“Esta huelga ha sido un gran paso adelante en la conciencia que los trabajadores tenemos de nuestra propia fuerza”
Con un negocio multimillonario en el horizonte, impulsado por el gasto militar y una carga de trabajo formidable en todas las empresas, la dirección de Navantia y la patronal de las auxiliares del metal en Cádiz se frotan las manos. Para asegurar el máximo beneficio, la firma de un nuevo convenio del sector que asegurara la máxima explotación, flexibilidad y exprimiera al máximo a los trabajadores era fundamental. Este es el contexto en el que los pasados meses de junio y julio las cúpulas sindicales de CCOO, UGT y la patronal negociaban a puerta cerrada el nuevo marco laboral que regiría la vida de los treinta mil trabajadores de la provincia[1].
El esquema era el de otras veces. El control en la mesa negociadora de la burocracia sindical, garantizaría la reducción de derechos laborales y el aumento de la explotación hasta condiciones de miseria. Al fin y al cabo, los dirigentes de UGT y CCOO llevan aplicando una política de sumisión a la patronal desde hace mucho tiempo.
No esperaban la impresionante rebelión obrera que estalló, ni el rechazo en dos ocasiones de un convenio firmado por UGT que no recogía, ni de lejos, las reivindicaciones y necesidades de los trabajadores, ni la voluntad y determinación de los trabajadores de continuar la lucha por un convenio digno, expresada en piquetes diarios, asambleas democráticas en las que se tomaron las decisiones a mano alzada, en las mejores tradiciones del movimiento obrero, y en masivas manifestaciones donde se manifestó la solidaridad y el apoyo total del conjunto de los trabajadores gaditanos. Y todo ello a pesar de la brutal represión y criminalización sufrida por los obreros del metal. La último, la detención el 10 de septiembre, de otro compañero en el marco de la infame Operación Fuego.
Estos trece días de huelga han puesto contra las cuerdas a la patronal y han deslegitimado, más si cabe, el sindicalismo de salón, de paz social, que nos desarma a los trabajadores y nos hace retroceder en derechos y conciencia. Pero sobre todo se ha demostrado que sí hay otra forma de hacer sindicalismo y es necesario organizarse, sí hay alternativa: un sindicalismo combativo, de clase, asambleario y democrático.
Gracias a la lucha, por el camino han quedado puntos clave para los empresarios, que no han podido imponer uno de sus objetivos: el contrato para jóvenes con el 75% del salario, y que era una amenaza para todos. No se ha logrado el convenio digno que necesita el sector, pero las plantillas han dado una lección de dignidad obrera que ya ha marcado un antes y un después en la conciencia y la organización. La lucha sigue.
Entrevistamos a Manuel Balber uno de los dirigentes de la Coordinadora de Trabajadores del Metal (CTM), represaliado y en las listas negras por su lucha constante, y a Antonio Muñoz trabajador en una de las subcontratas en los astilleros de Navantia San Fernando, afiliado de la CGT y miembro de Izquierda Revolucionaria. Ambos protagonistas directos en la organización de la huelga, que nos contarán de primera mano su experiencia en esta lucha, los aprendizajes y los desafíos que hay que enfrentar ahora.
El Militante.- Han pasado dos meses desde el final de la huelga, se ha hablado mucho de su carácter histórico y la gran repercusión que ha tenido. ¿Qué balance hacéis?
Manuel Balber.- Aunque puede parecer que sea suficiente dos meses para hacer balance, hacerlo es complicado porque los procesos a los que nos estamos enfrentando son muy lentos. Estamos hablando de casi 40 años de “no sindicalismo”. Conseguir que los trabajadores y trabajadoras confíen y no solo confíen, sino que además comprendan lo importante que es la participación de todos a través de las asambleas es un trabajo complicado. Si echamos una mirada a estos últimos años, se le ha dado la vuelta a muchas cosas. Ahora los compañeros le dicen que no a las horas extras obligatorias, o si hay un accidente grave, las fábricas se paran y si hay un impago también se para… Pero es un trabajo muy lento.

