El Sector Crítico de CCOO llama a la movilización de todas las factorías
La negociación del IV Convenio Colectivo Interprovincial de los astilleros Navantia ha derivado en una crisis sindical nunca vista en las distintas etapas por las que pasó nuestra empresa (que hoy es Navantia, ayer era Izar y anteayer fue Bazán y AESA). La negociación del convenio ha generado una fuerte división en los sindicatos, especialmente en CCOO, el mayoritario. Pero el terremoto sindical provocado por el convenio tiene un significado que va mucho más allá de Navantia; refleja corrientes de fondo en el seno de la clase obrera que apuntan hacia una nueva fase en la lucha de clases.
El inicio de toda esta situación se puede establecer en el 10 de julio, cuando los representantes sindicales en la comisión negociadora del convenio, sin consultar ni informar a nadie, le presentaron a la empresa una contrapropuesta que significaba renunciar a muchos de los derechos recogidos en nuestro convenio.
Los trabajadores de Ferrol obligan al comité a convocar una asamblea
A finales de agosto, a la vuelta de las vacaciones de la factoría de Ferrol, el comité de empresa organizó una ronda de asambleas parciales por toda la factoría, en las que el Sector Crítico de CCOO denunciamos el contenido de la contrapropuesta y exigimos la celebración de una asamblea general para que los trabajadores pudiesen pronunciarse sobre la misma. La respuesta del comité fue que las asambleas generales las convocaba él cuando lo estimaba oportuno y que ahora no lo estimaba.
Así las cosas, el lunes 2 de septiembre el Sector Crítico de CCOO anunció una recogida de firmas para exigirle al comité esa asamblea general. La reacción de los oficialistas de CCOO fue convocar una reunión de afiliados al día siguiente, donde realizaron una votación plebiscitaria sobre su actuación en el convenio, que salió aprobada. Pero la recogida de firmas tuvo un éxito arrollador (en menos de dos días firmó el 42% de la plantilla que estaba trabajando) y el comité se vio forzado a convocar una asamblea general, celebrada el 10 de septiembre. La votación no dejó lugar a dudas: la aplastante mayoría de los trabajadores rechazamos la contrapropuesta sindical en la mesa negociadora del convenio; de hecho, como más tarde reconocerían los oficialistas, la contrapropuesta (apoyada por ellos y por la UGT) tuvo menos votos en la asamblea general que en la reunión de afiliados de CCOO del 3 de septiembre.
‘Punto de encuentro’ verbal en las negociaciones
La negociación del convenio continuó y finalmente el 30 de septiembre se alcanzó en la mesa un “punto de encuentro” verbal. Los oficialistas de CCOO se lanzan inmediatamente a convencer de las bondades del supuesto consenso y convocan para el 2 de octubre una reunión de afiliados, donde se encuentran con una oposición furibunda de la base, que considera impresentable que pretendan poner a votación algo que no está escrito y que les exige más información y el aplazamiento de cualquier decisión hasta que no haya un texto. Sin entender nada, los oficialistas insisten en su error, y el día 4 inician una ronda de asambleas de afiliados por la factoría que son una mera repetición de la reunión del 2 y que sólo consigue que aumente su descrédito.
Desde el Sector Crítico no sólo rechazamos el contenido del “punto de encuentro”, sino que dijimos que era una imprudencia fiarse de la palabra de la empresa. La respuesta oficialista fue muy clara: si el texto que envíe la empresa no responde a lo hablado, CCOO de Ferrol no lo firmará.
La duda se despejó el 8 de octubre. Justo tras finalizar una nueva reunión de afiliados de CCOO, que contó con la participación de la Federación de Industria estatal y donde la dirección oficialista había conseguido aprobar por estrecho margen el “punto de encuentro”, saltó la sorpresa: el texto enviado por la empresa se parece muy poco a lo explicado por los oficialistas en la última semana (y, evidentemente, las diferencias no favorecían a los trabajadores). Atrapados por su discurso, en la reunión de negociación del día siguiente no les queda más remedio que rechazar el texto de la empresa. Tras diversas vicisitudes, el 16 de octubre los negociadores de CCOO, menos el de Ferrol, y la UGT firman un preacuerdo con la empresa.
El conejo del ‘compromiso tácito’
Así las cosas, el jueves 19 hay otra asamblea de afiliados de CCOO, de nuevo con presencia de la Federación estatal, que viene a reforzar el intento de los oficialistas locales para convencer a los afiliados. Pero su “argumento” es sacarse un conejo de la chistera: el preacuerdo podría valer si la empresa adquiere el “compromiso tácito” de dejar participar a los sindicatos en la elaboración del plan estratégico que la empresa presentará el 4 de diciembre. La posición del Sector Crítico es clara: “No sabemos si el PP adquirirá o no ese compromiso. Podría ser porque soportar la participación de algunos representantes sindicales en la elaboración del plan es un precio insignificante a cambio de una claudicación sindical en toda regla. Pero estamos seguros de una cosa: excepto que esos representantes asuman sus propuestas, el PP no les hará ni el más mínimo caso, serán unos invitados de piedra que sólo servirán para que el PP consiga hacer desaparecer nuestros derechos sin sufrir ningún desgaste”. La reunión pone de manifiesto que tanto la Federación estatal como los dirigentes oficialistas arden en deseos de que los afiliados traguen y acepten los recortes. No se votó el preacuerdo porque el secretario general alegó que no había ninguna prisa.
