan este curso con fuerzas renovadas, con la experiencia práctica de que la lucha y organización sirve, y dispuestos a seguir peleando para conseguir que se cumpla el convenio en su totalidad.