La huelga del 2025 es un paso más, puede que un gran paso, ya lo iremos viendo, porque se ha conseguido pasar de la huelga de 2021, cuando salimos a la calle como un grito de desesperación y en la que entramos a las factorías con cierta sensación de derrota, a un 2025 donde esa sensación ha sido diferente. Se ha ido comprendiendo que, además del trabajo brutal que se hace en Cádiz cuando hay una huelga y en la que somos referentes, debemos de complementarlo con un trabajo en el día a día para que cuando lleguemos a la huelga estemos muchísimo más fuertes.
Antonio Muñoz.- Sí, esta huelga ha sido un gran paso adelante en la conciencia que los trabajadores tenemos de nuestra propia fuerza. En mi experiencia concreta destacaría la postura al unísono de cientos de compañeros de las auxiliares en Navantia San Fernando que, al retomar la actividad el 8 de julio, una vez desconvocada de forma oficial la huelga, de forma organizada impusieron en sus empresas el cumplimiento del articulado del convenio con respecto a la jornada intensiva de verano. Y más importante si cabe, los trabajadores con vinculación directa a la producción se negaron de forma sistemática a la realización de horas extraordinarias obligatorias, como señalaba el compañero Manuel.
Esta cuestión de las horas extra, aunque pueda parecer nimia, ha sido un auténtico golpe en la mesa que hemos dado los trabajadores, pues salvo contadas excepciones las empresas han venido incumpliendo el convenio sistemáticamente.
Se palpa en el ambiente y tengo que insistir, al menos en Navantia San Fernando, que las trabajadoras y trabajadores caminan con la cabeza más erguida desde que entraron por las puertas una vez finalizada la huelga, ya que, al igual que supieron entender la necesidad de continuar con la huelga ante el convenio de migajas y de la vergüenza que planteaban tanto UGT como CCOO, también supieron comprender que era el momento de volver a retomar la actividad como una cuestión táctica y no como una derrota ni una capitulación ante los sindicatos de la patronal, y mucho menos ante la propia patronal.
Se abre un nuevo frente, hay que pelear desde dentro para estar preparados de cara a acciones futuras y no muy lejanas bajo la consigna de la organización.
Además de todo esto, gracias a la huelga y a la determinación de miles de trabajadores y trabajadoras, el hecho de haber podido tumbar esa doble escala salarial, que aunque sigue existiendo de facto, UGT y CCOO pretendían certificar y homologar en un documento que afecta alrededor de 30.000 trabajadores y trabajadoras en la provincia. Muy a su pesar, no les hemos dejado.

MB.- Claro que sí, de esta huelga hemos salido mucho más fuertes, reforzados además por la gente de la calle que cada vez entiende más a los trabajadores del Metal cuando salimos a reivindicar nuestros derechos. Ya muchos van viendo que el Metal no somos prepotencia, somos referencia: salimos a la calle por nosotros y por los que no pueden salir. Nunca vamos a olvidar que en menos de una semana la caja de resistencia recaudó más 100.000 euros para que cinco de los compañeros detenidos no entraran en la cárcel. Fue una demostración de fuerza que debemos de canalizar. El balance o mejor dicho, la enseñanza, es seguir trabajando en la organización de nuestra clase para cuando salgamos a las calles, estar mucho más fuertes. Y crear mecanismos, uno podría ser conseguir una caja de resistencia permanente.
EM.- La fuerza de la huelga también se reflejó en la brutal represión policial que se desató. Son ya 25 detenciones con fianzas por valor de más de cien mil euros impuestas por una Fiscalía y unos jueces al servicio de la patronal. ¿Cuál creéis que es la razón de este ensañamiento y cómo le estáis haciendo frente?
MB.- Entendemos que la razón principal es que las huelgas del Metal en Cádiz, la de 2021 y ésta, se están convirtiendo en un referente en todo el Estado. Recordar que una vez acabada la huelga del 2021, se fueron convocando huelgas del Metal en todo el Estado. Y no solo del Metal. Poco a poco, los trabajadores y trabajadoras nos vamos dando cuenta que la manera más potente de reivindicar nuestros derechos es saliendo a la calle.
