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La política diplomática de gestos vacíos a favor de la paz, una de las habilidades más cínicas de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, hace aguas por todos sus flancos. Ya es imposible ocultar el rumbo decididamente militarista, otanista y sumiso con la estrategia imperialista del Gobierno del PSOE y Sumar.

El alineamiento incondicional con Washington y con los sectores más belicistas de la OTAN es incuestionable. Las provocadoras declaraciones de la ministra de Defensa Margarita Robles a La Vanguardia, afirmando que “la amenaza de un ataque de Rusia, incluso con armamento nuclear, es total y absoluta” y quejándose de que la población española “no somos conscientes del enorme peligro que hay en este momento” porque “hoy en día, un misil balístico puede llegar perfectamente desde Rusia a España”, no son un delirio aunque lo parezca. Son elementos de una estrategia propagandística destinada a justificar las desastrosas políticas del imperialismo estadounidense tras su debacle en la guerra de Ucrania, y convencer a una buena parte de la población de que el rumbo militarista que emprendido el Gobierno es deseable y tiene que reforzarse.

El lucrativo negocio de la guerra, con su reguero de muerte y destrucción, se ha vuelto imprescindible para la acumulación de capital en este momento histórico. Un negocio de un complejo industrial y financiero con un poder colosal, y que sigue siendo clave para que EEUU defienda su maltrecho y erosionado liderazgo mundial ante el desafío de China y Rusia.

Por eso la hipocresía de los Gobiernos occidentales es tan despreciable. Las lágrimas de cocodrilo por las víctimas del genocidio sionista en Gaza que vierten Sánchez, Díaz y sus ministros y ministras, se cambian instantáneamente en sonrisas de satisfacción cuando comprueban los jugosos dividendos de vender munición al Gobierno asesino de Netanyahu, la promesa de seguir armando hasta los dientes al fascista de Zelenski, o la pasión con que el presidente español celebra el 75 aniversario de la fundación de la OTAN. Y si para seguir con la farsa hay que prometer el reconocimiento de un Estado palestino inexistente y que nunca existirá mientras el Estado sionista no sea derrocado, se hace sin mayor problema. Al fin y al cabo la política burguesa es el arte sublime de la mentira.

Las lágrimas de cocodrilo por las víctimas del genocidio sionista en Gaza que vierten Sánchez y Díaz, se cambian en sonrisas de satisfacción con los jugosos dividendos de vender munición al Gobierno asesino de Netanyahu

Espaldarazo del Gobierno a los planes de rearmamento de la OTAN

Desde hace meses la OTAN y la UE reclaman un rearme generalizado. La concreción de esos planes belicistas ha sido la aprobación por la Comisión Europea a principios de marzo de la primera Estrategia Industrial Europea de Defensa, que tiene como finalidad no solo reforzar la industria militar, sino también “integrar la cultura de preparación para la defensa en todas las políticas”, es decir, crear un clima de miedo que facilite la aceptación por la población de estas medidas.

El primer paso ha sido, como no, poner a disposición de las empresas del sector del armamento un programa de financiación de 1.500 millones de euros. En toda Europa se recorta el gasto social, pero para subvencionar a los fabricantes de armas todo son facilidades.

El Gobierno de Pedro Sánchez no ha dudado en colocarse a la cabeza de este movimiento belicista. El Estado español es ya el cuarto exportador europeo de armas y el octavo mundial, y sus empresas están haciendo un excelente negocio con la venta de material de defensa a Ucrania. Es el cuarto país que más contribuye a las operaciones de la OTAN, e incluso un general español está al frente de la fuerzas de la Alianza en Iraq. La movilización atlántica en apoyo a Israel cuenta con dos buques de guerra españoles y dispone como punto de apoyo de las bases de Rota, Cartagena y, desde abril de 2023, todavía con Podemos en el Consejo de Ministros, de Maó en Menorca como “puerto con autorización diplomática permanente”.