Para sorpresa general, el martes 24 convocan una nueva reunión de afiliados, donde la calma del día 19 se transforma en prisa: hay que votar el preacuerdo, hay que hacer público el no de CCOO de Ferrol inmediatamente, hay que celebrar cuanto antes la asamblea general de la factoría... Esta asamblea general se celebró el 29 y sólo pidió el sí al preacuerdo UGT, apoyada por unos 20 de los 1.200 trabajadores asistentes; a favor del no se levantó un mar de brazos. Por el contrario, las factorías de Cádiz, San Fernando y Puerto Real ya se pronunciaron por el sí, aunque en el caso de Puerto Real de forma harto dudosa (el comité de empresa repitió la votación tres veces, hasta que en la tercera pudo decretar que parecía que ganaba el sí, además de que el jefe de Personal habló en la asamblea a favor del sí; si los dirigentes sindicales de CCOO y UGT de Puerto Real tuviesen algo de dignidad, hubiesen preferido perder la votación antes de ganarla con el apoyo activo de la empresa).
El proceso de asambleas generales de las factorías continuará este mes. Especial importancia tiene Cartagena, donde en septiembre ha surgido el Colectivo de Insumisos de CCOO, que rechaza el convenio y que cuenta con el apoyo de destacados militantes históricos de la sección sindical. De hecho, el secretario general de la Unión Comarcal de CCOO de Cartagena, trabajador en activo de Navantia, habló en una asamblea general en contra del convenio, abriendo así un conflicto en CCOO en el que también intervinieron los secretarios generales regionales de la Federación de Industria y de CCOO de Murcia.
Un punto de inflexión sindical
El ambiente que se vive en Ferrol se debe a diversas razones, entre ellas las tradiciones combativas de la factoría y el papel del Sector Crítico de CCOO con una clara influencia marxista. Pero tuvo un papel decisivo la asamblea general de las firmas del 10 de septiembre, que marcó un punto de inflexión, por dos razones: 1) Los trabajadores se dieron cuenta de que se puede obligar al comité a cambiar sus decisiones; 2) Evidenció que el rechazo a la actitud claudicante del comité no era una cuestión de círculos minoritarios de la plantilla, sino de la inmensa mayoría de los trabajadores.
A partir del 10 de septiembre, los oficialistas de CCOO de Ferrol nadaron contra la corriente. De hecho, la causa de que no firmasen el preacuerdo no fueron sus convicciones. En realidad son como sus colegas de las otras factorías y tienen las mismas ganas de firmar el convenio, pero el ambiente entre los trabajadores ferrolanos se lo impide.
Ya veremos qué pasa finalmente. Pero, en caso de firmarse el convenio, nuestra alternativa no va a ser reivindicar un convenio de factoría, como ya planteó la CIG en Ferrol. En el plazo de un mes está anunciado un plan de ajuste para Navantia. No es el momento de malgastar el tiempo y las energías. Como está defendiendo el Sector Crítico, no es suficiente con decir no a este convenio. Hay que concentrar todos los esfuerzos en prepararnos para ese plan, iniciando desde ya un calendario de movilizaciones conjuntas de todas las factorías con acciones de todo tipo (manifestaciones, encierros, marchas, ocupaciones de edificios públicos, boicot a plenos municipales…) que sirvan para preparar una huelga general conjunta en nuestras comarcas, dentro de un plan ascendente de lucha en el que se incluya una marcha a Madrid. Los trabajadores de Navantia, por nuestro número y capacidad de organización, podemos y debemos abrir un nuevo frente de lucha contra el desgastado gobierno del PP, como lo fue el año pasado el conflicto minero y actualmente lo está siendo la lucha de la comunidad educativa, con la que los trabajadores de Navantia en la ría de Ferrol nos manifestamos durante la huelga general de la enseñanza del 24 de octubre.
Estamos seguros de que si esta alternativa llega a los compañeros del resto de las factorías, la asumirían porque el ambiente existente entre amplios sectores de los trabajadores de Navantia en Ferrol, Puerto Real o Cartagena responde a un proceso general en el seno de la clase obrera.
Pero a que el ambiente latente entre los trabajadores salga a la superficie puede ayudar mucho que los sectores sindicales combativos intervengamos en la situación de forma organizada. Como ya dijimos, la oposición casi total en Ferrol a la firma del convenio responde a factores diversos. Pero no se explicaría sin la intervención del Sector Crítico de CCOO, como hasta la prensa local reconoce. Así lo recogía un editorial titulado ‘Panorama sindical en Navantia’ del Diario de Ferrol del 27 de octubre: “Una decisión, la de Ferrol, que, cabe recordar, ha estado propiciada por el sector crítico de CCOO, que encontró el amplio respaldo de los trabajadores”. Los dirigentes sindicales están siguiendo una política nefasta. La única manera de luchar contra una mala política es luchar por una buena. No es hora de lamentarse, sino de organizarse para luchar.