Es muy importante el trabajo dentro de las factorías, pero tiene que completarse con el trabajo en la calle. Es necesario que la gente de la calle sepa que las factorías se han convertido en pequeñas dictaduras y necesitamos que todos juntos, obreros y la ciudadanía en general, luchemos por nuestros derechos. Todo esto da miedo al poder y responde de muchas maneras, entre ellas mandando tanquetas o con fianzas de más de cien mil euros para 6 compañeros a los que les hubiera sido imposible responder a este escarmiento económico sin la solidaridad y la organización de clase.
Precisamente gracias a la solidaridad de clase y a la organización estamos respondiendo al ataque brutal, desproporcionado y con saña que nos llega desde la mal llamada justicia. Hay personas que, seguramente, estando en desacuerdo con las formas de llevar a cabo la lucha obrera en el Metal de Cádiz se han llevado las manos a la cabeza cuando se han enterado que se piden estas fianzas, totalmente desproporcionadas y fuera de lugar.

Incluso muchas de estas personas que pueden estar en desacuerdo, seguro que han aportado ayuda económica a la caja de resistencia. Sobre este tema, estamos trabajando a dos bandas: la presión social, en la que vamos a necesitar la ayuda de todos los colectivos de clase que se quieran sumar, y la propiamente judicial. En estos días concretaremos con varios abogados penalistas y con los encausados la manera de llevar la defensa, aunque que como sabéis los juicios aún tardarán en llegar.
AM.- Así es. Ya vimos en noviembre de 2021 la brutal represión por parte del aparato del Estado contra los trabajadores, con numerosas detenciones, con tanqueta incluida entrando en horario escolar en Río San Pedro, uno de nuestros barrios obreros más queridos de Puerto Real. En esta ocasión han ido a por nosotros aún más, si cabe, que en 2021, intentando criminalizarnos vilmente, cuando solo estamos luchando por unas condiciones laborales dignas y por el futuro de nuestros hijos y nietos. No queremos que la Bahía se convierta en un desierto laboral.
El autoproclamado Gobierno “más progresista de la historia”, con su ministro del Interior Grande-Marlaska al frente, no podía permitir que el ejemplo del metal en Cádiz se extendiera no solo al metal de otros territorios, sino que pudiera contagiar también otros sectores. De ahí que acompañando a la represión policial, de los fiscales y los jueces, se sumara la campaña de criminalización por parte de los medios de comunicación, pintando a los trabajadores en huelga como violentos descontrolados. Aun así, de poco o nada le ha servido, ya hemos visto la respuesta solidaria de la población —por cierto, como vemos estos días en la Vuelta ciclista con la actitud ejemplar de la gente corriente en las protestas pacíficas contra el salvaje genocidio contra el pueblo palestino— o la de nuestros compañeros de Cartagena, dando también una batalla contundente.
Han tenido y tienen un gran problema con nuestro conflicto y nuestra lucha, lo saben y vienen a por nosotros. Quieren mantener a toda costa la “estabilidad” para que los empresarios sigan llenando sus bolsillos racaneando lo más mínimo a los que producimos realmente la riqueza. Así funciona el capitalismo.
También está habiendo represión de la que se habla menos, pero no es menos lesiva. A día de hoy, son decenas de trabajadores y trabajadoras quienes han sido despedidos por participar en la huelga. La patronal tiene pánico a nuestra lucha y quieren dar un escarmiento a la altura. Con ello no demuestran fortaleza, sino la debilidad de no poder imponer la paz social como lo venían haciendo, con el sindicalismo patronal y colaborador que por desgracia están aplicando los grandes sindicatos UGT y CCOO.

EM.- Desde el principio de la huelga, os habéis enfrentado a la traición de la dirección de UGT que con su mayoría en la mesa negociadora del convenio ha firmado un acuerdo nefasto a espaldas de los trabajadores, evidenciando su compromiso total con una paz social que beneficia únicamente a la patronal. ¿Cómo se puede evitar esto y cuáles son ahora las tareas más urgentes para retomar la lucha con más fuerza?
