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¡Ni pactos con la oligarquía y el FMI, ni cheque en blanco al correísmo!

En medio de una gestión catastrófica de la pandemia por parte del Gobierno de Lenín Moreno, el pasado 7 de febrero se celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Ecuador, dando como claro vencedor al candidato correísta Andrés Arauz. En las elecciones a la Asamblea Nacional, ese mismo día, el partido de Arauz pasó de 30 a 49 asambleístas, de un total de 137. Incluso con el exceso de 40.000 fallecidos respecto a otros años y a los más de 250.000 contagiados en lo que va de pandemia, la participación ha vuelto a superar el 80%. Millones de personas acudieron a las urnas con plena consciencia de lo que estaba en juego.

Victoria del correísmo, pero habrá segunda vuelta

La derecha pierde más de la mitad de su base electoral, recabando poco menos de 2 millones de votos (alrededor del 19% del total).

La opción principal de la burguesía, el banquero Guillermo Lasso, del Movimiento Creando Oportunidades (CREO), que se ha presentado a su tercera contienda electoral consecutiva, sacó el peor de sus resultados. Este elemento es identificado por las masas como un oligarca machista y racista recalcitrante, asociado con la patronal blanca que dirige el país desde los amplios despachos de Quito y Guayaquil. A pesar de aliarse con el Partido Social Cristiano (PSC), y su poderosa maquinaria electoral, tan solo ha logrado ganar en dos de las 24 provincias: Pichincha, donde se localiza Quito, y Galápagos. Por su parte, Ximena Peña, la candidata apoyada por el presidente saliente, Moreno, no ha llegado a cosechar ni el 2% de los apoyos.

Una noticia inesperada ha sido la recuperación de la organización socialdemócrata Izquierda Democrática (ID), que gobernó en varias ocasiones el país y tiene un amplio historial de corruptelas, políticas de austeridad y pactos con la derecha. Xavier Hervás, su candidato, ha obtenido un 16% de los votos, colocando a su partido en cuarta posición. El hecho de que las organizaciones tradicionales de los poderosos en el Ecuador, CREO, PSC e ID, no logren más del 37% de los votos refleja el terremoto político que significó el levantamiento social de octubre del 2019. Las políticas neoliberales que aplicó Lenín Moreno se han topado con una gran oposición.

El vencedor de la jornada fue Andrés Arauz, la nueva cara del correísmo, que se hizo con más del 32% de respaldo, por encima de los 3 millones de votos. Arauz es visto como el heredero político de Correa, aunque el Movimiento Revolución Ciudadana (MRC) ha pretendido desvincularle del descontento que supuso el final del Gobierno de Correa y su apoyo a Moreno, el cual resultó ser un fiel lacayo del Fondo Monetario Internacional y la burguesía ecuatoriana. Su candidatura ha sido diseñada con un claro sesgo de izquierdas (vinculándose a figuras como Bernie Sanders) para conectar con una clase trabajadora y una juventud cada vez más radicalizada.

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El vencedor de la jornada fue Andrés Arauz, la nueva cara del correísmo, que se hizo con más del 32% de respaldo, por encima de los 3 millones de votos

Divisiones de clase en el movimiento indígena

El Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik (MUPP), con el candidato Yaku Pérez, logró más del 19% de los votos, casi 1,8 millones, ganando en todas las provincias amazónicas y andinas (13 de 24) de mayoría indígena y campesina. Sin embargo, el apoyo recibido no está exclusivamente localizado en estas regiones. Si bien en las zonas urbanas más importantes Yaku quedó lejos de la victoria, cosechó un importante voto obrero, especialmente en Quito. Además, consigue pasar de 5 a 27 representantes en la Asamblea Nacional. El mejor resultado electoral de su historia.

No cabe duda de que muchos sectores, escépticos con la experiencia de los últimos años del Gobierno de Correa y la burocracia generada a su alrededor, identificaron al MUPP con las protestas de octubre de 2019 contra el Paquetazo de Lenín Moreno y sus políticas de austeridad, dándole así su apoyo. Sin embargo, es fundamental caracterizar correctamente al candidato Yaku Pérez y lo que le rodea.

En el proceso de primarias del Movimiento Pachakutik se enfrentaron dos tendencias opuestas dentro del movimiento indígena. La procapitalista, encabezada por Yaku Pérez, exprefecto de la provincia de Azuay, que defiende llegar a acuerdos con la derecha a través de la presión en las instituciones, y hacer del movimiento indígena un lobby. Por otro lado, está la dirección de la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador), representada por Jaime Vargas y Leonidas Iza, que tiene raíces más profundas en el movimiento social y se dirige a la base de la izquierda.