Desde 2019 hasta la actualidad, el Gobierno de Sánchez ha comprometido más de 82.700 millones de euros en gasto militar, 20.000 millones más que en la última legislatura de Rajoy y 40.000 millones más que en la segunda presidencia de José María Aznar. Desde enero de 2023 hasta octubre de ese mismo año, el Ejecutivo aprobó gastos militares por valor de más de 22.000 millones de euros, casi siete veces el dinero destinado al Ingreso Mínimo Vital.[1]

Bajo los Gobiernos “más progresistas de la historia de España” se ha pasado de dedicar a defensa el 1% del PIB en 2020 al 1,24% en 2023, es decir, de 11.240 millones en 2020 a los 18.045 del año pasado. El presupuesto del Ministerio de Defensa, que es únicamente una parte del gasto militar total, se incrementó en 2023 un 26,4%.

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Desde 2019, el Gobierno de Sánchez ha comprometido más de 82.700 millones de euros en gasto militar, 20.000 millones más que en la última legislatura de Rajoy y 40.000 millones más que en la segunda presidencia de Aznar.

Pero estas cifras astronómicas todavía son poco para el Gobierno y la industria militar, y el objetivo de dedicar a armamento el 2% del PIB anual sigue vigente. Para alcanzarlo, el Gobierno aprobó en 2023, anticipándose a la UE, su propia Estrategia Industrial de la Defensa que plantea triplicar la inversión en armamento y equipos militares en seis años.

Son, sin duda, excelentes noticias para los capitalistas españoles. Si el año 2023 ya fue maravilloso para ellos, con un aumento de un 23,4% de los dividendos pagados, gracias al gasto militar del Gobierno del PSOE y Sumar esas cifras astronómicas se incrementarán en los próximos ejercicios.

Pero el dinero público que se destina a armamento tiene que recortarse de algún otro sitio, y ese sitio es el gasto social. Probablemente donde el contraste entre el derroche en gasto militar y las carencias sociales se manifiesta con mayor crudeza es en la política de Vivienda.

El coste de alquilar un piso en las grandes ciudades hunde a cientos de miles de familias en la pobreza. Si por término medio el alquiler se lleva el 40% del SMI en el conjunto del Estado, en ciudades como Barcelona supera el 80% y en Madrid el 70%. El parque de vivienda social es casi inexistente y PSOE y Sumar se niegan a tomar ninguna medida efectiva para construir vivienda pública con alquileres accesibles.

La nueva reforma de la Ley del Suelo, lejos de plantear alguna solución, tiene como principal objetivo reforzar la impunidad de los promotores inmobiliarios ante el incumplimiento de las normativas urbanísticas o ambientales.

Los hechos son tozudos: no podemos depositar confianza alguna en un Gobierno que ha demostrado hasta la saciedad que trabaja en beneficio de los capitalistas y a las órdenes de los amos imperialistas de Washington. Y otras fuerzas políticas que ya no tienen responsabilidades gubernamentales pero que centran toda su estrategia en la acción institucional tampoco son una alternativa. Muchas de las medidas belicistas citadas se aprobaron con Podemos ocupando carteras ministeriales, y su crítica actual, sin asumir ninguna responsabilidad, solo aumenta su crisis de credibilidad.

El militarismo es un rasgo orgánico de la socialdemocracia. Lo han demostrado históricamente en su capitulación constante ante la clase dominante, y lo vuelven demostrar ahora en su ardor bélico en Ucrania, en su otanismo y su complicidad con el genocidio sionista. Esta izquierda no es parte de la solución sino del problema.

Los planes de militarización de la sociedad y el endurecimiento de la represión contra lo que la burguesía considera el enemigo interior son una seria amenaza. Por eso es hora de tomar partido. Si quieres luchar contra la guerra y el militarismo únete a los comunistas revolucionarios. ¡Organízate en Izquierda Revolucionaria!

 

[1] El gasto militar bate un nuevo récord con el Gobierno de Pedro Sánchez


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