galiza_no_reforma_laboralLa dirección de la CIG decidió esta semana celebrar manifestaciones por separado el 29 de marzo. Dada la gravedad de los ataques del PP, esta decisión ha sorprendido incluso a muchos afiliados de la CIG, que son de la opinión de que la unidad de acción sindical entre los tres sindicatos de Galicia debe ser total el 29-M. Los marxistas gallegos han difundido un comunicado sobre el tema, que aquí publicamos traducido al castellano.

 

La convocatoria de huelga general para el 29 de marzo es un gran paso adelante, al que se llegó no sin esfuerzo. Porque lo cierto es que a los dirigentes de CCOO y UGT les costó dar el paso. Son muchos años de pactos y consensos, de una filosofía del mal menor, de que el peor escenario es el desacuerdo…, todo lo cual los sitúa en una posición de debilidad frente a la burguesía y favorece el aval sindical a los recortes, como vimos con la reforma de las pensiones el año pasado o el pacto salarial de este enero, justificado como una forma de evitar una reforma laboral agresiva del PP. La realidad demuestra que la estrategia fue totalmente equivocada.

Pero la convocatoria de la huelga general del 29-M, aunque emana directamente del fracaso de la estrategia sindical de diálogo social, no significa que las direcciones de CCOO y UGT ya hayan asumido que su estrategia fue un error. Para empezar, su reacción a la aprobación de la reforma laboral no fue exigirle al PP su retirada, sino pedirle que abriese una negociación —hablaron de “darle al PP la oportunidad de rectificar”, como si estuviese muerto de miedo y bastase sólo con asustarlo un poco más— y convocar las manifestaciones de los días 19 y 29 de febrero, con el argumento de que, antes de decidir sobre la huelga general, querían escuchar a los trabajadores; lástima que no se acordasen de escucharnos antes de firmar el recorte de las pensiones y tantos y tantos pactos dañinos para la clase obrera. Y con la huelga ya convocada, todavía insisten que están dispuestos a desconvocarla si el gobierno accede a negociar.

A la huelga general hemos llegado por la presión combinada de diversos factores, que finalmente obligaron a los dirigentes de CCOO y UGT a convocarla. El más relevante fue el rotundo éxito de las dos jornadas de movilización de febrero, con cientos de miles de personas en las calles demostrando su voluntad de lucha. Otros fueron el ambiente crítico entre los trabajadores hacia la inacción de los dirigentes, el shock causado por la reforma en los propios aparatos sindicales, la beligerante campaña antisindical y la prepotencia del PP y los empresarios, y también las convocatorias de huelga general por parte de ELA y LAB en Euskadi y la CIG en Galicia.

Todos a la huelga el 29-M

Cuando CCOO y UGT le pusieron fecha a su huelga, eligieron la ya anunciada previamente por los sindicatos nacionalistas. Esta coincidencia en la fecha es algo muy positivo, puesto que refuerza la unidad de la clase obrera de todo el Estado, por encima de las diferencias nacionales, y favorece el éxito de la huelga en ambas nacionalidades históricas. A diferencia de otras huelgas (como la del 29 de septiembre de 2010), cuando los dirigentes de CCOO y UGT no mostraron ningún interés en contar con ELA, LAB o la CIG, en esta ocasión parecía que, al menos en Galicia, tendríamos una unidad de acción total. Lamentablemente, no va a ser así.

En un comunicado emitido el martes 13, el secretariado de la CIG manifiesta “su satisfacción porque CCOO y UGT hicieran coincidir la fecha”, informa de que decidió “ponerse de acuerdo con CCOO y UGT para coordinar todo el trabajo previo a la huelga general y el del propio día 29 de marzo, para garantizar el máximo éxito posible de la convocatoria” y añade que “acordó emplazar a CCOO y UGT a tener una unidad, por la base, en las empresas, en los centros de trabajo y en los convenios colectivos para hacer inviable la puesta en marcha de la reforma laboral”. Todo esto es muy positivo y es imprescindible llevarlo a la práctica, pero resulta muy sorprendente que, después de decir todo eso, la decisión del secretariado de la CIG sea... ¡celebrar manifestaciones separadas el día 29!, decisión que todavía tiene menos sentido porque CCOO y UGT se declararon públicamente a favor de manifestaciones unitarias.

