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¡Lo que hace falta ya es una huelga general para imponer la dimisión de Mazón y el juicio y castigo a los responsables de esta catástrofe!

Pasados varios días desde el mayor desastre ocurrido en el Estado español en muchas décadas, los dos grandes sindicatos, CCOO y UGT, se han dado cuenta de que quizás la clase trabajadora, especialmente las trabajadoras y trabajadores directamente afectados, esperaban alguna acción por su parte.

¿Y qué se les ha ocurrido para dar apoyo a los afectados? Realizar una convocatoria conjunta con la CEOE y otras organizaciones patronales a un paro simbólico de 10 minutos este viernes, con fugaces concentraciones en las puertas de los centros de trabajo.

Mientras los dirigentes sindicales pactan con la patronal esta acción completamente inútil, los empresarios siguen presionando a las trabajadores y trabajadoras de las zonas afectadas para que vayan a producir, aunque sea andando o chapoteando en el barro. Además, despiden a quienes llegan tarde a trabajar tras larguísimos desplazamientos a pie en condiciones penosas o imponen a las trabajadoras y trabajadores imposibilitados para presentarse a que se cojan las vacaciones. ¡Lo que haga falta con tal de no dejar de ganar ni un céntimo de beneficio empresarial!

Acostumbrados durante muchos años -demasiados- a saltarse a la torera la legislación laboral sin que CCOO y UGT hayan movido un dedo para evitarlo, los empresarios valencianos han dejado meridianamente claro que sus negocios están por encima de cualquier otra consideración. ¿Que ha habido más de 200 muertes y una destrucción material sin precedentes? ¿Que miles de niños, personas mayores o discapacitadas, necesitan atención las 24 h del día ante la clamorosa insuficiencia de los servicios públicos de la Comunidad Valenciana? Nada de eso tiene importancia.

En las próximas semanas se espera una lluvia de millones para las zonas afectadas, y los empresarios se preparan para sacar toda la tajada posible de ese maná. Necesitan a su fuerza de trabajo totalmente disponible y ninguna consideración humanitaria va a apartarlos de su carrera por hacerse con la mayor parte del botín de la reconstrucción.

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Responsables Mazón, los empresarios, que obligaron a las trabajadoras y trabajadores a permanecer en su puesto de trabajo, el Gobierno central y la burocracia de CCOO y UGT que pueden paralizar la actividad laboral ante graves riesgos y no lo hicieron. 

Convocando este ridículo “paro”, CCOO, UGT y la CEOE pretenden darse un lavado de cara y que olvidemos su responsabilidad directa en la catástrofe.

Responsabilidad directa de los empresarios que obligaron a miles de trabajadoras y trabajadores, con absoluto desprecio por sus vidas, a permanecer en sus puestos cuando las condiciones meteorológicas eran ya de máxima emergencia o que obligaron a sus repartidores a salir a las carreteras cuando era evidente que ese día no se iba a poder circular.

Responsabilidad directa del Gobierno criminal de Carlos Mazón que, cediendo a las presiones de la patronal, esperó al final de la jornada de trabajo para lanzar una alerta oficial que era ya completamente inútil.

Y responsabilidad directa, también, de la burocracia de CCOO y UGT que, a pesar de que la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, en su artículo 21, pone en manos de la representación legal de los trabajadores la facultad de paralizar la actividad laboral ante graves riesgos para la integridad de las plantillas, decidieron renunciar a utilizarla.

Y ahora, cuando comprueban la magnitud de la catástrofe, cuando perciben la enorme rabia social acumulada, tienen todavía la desfachatez de convocar esta farsa de paro de 10 minutos y de llamar a la “unidad” con los empresarios.

Sin duda alguna, aunque solo sea por respeto a las víctimas, este paro será seguido masivamente en una gran mayoría de empresas. Pero que los dirigentes de CCOO y UGT no se engañen. La enorme deuda que han contraído con la clase trabajadora no queda saldada, ni mucho menos, con esta ridícula convocatoria. Si les quedara un mínimo de vergüenza, los dirigentes de CCOO y UGT deberían aprender de la iniciativa de las decenas de miles de voluntarios, sobre todo jóvenes, que sin esperar instrucciones de nadie se han lanzado, de forma autoorganizada, a ayudar a las víctimas con todos los medios a su alcance.

CCOO y UGT tienen que tomar nota de la convocatoria de huelga estudiantil en el País Valenciá y la huelga general en los centros de estudio convocada por el Sindicato de Estudiantes en todo el Estado español el martes 12 de noviembre.

Lo que necesitan ahora los afectados por la Dana es que se ponga fin inmediatamente a los abusos patronales, que se ponga fin a la precariedad laboral que deja a la clase trabajadora inerme ante la arbitrariedad empresarial y que ha multiplicado las consecuencias de la catástrofe, y que se destinen los enormes beneficios empresariales acumulados durante los últimos años a financiar una reconstrucción seria, que no se limite a poner parches provisionales a la espera de la próxima tormenta, sino que corrija el tipo de planificación urbanística -pensada hasta ahora solo para el máximo beneficio de los inversores inmobiliarios- para que una catástrofe como esta no vuelva a suceder.

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Los dirigentes de CCOO y UGT deberían aprender de los miles de voluntarios, sobre todo jóvenes, que sin esperar instrucciones de nadie se han lanzado, de forma autoorganizada, a ayudar a las víctimas con todos los medios a su alcance. 

Conseguir esto no va a ser posible dándose abrazos con los empresarios. Solo con una actitud ofensiva, con una huelga general de 24 horas para exigir la dimisión de Mazón, el juicio y castigo a los responsables políticos y empresariales de esta catástrofe, y una ayuda efectiva a las víctimas, se podrá reparar una situación tan brutal.

En Valencia se ha comprobado que nuestras vidas no valen nada para quienes detentan el poder económico y sus mayordomos en las instituciones políticas. ¡Levantémonos, nosotros los que creamos con nuestro esfuerzo toda la riqueza que hay en la faz de la Tierra, y pongámosla al servicio de las necesidades de la inmensa mayoría!


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