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La huelga general en Grecia del pasado 20 de noviembre fue un éxito rotundo. Convocados por el PAME, la corriente sindical del KKE, entre otras organizaciones sindicales y sociales, decenas de miles de trabajadoras y trabajadores griegos paralizaron completamente la actividad productiva y llenaron las calles como respuesta a la política de ataques salvajes del primer ministro de la derecha Kyriákos Mitsotákis.

Nueva contrarreforma laboral para extender aún más la precariedad

El Gobierno de Nueva Democracia (ND) aprobó un nuevo paquete de medidas para profundizar la precarización del mercado laboral: jornada laboral de hasta 13 horas seis días a la semana en sectores como el turismo, cambios de jornada con solo 24 horas de antelación, legalizar el despido gratuito en el primer año de contrato o introducir un nuevo contrato de trabajo a imagen y semejanza del contrato de “cero horas” en Reino Unido. En definitiva, legalizar y extender una situación de ultraprecariedad para millones de trabajadores griegos.

A esta contrarreforma se suma un alza generalizada de los precios que se está comiendo los salarios a pasos agigantados. En 2022 el IPC no bajó del 6,2%, alcanzando las subidas en determinados productos hasta un 12%.

Mientras tanto los grandes capitalistas griegos y extranjeros ven el país heleno como un nuevo paraíso para invertir sus fortunas y obtener lucrativos beneficios fruto tanto de los enormes incentivos fiscales del Gobierno como de la existencia de una mano de obra cada vez más precaria y empobrecida.

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El Gobierno de Nueva Democracia aprobó nuevas medidas para profundizar la precarización del mercado laboral: jornada laboral de hasta 13 horas seis días a la semana en sectores como el turismo, legalizar el despido gratuito en el primer año de contrato. etc. 

Los datos macroeconómicos y de sectores como el turismo o el inmobiliario lo ponen en evidencia. La inversión extranjera directa, por ejemplo, aumentó más del 50% en 2022. Ese año el PIB creció un 5,9% y en 2023 y 2024 ha vuelto a situarse por encima del 2%, el doble que la media de la zona euro. Pero tal y como ocurre en el Estado español, esto no se traduce en ninguna mejora para la clase trabajadora.

Un buen ejemplo es el turismo. 2023 fue un año sin precedentes con 32 millones de turistas, un 15% más que en 2019, cuando se batieron récords. Otro ejemplo, como en el Estado español, es el sector inmobiliario. En el primer trimestre de 2024 el precio de compra de la vivienda se incrementó en un escandaloso 10,8%, y el coste de los alquileres en las grandes ciudades, especialmente Atenas, resulta completamente desorbitado. Según Eurostat, entre los inquilinos europeos, los griegos son los que más porcentaje de su salario gastan en vivienda: el 83,1% de los arrendatarios tiene que dedicar más del 40%.

La clase trabajadora responde con contundencia

Decenas de miles de trabajadores y trabajadoras han secundado esta convocatoria de huelga en defensa de unas condiciones de vida digas, por la subida de los salarios y contra la precariedad, en defensa de la sanidad y la educación públicas, y también contra la implicación del Gobierno en las guerras imperialistas.

“Aunque llevamos una década soportando memorandos, la situación es incluso peor hoy que durante la crisis. Todo lo que necesitamos para nuestra vida diaria cuesta más, ya no podemos ni siquiera ir al cine, al teatro o al café”, explicaba en la manifestación de Atenas Thanasis Fotopoulos, vicepresidente del sindicato de artes gráficas. “Mi salario es una miseria, no puedo llegar a fin de mes para pagar el alquiler, la energía, la comida. En general, en Grecia las cosas son muy, muy duras, trabajamos 10 o 12 horas, ya no tenemos vida personal”, comentaba un trabajador del comercio, también en Atenas[1].

El paro fue masivo en sectores como sanidad, educación o el transporte público, que estuvo completamente paralizado durante toda la jornada. Entre los periodistas, el día 20 significó el punto de partida para una huelga general indefinida en defensa de un nuevo convenio colectivo.

