El 22 de noviembre más de 60 jóvenes, trabajadoras y trabajadores tuvimos una cita importante en el Espacio Rosa Luxemburgo de Madrid en pleno barrio de Carabanchel: un gran acto antifascista. Una actividad que se enmarca dentro de la campaña impulsada durante el mes de noviembre por Izquierda Revolucionaria y el Sindicato de Estudiantes a lo largo y ancho de todo el Estado con el lema “Al fascismo no se le discute, se le combate”.
Ante el auge de la extrema derecha a nivel internacional, el genocidio sionista y el militarismo más descarado, frente al aumento de las tendencias autoritarias de los Estados, el retroceso en derechos democráticos para la inmensa mayoría y la crisis de la izquierda institucional es imprescindible armarnos ideológicamente. Y para ello comprender es clave. En primer lugar, de dónde surgen esas tendencias y, por otro lado, qué sirve y qué no para combatirlas.
Este ha sido el objetivo en la docena de ciudades por las que ya ha pasado esta campaña, desde A Coruña, Gijón, Oviedo, pasando por Bilbo, Gasteiz o Errenteria, hasta Barcelona y Tarragona o las ciudades andaluzas de Sevilla, Málaga y Cádiz. Miles de carteles y decenas de miles de octavillas han sido pegados y repartidos por nuestros compañeros y compañeras en institutos y universidades, en el transporte público que cogemos cada día, en plazas y barrios obreros...
Todo ello ha permitido confirmar el gran interés que despierta este tema entre la juventud, y también entre los trabajadores. Y no es casualidad. Somos quienes vemos y sufrimos los ataques brutales y cada vez menos disimulados a los derechos democráticos, contra las mujeres y la comunidad LGTBI, a nuestros hermanos de clase inmigrantes, a sindicalistas y militantes de la izquierda combativa.
Los debates han sido muy participativos. En todos ellos, como no podía ser de otra manera, hemos enviado todo nuestro apoyo y solidaridad al pueblo valenciano, víctima de la negligencia criminal de Mazón, el PP y sus aliados de Vox, de sus políticas privatizadoras y de recortes. Al mismo tiempo, hemos insistido en la responsabilidad de un Gobierno del PSOE y Sumar que ha sido cómplice necesario en esta catástrofe.
Muy presente en las discusiones ha estado el genocidio sionista perpetrado en Gaza, ejemplo gráfico de qué significa la acción de la ultraderecha en el poder. Una barbarie que ha cercenado ya la vida de casi 50.000 personas, que se extiende a Cisjordania y al Líbano, y que ha provocado una hambruna que multiplicará aún más esas cifras. Y todo ello, con la complicidad y connivencia de EEUU y la Unión Europea, incluido el Gobierno de Pedro Sánchez que más allá de las palabras se niega a romper relaciones económicas, militares y diplomáticas con el Estado nazi-sionista de Netanyahu.
Otros aspectos destacados han sido las elecciones en EEUU y la contundente victoria de Trump o el racismo que azuzan para dividirnos y desviar la atención del fondo de la cuestión: el sistema capitalista y su propiedad privada. Frente a esto, decimos: ¡Nativa o extranjera, la misma clase obrera! La lucha por los derechos de la mujer trabajadora y del colectivo LGTBI, la denuncia de un régimen del 78 en el Estado español que sigue manteniendo en el aparato del Estado a jueces, policías y altos funcionarios franquistas que jamás fueron depurados y que hoy siguen diseminando sus ideas reaccionarias…
La conclusión es clara. Hoy más que nunca, construir una organización revolucionaria es urgente para expulsar al fascismo y al sistema que lo genera al basurero de la historia.