MB.- La traición de UGT es el resultado de más de 30 años de “no sindicalismo”. No se ha hecho sindicalismo en las últimas décadas, sobre todo con los sectores más precarios. A lo mejor, alguien que trabaje para la Junta de Andalucía o para el Estado, o con trabajos bien remunerados, no necesitan que se haga sindicalismo de verdad, no percibe este sindicalismo comercial y falso, pero los que sufrimos trabajos precarios en el Metal u otros sectores, pagamos diariamente esta falta de compromiso de los que deberían de ser nuestros representantes a pie de tajo.
Evidentemente, tenemos que darle un giro a todo esto. Pero es muy complicado porque al adormecimiento de tantos años sin hacer sindicalismo habría que sumarle que los sindicatos oficialistas están avalados por los diferentes Gobiernos con una Ley de representación sindical “irreformable”. Ni a este Gobierno ni a los anteriores les interesa que sindicatos de clase y con ganas de hacer las cosas de otra manera estemos al frente de los comités. Es un camino a contracorriente que tenemos que tomar si queremos un sindicalismo de trabajadores y para trabajadores. Hay que exigir una ley de representación sindical en la que todos los sindicatos partamos con los mismos derechos.
Mientras tanto, tenemos que luchar con las armas que tenemos, aunque estemos en inferioridad. Y tenemos que ir consiguiendo pequeñas victorias y accediendo a comités de empresa aunque sea poco a poco. Pero sin olvidar que no se trata de cambiar siglas por siglas. No vale sustituir siglas si no cambiamos las maneras de hacer sindicalismo. Para esto es fundamental continuar creando conciencia y acercando a compañeras y compañeros (a los que se les intenta adormecer en la paz social y en el conformismo), más que a nuestros sindicatos, a nuestra manera de hacer sindicalismo. A CTM nos da igual tener la mayoría en un comité, lo que queremos es que ese comité trabaje para sus compañeros, no importa si tiene las siglas de CTM o del SAT o de cualquier sindicato de clase.
AM.- Incluso antes de que empezara esta huelga, tanto CTM como CGT éramos conscientes de la maniobra propatronal por parte de las direcciones de UGT y CCOO. Por esto, desde CGT también legalizamos la huelga indefinida desde el día 23, que solo se levantaría cuando los trabajadores lo decidieran, como así fue.
Desde el principio hicimos esto en estrecha colaboración con nuestros compañeros de CTM, lo cual ha sido y así lo entendemos, un grandísimo acierto. Esta unidad de acción para luchar ha sido vista por los trabajadores como una alternativa al sindicalismo propatronal de las cúpulas de UGT-CCOO y una herramienta útil, animando a la participación en las asambleas y diferentes acciones de miles. Creemos que ha sido una de las claves de esta lucha. Por supuesto, también el apoyo de otros colectivos, organizaciones como el Sindicato de Estudiantes, Marea de Pensionistas, Marea Verde, Marea Blanca, Izquierda Revolucionaria... y organizaciones sindicales como CNT, que sin dudarlo han estado codo con codo con nosotros.

Ahora tenemos y debemos de seguir construyendo esa alternativa sindical a través de la creación de las secciones sindicales y comités de trabajadores en las empresas donde trabajamos para poder combatir y desalojar esa rémora sindical que venimos padeciendo. Tenemos que desalojar a toda esta lacra de aristócratas sindicales que viven de espaldas a la realidad del día a día de los trabajadores, encabezada por el señor Montoro, secretario general de UGT-Fica de Cádiz, quien, si le quedase algo de dignidad, debería dimitir de su cargo porque no nos representa.
Estamos ante un cambio muy grande. La forma con la que la patronal, los empresarios y todos sus cómplices políticos y sindicales han impuesto su voluntad hasta ahora está dejando de funcionar. No solo es el metal en Cádiz, son los profesores, los sanitarios, los bomberos forestales. Es la lucha contra el genocidio al pueblo palestino, las grandes movilizaciones por la vivienda, es la lucha feminista. Cada vez más trabajadoras y trabajadores sacamos la conclusión de que si luchamos podemos ganar. Es lo que miles hemos aprendido en la huelga del metal de Cádiz y eso nos prepara para el futuro.
[1] Puedes leer todos los materiales publicados sobre la huelga en www.izquierdarevolucionaria.net