Miles de trabajadores salieron a la calle en más de 70 ciudades por todo el país en movilizaciones masivas: más de 20.000 personas en Atenas, 10.000 en Tesalónica y varios miles más en otras grandes ciudades como Patras, Larissa, Ioánina o El Pireo.

En la manifestación central de Atenas se leyeron comunicados de comités de empresa y secciones sindicales del puerto de El Pireo, el más grande de Grecia, de empresas industriales, de telefonía, de apoyo por parte de estudiantes y pensionistas, y comunicados de solidaridad internacional de sindicatos de diferentes países.

El KKE impulsa la lucha de clases

Hace poco más de una década, Syriza ganaba las elecciones con una amplia mayoría. Por primera vez un partido de la izquierda a la izquierda de la socialdemocracia encabezaba un Gobierno desde la caída de la dictadura. Sin embargo, pocos meses después de esa contundente victoria, el Ejecutivo dirigido por Alexis Tsipras traicionaba el mandato del pueblo y firmaba un nuevo y duro memorando de austeridad con la Troika.

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El KKE tiene una gran oportunidad para ganar a amplios sectores de jóvenes y trabajadores. Pero para ello debe aplicar las enseñanzas de Lenin sobre la política de alianzas y cambiar su posición errónea acerca del feminismo y los derechos LGTBI. 

El resultado de todo esto fue una derrota estrepitosa de Syriza en las elecciones de 2019, y un hundimiento aún mayor en las de 2023, con una mayoría absoluta para la derecha de ND[2]. Tanto la traición de Syriza como la vuelta de la derecha han supuesto un duro golpe para la clase obrera y la izquierda, pero poco a poco los trabajadores han comenzado a levantar la cabeza protagonizando movilizaciones y huelgas muy significativas. Las huelgas generales de 2023 por la tragedia ferroviaria de Tempe[3], la peor vivida en el país, y de septiembre de este año, contra el anuncio de las contrarreformas ahora aprobadas, ya fueron masivas, recordando las grandes protestas contra los memorándums de austeridad de hace una década.

Un auge huelguístico en el que están jugando un papel decisivo, impulsándolo, los comunistas del KKE. Mediante sus distintas plataformas de masas, entre las que se encuentra su corriente sindical, el PAME, están presionando y empujando a los grandes sindicatos a convocar huelgas y manifestaciones masivas.

El éxito de esta última huelga, convocada gracias a la presión de las bases comunistas en los sindicatos, muestra el potencial que existe para construir una alternativa revolucionaria y comunista no solamente en el plano sindical, sino también en el político. Las conclusiones acerca de los límites del reformismo y el parlamentarismo fruto de las duras traiciones vividas estos años empujarán a una capa cada vez mayor de trabajadores a conclusiones más radicales, anticapitalistas, revolucionarias y socialistas. Una gran oportunidad para que el KKE se desarrolle y se convierta en una alternativa real.

El KKE tiene una grandísima oportunidad de extender su influencia y ganar a sectores de jóvenes y trabajadores completamente huérfanos de una alternativa política. Pero para ello es necesario retomar las enseñanzas de Lenin sobre el ultraizquierdismo y el frente único, y abandonar sus posiciones incorrectas respecto al movimiento feminista y la lucha por los derechos LGTBI. Unas posiciones que les impide conectar con amplios sectores de la juventud.

Su intervención tenaz en las calles y en el movimiento obrero, combatiendo a la burocracia sindical de derechas, su defensa de una posición internacionalista en la guerra de Ucrania y su revisión de la posición etapista del estalinismo sobre la revolución socialista son importantes pasos adelante para construir dicha alternativa revolucionaria y comunista tanto en Grecia como internacionalmente.

 

 Notas:

[1] Grecia paralizada por la huelga nacional contra el alto coste de la vida

[2] Grecia. La derecha gana las elecciones, Syriza se hunde, y el KKE avanza posiciones

[3] El accidente ferroviario desata la ira de la clase obrera. Huelga general y movilizaciones masivas en Grecia


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