A pesar de la intensa campaña en los medios de comunicación de María Corina Machado y Edmundo González Urrutia afirmando que serían ellos quienes tomarían posesión, llamando al ejército y la policía a rebelarse y a sus seguidores a tomar las calles, nada de eso ha sucedido. Este 10 de enero Nicolás Maduro era investido presidente de Venezuela.

Los planes de la ultraderecha a sueldo de Washington fracasan

Frente a quienes insisten en presentar a estos títeres ultraderechistas del imperialismo yanqui como defensores de la democracia, solo hay que ver los apoyos que han reunido para comprender qué políticas aplicarían si llegasen a Miraflores. Ultraderechistas recalcitrantes como Milei, los fascistas de Vox y la derecha corrupta del PP español y sus colegas europeos y latinoamericanos. Mención aparte merece la comitiva que acompañaba a Urrutia en su delirante viaje para tomar posesión. Encabezando el séquito, implicados en la violencia narcoparamilitar y la red de pederastas y violadores de Jeffrey Epstein como el expresidente colombiano Pastrana, y oligarcas corruptos como los mexicanos Fox o Felipe Calderón.

Como hemos señalado en anteriores declaraciones, la reacción de derechas ha sido incapaz de torcer el brazo al Gobierno de Maduro. Pero la imagen idílica que pretenden trasladar desde el Palacio de Miraflores de un apoyo popular entusiasta a la figura del presidente y a su toma de posesión, se contradice con la verdad. Ese tipo de izquierda, nacional e internacional, que ve en Maduro una pieza más del bloque antiestadounidense y le apoya acríticamente, cierra los ojos ante la realidad que se vive dentro de Venezuela.

No ha sido el apoyo popular el factor decisivo que sigue sosteniendo al Gobierno de Maduro, sino el respaldo del bloque imperialista en ascenso formado por la China de Xi Jinping y la Rusia de Putin, frente a un imperialismo estadounidense en declive y con divisiones internas sobre cómo actuar a corto plazo en Venezuela.

El otro factor es el carácter oligárquico y proimperialista de Machado, Urrutia y demás marionetas de Washington, que sigue impidiéndoles convertir el ambiente de rechazo y malestar con el Gobierno en un apoyo suficientemente activo y masivo en las calles para poder abrir contradicciones en la cúpula estatal y militar.   

El descontento con el Gobierno sigue siendo enorme

Como explicamos en nuestro balance de las elecciones del 28 de julio, los títeres de Washington consiguieron conectar con el malestar y frustración que existe en millones de personas, incluidas muchas que apoyaron el proceso revolucionario. Las políticas capitalistas del Gobierno de Maduro, que durante los últimos años ha liquidado todas las conquistas y derechos logrados por las masas bajo los Gobiernos de Chávez, han enajenado el apoyo popular al régimen y otorgado enormes oportunidades a la reacción.

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Machado, Urrutia, etc., son oligarcas marionetas de Washington, eso sigue impidiéndoles convertir el ambiente de rechazo y malestar con el Gobierno en un apoyo suficientemente masivo en las calles para poder abrir contradicciones en la cúpula estatal y militar.  

Pero mientras enviaban a sus partidarios a enfrentarse a la Guardia Nacional, Machado se escondía y Urrutia huía del país. Esta cobardía e incongruencia fueron decisivas para desinflar las movilizaciones, que además fueron duramente reprimidas.

Pero el saldo de estas, con 30 muertes y 2.000 detenidos según cifras del propio Gobierno, muestra lo lejos que ha llegado el descontento y las contradicciones brutales que se acumulan en la sociedad venezolana.

En cualquier caso la manifestación convocada por Machado el 9 de enero en Caracas contra la toma de posesión de Maduro tuvo una asistencia muy limitada, integrada básicamente por capas medias, y a años luz de la participación que consiguieron en las movilizaciones de julio. Ni siquiera el culebrón denunciando su detención (apareciendo poco después para decir que la habían liberado) consiguió avivar la protesta en la calle.

