En el marco de las maniobras políticas realizadas por el régimen procapitalista de Marruecos para contener las intensas luchas con las que el Movimiento 20 de Febrero reclama cambios políticos, económicos y sociales, el gobierno burgués marroquí ha organizado elecciones parlamentarias anticipadas sobre la base de la nueva Constitución, en vigor desde el pasado julio tras un referéndum manipulado. El Movimiento 20-F ha salido a las calles todos los días de la campaña electoral llamando al pueblo marroquí a boicotear estas elecciones.

En el marco de las maniobras políticas realizadas por el régimen procapitalista de Marruecos para contener las intensas luchas con las que el Movimiento 20 de Febrero reclama cambios políticos, económicos y sociales, el gobierno burgués marroquí ha organizado elecciones parlamentarias anticipadas sobre la base de la nueva Constitución, en vigor desde el pasado julio tras un referéndum manipulado. El Movimiento 20-F ha salido a las calles todos los días de la campaña electoral llamando al pueblo marroquí a boicotear estas elecciones.

La abstención, protagonista de las elecciones legislativas

El ministro del Interior declaró en un comunicado oficial que la participación en las elecciones fue del 45%, y anunció la victoria del Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) con 107 escaños. En segundo lugar se sitúa el partido Istiqlal (Independencia) con 60 escaños. En realidad, la participación en estas elecciones fue muy baja, según fuentes independientes. Según el Movimiento 20-F la participación no ha superado el 26%. La mayoría del pueblo marroquí se da cuenta de que el régimen ha falsificado el porcentaje de participación para evitar la bancarrota política de sus instituciones. La cifras de votantes no ha superado los 5 millones, mientras que los que las han boicoteado se estiman en alrededor de 20 millones, si incluimos a las personas no inscritas en el censo electoral.

Además de la falsificación por parte del gobierno de la tasa de participación, la manipulación fue clara en las urnas, donde se ha observado la adición de miles de votos a favor del Partido de la Justicia y el Desarrollo. En nuestro artículo ‘Boicot a la farsa electoral del régimen marroquí’ explicábamos: “Falto de apoyos para hacer que su juego político sea un éxito, al régimen sólo le queda jugar sus nuevas cartas: el Partido de la Justicia y Desarrollo (PJD, islamista) y el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM)”. El PJD deberá formar una gobierno de coalición con otros partidos liberales que busque una salida a la crisis de la monarquía y del sistema procapitalista en Marruecos, intentando manipular a las masas a través de reformas que den una apariencia más democrática al régimen despótico en Marruecos.

Fraude electoral del régimen monárquico para maquillar los resultados

Contradiciendo la declaración del gobierno sobre la voluntad de los ministerios de Interior y Justicia de impedir cualquier intento de perturbar el proceso electoral a través del uso de dinero o la violencia, la campaña electoral ha conocido múltiples casos de presiones de los lobbies corruptos y de uso de dinero, de una manera amplia y sin precedentes, para comprar los votos, y todo ello a la vista de las entidades gubernamentales. El aislamiento y la debilidad de los partidos participantes en las elecciones parlamentarias, debido a la corrupción de sus direcciones y sus candidatos, y la fuerte influencia del Movimiento 20-F en las calles han obligado al régimen reaccionario a seguir aplicando los mismos esquemas anteriores (compra de votos, mantenimiento del escrutinio en manos del criticado Ministerio del Interior, corrupción y métodos mafiosos...). A pesar de los enormes medios que ha desplegado la oligarquía marroquí para hacer triunfar su maniobra, los comicios no han despertado gran entusiasmo en las calles marroquíes, en las que era difícil observar la actividad típica de una campaña electoral.

Durante la campaña electoral miles de marroquíes se manifestaron en distintas ciudades y pueblos convocados por el movimiento 20-F para rechazar las elecciones parlamentarias. Al contrario de las previsiones de la clase dominante, el Movimiento 20-F ha ampliado su apoyo entre las masas trabajadoras y oprimidas, que han exigido la salida del rey Mohamed VI y la caída del régimen. Ante la incapacidad de la clase dominante, debido a la crisis, de ofrecer alguna concesión a favor de la clase trabajadora y el resto del pueblo marroquí, los jóvenes del 20-F consideran que cualquier reforma realizada en el marco del régimen actual es una falsa ilusión. Marruecos conocerá sin duda grandes acontecimientos revolucionarios en el periodo postelectoral.

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