El 14 de abril de 2021 se cumplirá el 90 aniversario de la proclamación de la Segunda República. Ese día de 1931, millones de hombres y mujeres, obreros, jornaleros, los desheredados que solo tenían que perder sus cadenas, celebraron en calles y plazas la caída de la odiada monarquía borbónica. En los años siguientes, el proceso de la revolución socialista atravesó por diferentes fases de ascenso y reflujo, pero cuando el 18 de julio de 1936 los militares fascistas dieron el golpe de Estado, la insurrección obrera los derrotó en las principales ciudades del país.
En la zona republicana, los trabajadores crearon milicias para combatir a los fascistas, ocuparon las fábricas y las pusieron bajo su control, se apoderaron de los latifundios y fundaron colectividades agrarias, suprimieron los tribunales capitalistas de justicia y la policía fue reemplazada por patrullas de control. El Estado burgués se derrumbó mientras la clase obrera y los campesinos pobres se hacían con el control temporal de la situación.
Al calor de aquella lucha de clases extraordinaria, emergió una generación de militantes revolucionarios abnegados y, aunque no pocos han quedado en el anonimato, la historia si ha podido registrar con detalle el coraje y la determinación de muchos de ellos. De entre estos incombustibles, Manuel Fernández-Grandizo Martínez, más conocido por el seudónimo de Grandizo Munis, destaca por muchas razones.
Munis intervino en primera línea de las grandes batallas que la izquierda revolucionaria libró entre 1931 y 1939 y a su pluma le debemos el magnífico texto que acaba de ser publicado por la Fundación Federico Engels: Jalones de derrota, promesa de victoria. Crítica y teoría de la revolución española 1930-1939. Una obra extraordinaria que disecciona las fuerzas motrices de la revolución española con una profundidad poco habitual. El hecho de que este libro, publicado por primera vez en México en 1948, haya sido marginado y silenciado por la izquierda domesticada, es una señal para animar a su lectura y estudio.
La Izquierda Comunista (ICE)
Grandizo Munis nació en 1912 en Torreón (México). A los 3 años de edad se trasladó con sus padres al pueblo jornalero de Llerena, Badajoz. Los principales problemas del campo extremeño estaban presentes en esta localidad de algo menos de 8.000 habitantes. Un puñado de latifundistas acaparaba la mayor parte de la tierra mientras las condiciones de trabajo y de vida de los jornaleros y pequeños propietarios eran muy duras.
Munis comenzó muy joven a participar en las luchas campesinas y se afilió a la Oposición de Izquierda española fundada en Lieja (Bélgica) en febrero de 1930. Pronto pasó a formar parte de la dirección del núcleo de Llerena junto a otros militantes trotskistas destacados como Luis Rastrojo. En 1932, el grupo de la Izquierda Comunista Española[1] en esta pequeña localidad contaba con un centenar de adherentes gracias a su activa intervención en las huelgas jornaleras.
Munis se trasladó posteriormente a Madrid y cumplido el servicio militar, a principios de 1934, fue nombrado representante de la ICE en la Alianza Obrera madrileña. Tras el fracaso de la insurrección de Octubre de ese año, el Gobierno derechista de Lerroux desató una brutal represión contra los revolucionarios que también alcanzó a Munis: fue encarcelado acusado de incitación a la rebelión por la publicación del folleto Qué son las Alianzas Obreras.
Bolcheviques-Leninistas
El sector mayoritario de la ICE, liderado por Andreu Nin y Juan Andrade, mantuvo una relación con Trotsky y la dirección internacional marcada por constantes polémicas y crecientes divergencias. El método de primar las relaciones personales con dirigentes centristas como Jaquín Maurín en lugar de construir un partido revolucionario consistente como insistía Trotsky, o la renuncia a intervenir en el seno de las Juventudes Socialistas (JJSS) y luchar por ganar a una mayoría de militantes que estaban rompiendo con el reformismo y se orientaban al marxismo revolucionario, fueron algunos de los aspectos más relevantes de esas diferencias.
En todas las polémicas en las que entraban en discusión aspectos tácticos y principistas fundamentales, Munis se unió a las posiciones de Trotsky y de la mayoría de la organización internacional, quedando en minoría en la ICE. Fue de los pocos que apoyó la entrada al PSOE y las Juventudes Socialistas, rechazada por Nin y Andrade, y se opuso a los argumentos que en ese momento la dirección de la ICE defendió para la fusión con el Bloque Obrero y Campesino (BOC), que en 1935 daría lugar al Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM).
Con la incorporación del POUM al Frente Popular en enero de 1936, se produjo un nuevo y decisivo punto de inflexión en la ruptura política entre Trotsky y sus antiguos camaradas de la ICE. Los militantes que mantuvieron las posiciones trotskistas comenzaron en las condiciones más adversas el trabajo de reconstrucción de la organización bajo el nombre de Bolcheviques-Leninistas (BL), primero con la ayuda de camaradas italianos que se encontraban exiliados en Barcelona durante los meses previos a la guerra civil, y ya después de su estallido con la intervención directa de Munis como principal dirigente: en noviembre de 1936 fundaría la Sección Bolchevique-Leninista de España (SBLE), pro IV Internacional, y en abril de 1937 comenzaría la publicación de su órgano de expresión, La Voz Leninista.