Por otra parte, la muy limitada receptividad de las movilizaciones convocadas por el PSUV en apoyo a Maduro vuelven a poner en evidencia la ruptura con el régimen actual de millones de oprimidas y oprimidos que durante años votaron a Chávez y hoy rechazan las políticas capitalistas del madurismo. 

Desde las elecciones de julio se ha profundizado en el ambiente popular la confusión, la incertidumbre y el temor sobre el nuevo periodo presidencial a partir del 10 de enero del 2025. La derecha va a arrastrar durante una buena temporada la derrota en el pulso que sostuvo con el Gobierno, otorgando un cierto margen de maniobra y estabilidad en Miraflores. Pero esto no impedirá que el malestar siga creciendo y que puedan producirse nuevas crisis.

El debate dentro de la izquierda venezolana

Tras el 28J sectores socialdemócratas, reconocidos dirigentes y algunas organizaciones tradicionales de la izquierda venezolana se agruparon en un frente amplio (el Frente Democrático Popular) agitando las banderas en defensa del Estado de derecho y la Constitución.

La posición de Izquierda Revolucionaria fue explicar que el Estado de Derecho es una abstracción que utilizan los capitalistas para engañar a las masas. En todos los países capitalistas quien manda realmente son los consejos de administración de los bancos, las grandes empresas y las multinacionales manejando a su antojo parlamentos, tribunales y fuerzas represivas.

La Constitución venezolana, aunque contiene derechos y conquistas democráticas y sociales introducidas al calor del proceso revolucionario que vivió el país, como cualquier ley o constitución bajo el capitalismo está sometida a estas mismas contradicciones.

Toda la experiencia demuestra que no podemos confiar ni en la burocracia madurista ni en la derecha y ultraderecha a sueldo de Estados Unidos para defender los derechos democráticos y sociales. Estos solo se harán efectivos como resultado de la autoorganización y movilización independiente de la clase trabajadora y el resto de las y los oprimidos, luchando por el derrocamiento del sistema. 

Sectores de la socialdemocracia y la izquierda venezolana, confiando en las instituciones capitalistas, tomaron acciones legales en los tribunales contra la resolución que reconoció la victoria de Nicolás Maduro y han recibido como respuesta (como no podía ser de otro modo) una  sentencia que declara improcedente la petición. Además, han sido penalizados,  solicitando al colegio de abogados suspender a María Alejandra Díaz, dirigente chavista constituyentista y exmilitante del PSUV, que además ha sufrido acoso y amenazas contra ella y su familia.

Todas las declaraciones del oficialismo dejan claro que no van a terminar con la represión que sufren sindicalistas y dirigentes de izquierda y que son lo contrario a las políticas de Chávez. Que Maduro tenga que basarse cada vez más en el aparato represivo y actuar como un Bonaparte, refleja que no estamos ante ningún proceso revolucionario y que carece de un apoyo popular activo y consciente.

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Solo conseguiremos nuestros derechos con la autoorganización y movilización independiente de la clase trabajadora y el resto de las y los oprimidos, luchando por el derrocamiento del sistema.    

Prosperidad para la burguesía, sufrimiento y pobreza para los trabajadores y el pueblo

El Gobierno ha regresado de la cumbre en Rusia con el fracasado objetivo político de entrar en los BRICS. Pero en ese marco desplegó su comitiva de altos funcionarios públicos y empresarios privados para sostener reuniones y llegar a acuerdos con diferentes Gobiernos y grandes capitalistas del bloque opuesto a EEUU. Solo con Rusia se suscribieron 17 convenios.

Los empresarios de Fedecámaras, la vieja oligarquía que atacó con tanto odio a Hugo Chávez, celebra, sin complejo alguno, congresos junto a una nueva burguesía surgida del seno de la burocracia del Gobierno, y se felicita por la importante recuperación y normalización de la economía capitalista en Venezuela.

