Durante abril de 2010 los trabajadores de Tussam se manifestaron contra la privatización de la red pública de autobuses y el despido de 140 trabajadores. La dirección de la empresa y la prensa de la ciudad realizaron una campaña de desprestigio hacia la plantilla con el objetivo de aislarlos del resto de trabajadores y jóvenes de la ciudad. La huelga fue un éxito y provocó la caída de una de las cabezas visibles de la gerencia de la empresa, además de arrancar el compromiso por parte del PSOE de garantizar el transporte público y readmitir a los trabajadores despedidos. No obstante, la dirección de la empresa mantiene aún a 88 despedidos que están agotando el paro y debe 750.000 euros a la plantilla. Aprovechando los meses de verano se han suprimido las líneas que llevaban a la Universidad Pablo de Olavide y las nocturnas. Para todo ello utilizan la excusa de que no hay solvencia; sin embargo los altos cargos cobran aproximadamente 120.000 euros anuales, para eso la empresa sí tiene dinero.
El transporte público no debe guiarse por los beneficios económicos, debe cumplir una función social. Para garantizar unas finanzas transparentes, éstas, deben estar sometidas al control de los trabajadores (a las que actualmente no tienen ni acceso). La gerencia se ha ocupado de hostigar constantemente a los trabajadores, de dejar los autobuses en cocheras y de empeorar el servicio a los usuarios, jóvenes y trabajadores. No sobran conductores ni líneas de autobús en Sevilla, ya que el metro no llega a todas partes y es más caro. Tampoco es tolerable que no se pague a los trabajadores de plantilla, cuando los precios suben y para muchas familias es el único ingreso que poseen para hacer frente a multitud de gastos y deudas.

No a la privatización

Por la presión de los trabajadores, el Ayuntamiento, en una moción propuesta por IU, ha acordado que para 2016 todos los eventuales deben estar en la bolsa de trabajo. Sin embargo, los jóvenes, trabajadores y los despedidos de Tussam necesitamos de inmediato que se restituyan las líneas suprimidas y que los autobuses que se quedan en cocheras sean puestos en funcionamiento. Que se haya aprobado hace unas semanas la venta de treinta autobuses de la empresa con el apoyo del PP y la dirección del PSOE demuestra que la sombra de la privatización y el ataque a los trabajadores permanece. Con la venta tratan de evitar que los eventuales puedan reengancharse. Para dividir a los trabajadores, dirán que esta venta se va a hacer para pagar los sueldos atrasados de la plantilla, cuando lo que se guarda bajo la mesa son más ataques.
Los despidos, el impago a los trabajadores, y el recorte de líneas, no son hechos aislados, sino que es un conjunto de ataques contra toda la plantilla y los usuarios, por ello la respuesta debe ser unificada. Sólo la movilización de los sindicatos de trabajadores de la empresa (CCOO, ASC, CGT, SITT, UGT) junto con los eventuales, con la realización previa de una asamblea de la plantilla, pueden garantizar el éxito de esta lucha. Una batalla en la que no podemos contar con la derecha. El PP, a pesar de la demagogia que pueda utilizar para intentar hacerse pasar como preocupado por los trabajadores, repetidas veces ha criminalizado a la plantilla por sus justas reivindicaciones y ahora apoya la venta de los treinta autobuses, ya que busca la privatización de la empresa. Es importante unir esfuerzos con el resto de sindicatos de clase del ayuntamiento, cuyos trabajadores se encuentran asediados con recortes. Una orientación decidida hacia los comités de empresa y un plan de movilizaciones obligaría a la dirección del PSOE a rectificar sus políticas. Desde el Sindicato de Estudiantes, nos posicionamos del lado de los trabajadores y nos ponemos a su disposición para cualquier movilización desde la izquierda.

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