Alto a los ataques antidemocráticos a la libertad de expresión e información

El 28 de febrero el periodista español Pablo González fue detenido en Polonia, cerca de la frontera con Ucrania y desde entonces ha estado completamente incomunicado y sin asistencia de un abogado.
¿Su delito? Informar a los medios para los que trabaja, entre los que se encuentra el diario Público, de la situación de los refugiados que huyen de la invasión rusa y la guerra. Gracias a Pablo González pudimos conocer que las autoridades ucranianas y polacas ejercían una inaceptable discriminación contra los refugiados en función del color de su piel y su país de nacimiento.

Esta denuncia pública dejó en evidencia la hipocresía que se oculta tras la propaganda falsamente humanitaria de las autoridades de ambos países y de las potencias “democráticas” que los apoyan. Y puesto que el frente informativo está siendo considerado por las potencias occidentales como un frente de guerra más, los Gobiernos ucraniano y polaco  decidieron tomar represalias contra un testigo incómodo de sus desmanes.

No contentos con la inaceptable censura impuesta contra los medios que se niegan a plegarse a la repugnante campaña propagandística a favor de la guerra, los Gobiernos occidentales dan ahora un paso más y encarcelan a un periodista con una acreditada trayectoria profesional como corresponsal en Ucrania de varios medios, durante más de una década.

Pablo González ya había sido retenido por los servicios de inteligencia ucranianos el 6 de febrero, amenazado por su trabajo como periodista e “invitado” a abandonar el país, aunque nunca se dictó contra él una orden legal de expulsión.

Pablo no se dejó amilanar y continuó desde Polonia su labor informativa que, según todo indica, tanto daña la falsa imagen que las potencias occidentales quieren ofrecer sobre la marcha de la guerra y sobre sus consecuencias.

Al mismo tiempo que los servicios secretos ucranianos coaccionaban ilegalmente a Pablo González, en el Estado español los servicios secretos del CNI se dedicaron durante días a visitar e interrogar a familiares y amigos de Pablo González para reforzar esa coacción y forzarlo a abandonar su labor como periodista independiente.

Desde Izquierda Revolucionaria denunciamos enérgicamente las acciones completamente antidemocráticas de los Gobiernos ucraniano y polaco y la vergonzosa colaboración del Gobierno español en este atentado a la libertad de expresión e información, y exigimos la inmediata puesta en libertad de Pablo González.

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