En marzo de 2009 fue Seat, ahora ha sido Nissan. El pasado 12 de enero se celebró un referéndum auspiciado por USOC y UGT, la empresa, la Generalitat y el Ministerio de Trabajo para que los trabajadores de Nissan trabajaran más, por menos dinero: congelación salarial en 2012, aumento del 0,5% en 2013 y de 1,5% en 2014; un aumento efectivo del tiempo de trabajo que aumente un 6% la productividad; 15 sábados laborables al año, 12 obligatorios y una bolsa de horas extras de 40 horas, 32 obligatorias, entre otras medidas. Eran las condiciones impuestas por la multinacional japonesa para que el nuevo modelo pick-up se fabricara en Barcelona.
Según USOC y UGT este nuevo sacrificio "garantizará el empleo", sin embargo, también lo garantizaba el pasado Plan Industrial, firmado por CCOO, USOC y UGT y la empresa en 2009, que ya prometía entonces la implantación del nuevo modelo y que ha supuesto desde entonces más de 2.000 despidos.
Realmente, la empresa ya se había decantado por fabricar la pick-up en Barcelona en el mes de noviembre. Aunque Nissan agitaba con la deslocalización del nuevo modelo a Sudáfrica o Marruecos, la factoría de Barcelona reunía los mejores requisitos logísticos, técnicos y profesionales para fabricar para Europa la nueva furgoneta. Sin embargo, en repetidas ocasiones los dirigentes sindicales de la factoría ya habían demostrado su "voluntad de llegar a acuerdos" y la experiencia de Seat había creado un muy mal precedente. La multinacional optó por presionar para poder dar una nueva vuelta de tuerca a los trabajadores y, además, obtener más ventajas del gobierno. Si ya Nissan conseguía suculentas subvenciones de la Generalitat (en junio de 2010 el dinero público cubría el 80% de las inversiones de Seat y Nissan), ahora el gobierno se ha comprometido a cubrir mediante créditos blandos la mitad de la inversión de 80 millones de euros que requerirá la furgoneta pick-up.
En esta ocasión la sección sindical de CCOO (mayoritarios en el comité de empresa de Zona Franca, donde se concentra la mayoría de la plantilla) se ha opuesto a lo que, correctamente, han caracterizado como "chantaje patronal". Hay que señalar, que CCOO de Nissan ha estado sometida a muchas presiones para que se sumara al acuerdo. Por ejemplo, la Generalitat mantuvo una reunión con el secretario general de CCOO de Catalunya, Joan Carles Gallego, para que éste hiciera entrar en razón a la sección sindical. No obstante, la oposición de CCOO no ha sido suficiente para evitar la victoria del "sí" que ha conseguido el apoyo del 70% de la plantilla en el referéndum, con una participación muy alta (en torno al 96%).
El ‘pacto global' dificulta la lucha en las empresas
Esta derrota de los trabajadores se debe en parte a la campaña de terror que empresa, gobierno y los dirigentes de UGT y USOC han lanzado entre los trabajadores, presentando el recorte de los derechos laborales como el "mal menor", el único camino para evitar más despidos e incluso el cierre de la factoría. Pero también tiene mucho que ver la política sindical que ha venido desarrollando CCOO. Aunque la sección sindical en esta ocasión se opuso a los planes de la empresa, sus dirigentes desperdiciaron la oportunidad de dar continuidad a la lucha que protagonizaron los trabajadores de Nissan en otoño de 2008, que se estaba convirtiendo en un referente para los trabajadores de otras empresas afectadas por la situación de crisis. Aquellas movilizaciones habían alcanzado una tremenda fuerza pero en su punto álgido los dirigentes sindicales optaron por abandonar el camino de la lucha y aceptar una tras otra las imposiciones de la empresa: ERE temporal, tras ERE temporal, despidos "no traumáticos", etcétera.
Pero además, en este contexto de crisis económica, los trabajadores son conscientes de que la lucha en una sola empresa es muy complicada. Si bien CCOO de Nissan se ha opuesto al referéndum, los dirigentes estatales del mismo sindicato han aceptado el pacto social con el gobierno y la CEOE. En caso de ganar el "no", ¿qué garantía tenían los trabajadores de que los sindicatos habrían emprendido una lucha consecuente y hasta sus últimas consecuencias para garantizar los puestos de trabajo? Muchos trabajadores seguramente se hicieron estas preguntas y, resignados, votaron "sí", a sabiendas de que la debilidad invita a la agresión y sin duda, la empresa volverá a incumplir los acuerdos alcanzados.
Realmente, la lucha es el único camino viable para garantizar el empleo y las condiciones laborales. Una de las supuestas competidoras de Nissan-Barcelona, la factoría de Sudáfrica, es buena prueba de ello: el principal sindicato sudafricano del metal, NUMSA, demandó un 20% de aumento medio de salario para la industria automovilística, pese a la recesión económica que vive Sudáfrica. Con el diálogo roto, el sector quedó parado por una huelga que duró ocho días en agosto de 2010 y que culminó con un aumento del salario medio en el sector del 10% para 2010 y del 9% para 2011 y 2102. Desde luego, esa lucha no ha evitado que la factoría de Sudáfrica vaya a fabricar la pick-up para toda África. Un sindicalismo de clase, combativo e internacionalista es el único camino para hacer frente a las multinacionales.