La decisión del secretariado de la CIG es incomprensible. Tomó la iniciativa de convocar la huelga, llamó a CCOO y UGT a que se sumasen, cosa que finalmente ocurrió, felicitó a ambos sindicatos por ello, propone coordinar todo el trabajo preparatorio de la huelga (incluidos los piquetes el mismo 29), emplaza a CCOO y UGT a la unidad por la base... y a la hora de ponerle a la jornada la guinda de las manifestaciones, el espíritu unitario que guía todas las propuestas previas desaparece.

El 27 de enero de 2011, la CIG convocó una huelga general en solitario en Galicia. Los marxistas de El Militante la apoyamos, y no como un mero gesto, sino que trabajamos intensamente para ganar apoyo a la huelga entre las bases de CCOO y UGT, cuyas direcciones se oponían a la misma porque estaban cocinando la firma del vergonzoso recorte de las pensiones. Lo hicimos porque creímos que era lo mejor para los intereses de la clase obrera, al margen de que la iniciativa viniese de tal o cual sigla sindical.

Pero de igual manera que entonces creímos que había motivos para la huelga general y que la dirección de la CIG tenía razón al convocarla, y fuimos coherentes con ello, hoy tenemos que decir que la dirección de la CIG, al convocar manifestaciones separadas, actúa de forma incoherente con sus propias propuestas para el 29-M y comete un error que no favorece la lucha de los trabajadores, lo cual significa que tampoco favorece a sus organizaciones, la propia CIG incluida.

El 29-M debe haber manifestaciones unitarias

Hacemos frente a la mayor agresión de los últimos cuarenta años. La burguesía quiere eliminar de un plumazo los derechos obtenidos en décadas de lucha del movimiento obrero y va a por todas. Defender esos derechos va a costar sudor y lágrimas, como sudor y lágrimas, y también sangre, costó conquistarlos. Es imposible hacer frente a esta agresión sin la máxima unidad de acción sindical. Todos sabemos que hay diferencias entre la CIG y CCOO y UGT. Pero por grandes que puedan ser, ¿acaso no es más lo que los une que lo que los separa? Por muchas rivalidades que pueda haber entre ellos, ¿acaso la derecha y la patronal no es el principal enemigo de cualquier sindicato de clase?

Y hay otro argumento, el más importante, a favor de una unidad de acción total el 29-M: esta huelga general no va a ser suficiente para obligar al PP a retirar su reforma. La lucha tendrá que continuar y demandará más y más unidad de acción. Cuanto antes sea lo más completa posible, mejor para todos.

La unidad de acción no significa la anulación de una organización. La CIG no tiene por qué renunciar a su discurso, a sus símbolos, a sus consignas, a sus reivindicaciones, a sus cortejos, ni siquiera a sus críticas hacia el modelo sindical de CCOO y UGT. Pero mantener un perfil propio no es incompatible con la máxima unidad de acción, sobre todo en momentos como este, en que es necesario distinguir entre lo accesorio y lo fundamental, para unir fuerzas y así poder frenar esta agresión brutal de la burguesía. Y esta es una demanda sentida por los trabajadores, incluidos muchos afiliados a la CIG que tampoco entienden ni comparten la decisión de su dirección.

Todavía hay tiempo para que el 29-M tenga el colofón que se merece una gran huelga general: manifestaciones multitudinarias. Y todos sabemos que la mejor manera de animar a todos los trabajadores a salir a la calle ese día es que en cada localidad haya una sola manifestación. La dirección de la CIG debe reflexionar y rectificar su decisión porque sería lo mejor para la clase obrera.

Descarga en PDF el panfleto de El Militante en galego

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