Mediante maniobras burocráticas, el aparato de Pachakutik impuso la candidatura de Yaku Pérez y su programa, que no tiene ningún contenido social ni progresista, como quedó claro en las declaraciones de Pérez en la campaña electoral. Por un lado, abre la puerta a mantener y desarrollar las conversaciones para un tratado de libre comercio con EEUU, a la vez que justifica el golpe de estado fascista en Bolivia y a la oposición derechista en Venezuela. Por otro lado, utilizando fórmulas como que es necesario llegar a “un acuerdo por la vida”, Pérez ha explicado que su objetivo es pactar lo que sea necesario con la derecha. Ha llegado a afirmar “prefiero un banquero a un dictador”.

A pesar de la victoria de Arauz, su resultado no ha sido suficiente para ser ganador en la primera vuelta, por lo que tendrá que enfrentarse en segunda ronda al siguiente candidato en número de votos. Si bien en un primer momento los resultados favorecieron al candidato del PK, con la notificación de las actas de las provincias de la costa, donde tradicionalmente la derecha obtiene sus mejores resultados, será el derechista Guillermo Lasso quien pase a la segunda vuelta, por una diferencia de 33.000 votos respecto a Pérez. Tras conocerse estos resultados, la dirección del movimiento Pachakutik ha denunciado fraude electoral y ha pedido un nuevo recuento en todas las provincias.

Xavier Hervás, líder de la ID, reaccionó pidiendo un frente único entre su organización, Lasso y Pachakutik contra el correísmo. La respuesta del banquero no se hizo esperar, abriendo las puertas a volver a contar los votos y asegurando que “tiene que haber unidad en torno a quien pase a la segunda vuelta contra la dictadura de Correa, sea quien sea”. Fiel a sus objetivos, Yaku Pérez ha respondido aceptando todas las propuestas de los representantes de la oligarquía antiobrera, racista y machista. El líder del Pachakutik fue meridianamente claro en sus declaraciones: “Lasso y Hervás dicen que invitan a dialogar. Les tomo la palabra, pero antes de dialogar, señor Lasso, lidere usted la reapertura de las urnas y contemos voto a voto. Si nos gana, claro que vamos a dialogar. Apoyaremos a quien resulte ganador y haremos un frente [contra Arauz], no tenemos ningún problema”.

La presidenta del Consejo Nacional Electoral, Diana Atamaint y miembro de la CONAIE, aceptó la revisión de votos y convocó una reunión entre Lasso, Yaku Pérez y representantes de la Organización de Estados Americanos, donde se selló públicamente el pacto. Se trata de una maniobra de la dirección del Pachakutik para justificar su apoyo a la derecha en la segunda vuelta, como se hizo en el 2017, y traicionar las expectativas de su base social.

En solitario ningún candidato de la oligarquía lograría vencer a la izquierda en las elecciones. Presentarse conjuntamente a la segunda vuelta el 11 de abril y llegar a un acuerdo de gobernabilidad con la dirección del MUPP supone el mejor escenario para la burguesía, que va poner todo su empeño en conseguirlo.

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Mediante maniobras burocráticas, el aparato de Pachakutik impuso la candidatura de Yaku Pérez y su programa, que no tiene ningún contenido social ni progresista

Movilizar a las masas para barrer a la derecha en la segunda vuelta

Si bien es verdad que dentro de la propia CONAIE, ya se empiezan a escuchar voces por la izquierda (pincha para ver tuit) contra quienes defienden abiertamente el acercamiento a la derecha y llaman a “mantener la lucha contra la derecha neoliberal”, hay que acompañar las palabras con hechos. De la mano de los capitalistas ecuatorianos, y sus representantes solo habrá miseria para los indígenas y los campesinos pobres. Estos sectores de la CONAIE tienen que romper inmediatamente con quienes defienden los intereses de las clases privilegiadas, apoyar críticamente al candidato correísta y dar la batalla contra las políticas capitalistas.

En medio de un escenario de crisis galopante, que coincide con grandes movilizaciones de masas en Latinoamérica, la burguesía no quiere un Gobierno de la izquierda en el Ecuador. La clase dominante va a hacer todo lo que pueda, con millones de dólares de por medio, para asegurar la victoria de Guillermo Lasso. En el caso de que Arauz finalmente gane la presidencia, la presión sobre su Gobierno será asfixiante y permanente.

La defensa de la educación pública en todos los niveles, la extensión de la sanidad pública universal, garantizar los derechos democráticos del conjunto de la población o asegurar una vida digna para las masas en el Ecuador choca inevitablemente con los intereses capitalistas. Por eso, a pesar de contar con una sólida y amplia base social, si el correísmo quiere hacerse con el Gobierno, y mantenerlo, tiene que basarse en la movilización de las masas.

Solo a través de un programa socialista, que incluya la derogación de todas las contrarreformas laborales; la nacionalización de la banca, los monopolios y los latifundios bajo control democrático de los obreros y campesinos; plenos derechos económicos, sociales y políticos a las comunidades indígenas; suspensión de los acuerdos con el FMI y anulación de la deuda contraída por el Estado con los poderes imperialistas, el correísmo podrá ganar el apoyo de la inmensa mayoría de población y unificar su lucha para barrer a la derecha, al FMI y a los capitalistas.


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