La lucha bien planteada, utilizando los métodos e ideas del proletariado (las ideas del marxismo) es la única manera que tenemos los trabajadores de mejorar nuestras condiciones laborales y de vida.
Tras una labor sistemática de agitación, informando a los compañeros y compañeras del Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio (SMRA) de sus derechos y de las injusticias cometidas contra los trabajadores temporales, así como la organización de asambleas participativas donde pudimos poner en común los problemas y reivindicaciones de todos (ver artículo El Militante nº 247). Todo este trabajo, que contó con la colaboración e implicación de la sección sindical de CCOO del Ayuntamiento sirvió para conseguir un incremento salarial de unos 200 euros mensuales con carácter retroactivo para los trabajadores del último plan de empleo, para poner sus sueldos al nivel del resto de compañeros de los planes de empleo anteriores.
Después de esta victoria, personalmente interpuse dos demandas ante el juzgado, una por la ilegalidad de nuestros contratos y otra reclamando la diferencia salarial que percibimos los trabajadores temporales en comparación con los trabajadores fijos, ya que todos hacemos el mismo trabajo y por tanto deberíamos tener el mismo sueldo.

Dos sentencias favorables para los trabajadores

Más de seis meses después de mi despido hemos conseguido ganar las dos demandas. La primera sentencia me dio la razón en cuanto a la improcedencia del despido por finalización del contrato de fin de obra, ya que realizaba labores propias del personal del ayuntamiento y no las de la obra objeto del contrato. Tras esta sentencia el Ayuntamiento tenía que elegir si readmitirme o indemnizarme. El Ayuntamiento no realizó ningún movimiento (aunque había anunciado interponer un recurso, que no presentó) y el juez, tras una comparecencia en la que el Ayuntamiento tampoco se presentó, optó por la readmisión. Tras la sentencia en firme y ante la imposibilidad de recurrirla el Ayuntamiento me ofreció un año de sueldo si renunciaba a reincorporarme en mi puesto de trabajo. ¿Así de fácil es jugar con el dinero de los demás? Rechacé de plano esta oferta, primero porque eso significa pan para hoy y hambre para mañana y, segundo, porque es un intento de deshacerse de los trabajadores más “molestos” y combativos mediante la compra de su silencio.
La segunda sentencia también me dio la razón en el sentido de que el salario que deberíamos percibir es el mismo que el personal fijo y por lo tanto el Ayuntamiento ha sido condenado a pagar la diferencia salarial (incluidas pagas extras que no cobrábamos) de todo el año que estuve trabajando.
La lucha consciente de los trabajadores por el cumplimiento de nuestros derechos, por la conservación de nuestros puestos de trabajo y por las mejoras de nuestras condiciones laborales y de vida es hoy más necesaria que nunca. Aunque la lucha provoque un cierto miedo razonable ante las posibles consecuencias o represalias o ante una posible derrota, más miedo nos debería dar no hacer nada, lo cual es nuestra derrota segura.

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