El presidente de la Bolsa de Valores de Caracas, banquero y empresario del sector inmobiliario, señaló que “la oposición no está ofreciendo estabilidad…. El sector empresarial venezolano busca estabilidad y no más sanciones”[1]. Este mismo oligarca subrayó que el Banco Central de Venezuela (BCV) está realizando una excelente labor de control sobre la inflación y a favor de la recuperación económica con la entrega de divisas tanto para el sector privado como a los nuevos emprendedores[2].

La felicidad de la burguesía con el Gobierno no es casualidad. El BCV declara haber vendido hasta noviembre de 2024 5.000 millones de dólares en divisas. Sin contar otros ingresos, como el incremento en la recaudación de impuestos o las regalías provenientes del petróleo, esto se ha traducido en más ingresos para el Estado y más ayudas y concesiones a los propios empresarios, pero no ha revertido los dramáticos recortes en la financiación de la sanidad y educación públicas y otros gastos sociales.

La recuperación económica de la que habla constantemente el Gobierno está suponiendo  jugosos beneficios para los grandes empresarios y especuladores, y las capas superiores de la clase media. Pero ¿qué pasa con las condiciones de vida del pueblo? La moneda sigue devaluándose y eso se traduce en que nuestros salarios y niveles de vida siguen siendo de hambre.

Como muchas veces hemos explicado los marxistas, las elevadas tasas de inflación de Venezuela reflejan el carácter parasitario de los capitalistas venezolanos, que renunciaron hace mucho tiempo a invertir significativamente en la industria productiva, dedicándose a saquear la renta petrolera y especular con las divisas.

Construir una alternativa revolucionaria de la clase trabajadora

Para la izquierda combativa y militante el desafío es claro: hay que combatir al imperialismo, a la derecha golpista y a esta contrarrevolución capitalista dirigida por la burocracia del Gobierno. Y eso pasa por reconstruir el movimiento obrero y popular con un trabajo paciente, un programa de clase que recoja y unifique todas las necesidades y reivindicaciones obreras y populares, rechazando cualquier concesión, confianza o compromiso tanto con sectores burocráticos que intentan frenar las luchas y la organización de la clase obrera, como con la derecha que intenta manipular el descontento con discursos demagógicos.

Las masas trabajadoras necesitan una verdadera alternativa, clasista y revolucionaria. La tarea del momento es reconstruir el movimiento sindical y las organizaciones obreras y populares con una política de independencia de clase y un frente único de todas las organizaciones de izquierda anticapitalistas y antiburocráticas.

Nada de atajos. Tenemos que desarrollar un trabajo paciente junto al pueblo, en los barrios, centros de trabajo, liceos y universidades, en el movimiento sindical, LGTBI y feminista.

Hay que impulsar comités de acción independientes que sirvan para organizar la lucha contra las políticas capitalistas del Gobierno, la corrupción y la derecha con un programa y plan de acción debatidos en asambleas democráticas.

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La tarea del momento es reconstruir el movimiento sindical y las organizaciones obreras y populares con una política de independencia de clase y un frente único de todas las organizaciones de izquierda anticapitalistas y antiburocráticas.  

Necesitamos levantar un liderazgo genuino nacido de las entrañas obreras y populares para enfrentar este Estado putrefacto de burócratas y capitalistas, confiscando las industrias fundamentales, los latifundios y los bancos para colocarlos bajo la administración directa y democrática de representantes revocables y elegibles por los propios trabajadores y que respondan a las necesidades del pueblo trabajador. 

¡Ningún desánimo! Claridad y determinación es lo que necesitamos

¡Únete a  los comunistas de Izquierda Revolucionaria para continuar la batalla!

 

Notas:

[1]Polémicas declaraciones de Velutini desatan reacciones sobre la estabilidad económica en Venezuela

[2] Horacio Velutini sobre el potencia de inversión de Venezuela

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