En los años de la lucha armada contra el fascismo, de las realizaciones revolucionarias de los trabajadores y campesinos, y del sabotaje estalinista, los bolcheviques leninistas españoles tratarían de establecer una vía para llegar a la vanguardia revolucionaria. Pero no sería nada sencillo. Los dirigentes del POUM prohibieron la entrada de la SBLE en el partido como fracción, por lo que orientaron su actividad, desde fuera, hacia la base del POUM y de la CNT, donde había un gran fermento de descontento hacia la política cada vez más escorada a la derecha de sus dirigentes y a las acciones contrarrevolucionarias del estalinismo.
En abril de 1937 Munis viajó a París y redactó un amplio informe sobre la SBLE y la situación en España para información de Trotsky y de la Liga Comunista Internacional. Allí le sorprendió las jornadas revolucionarias de mayo en Barcelona, en las que los militantes de la SBLE participaron activamente, distribuyendo una hoja en la que se solidarizaban con los obreros armados de la CNT y el POUM reafirmándose en el impulso de la revolución socialista para combatir a Franco con éxito.
Munis regresó a la capital catalana a finales de ese mes. Ilegalizados el POUM, Los Amigos de Durruti[2] y la SBLE, los asesinatos de revolucionarios se multiplicaron. Andreu Nin, secretario general del POUM, fue secuestrado por un comando de la GPU, la policía estalinista, en colaboración con militantes del PCE, torturado brutalmente y posteriormente asesinado en Alcalá de Henares (Madrid). Los miembros del comité ejecutivo poumista también fueron arrojados a prisión y procesados. Munis y la mayoría de los militantes de la SBLE corrieron un destino similar: encarcelados en febrero de 1938, serían acusados de sabotaje y espionaje al servicio de Franco. Prisionero en la cárcel de Montjuic, Munis logró evadirse en enero de 1939 cuando un comando de militares estalinistas había recibido la orden de asesinarlo.
A finales de 1939 partió al exilio rumbo a México. Allí estableció una asidua relación personal con León Trotsky y su mujer Natalia Sedova y asumió la dirección de la sección mexicana de la IV Internacional. Posteriormente, a finales de la década de los cuarenta, después de numerosas divergencias teóricas y tácticas, rompería con el movimiento trotskista y se mantendría durante mucho tiempo como militante revolucionario independentiente[3]. Munis murió en París el 4 de febrero de 1989.
Sobre esta edición
La producción historiográfica sobre la guerra civil española ha alcanzado proporciones desbordantes. Pero si los trabajos sobre la represión franquista copan las publicaciones de estos últimos años, lo que se explica por el ansía de rescatar una memoria histórica hurtada por los pactos de la Transición, asombra sin embargo la escasez de materiales globales sobre la revolución social que discurrió en paralelo a los tres años de lucha armada contra el fascismo.
La razón de esta carencia no es casual. Para la izquierda parlamentaria que sostiene al régimen del 78, a su monarquía y su constitución, que apuntala la impunidad de los crímenes de la dictadura y observa un reverencial respeto hacia los poderes fácticos, es de enorme utilidad ocultar la respuesta revolucionaria de las masas al golpe militar fascista del 18 de julio de 1936. No son muchos los libros que abordan la revolución española partiendo de sus bases materiales o dan voz a sus cgprotagonistas, y mucho menos los que plantean un análisis marxista serio y riguroso. El libro de Munis entra en esta categoría por derecho propio.
Como hemos señalado Jalones de derrota, promesa de victoria fue publicado por primera vez en México en 1948 por la editorial Lucha Obrera. Posteriormente, en 1972, fue editada en edición facsímil por la librería La Vieille Taupe de Paris. En el Estado español el libro fue impreso por la editorial Zero-ZYX en 1977, y por Muñoz Moya Editores en 2003, como Tomo IV de las Obras Completas de G. Munis publicadas por la misma editorial.
Para esta edición nos hemos basado en la de Zero-ZYX y de Muñoz Moya, y hemos realizado una labor de corrección ortográfica y de aclaración, mediante notas a pie de página, de los arcaísmos presentes en el texto para una mejor comprensión del lector. Hemos incluido un apéndice con el esbozo biográfico de Munis escrito por Concha Gramonte, y que aparece también en la edición de Zero-ZYX y de Muñóz Moya. Otro texto de estas dos ediciones, escrito por Munis en junio de 1977 con el titulo de Reafirmación, no lo hemos incluido pero se puede consultar en el apartado de sus obras de Marxist Internet Archive.
[1] Nombre que adoptó la Oposición de Izquierda española en su tercera conferencia celebrada en marzo 1932.
[2] Los Amigos de Durruti: Corriente de oposición dentro de la CNT, fundada en marzo de 1937. Estaba compuesta por milicianos de la Columna Durruti opuestos a la militarización, y militantes anarquistas en general, críticos respecto a la entrada de la CNT en el Gobierno republicano y el de la Generalitat, y contrarios a la política contrarrevolucionaria del estalinismo..
[3] Para un mayor conocimiento de la biografía y la obra teórica de Munis se puede consultar el magnifico libro de Agustín Guillamón, Documentación histórica del trotskismo español (1936-1948), Ediciones de la Torre 1996, y el apartado de Marxist Internet Archive dedicado a las obras de Munis, https://www.marxists.org/espanol/munis/index.htm