El pasado 13 de septiembre la pequeña localidad de Arenys de Munt desafió a todas las instituciones celebrando un referéndum en el que se preguntaba por la independencia de Catalunya. De los 6.500 habitantes con derecho a voto, 2.569 lo hicieron a favor. El porcentaje de participación en este referéndum (41,01%) superó tanto al de las últimas elecciones europeas como al referéndum para la aprobación del Estatut. Simultáneamente se hizo público el último informe del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat en el que se certifica que el independentismo ha subido seis puntos desde el 2005, hasta el 19%.
El pasado 13 de septiembre la pequeña localidad de Arenys de Munt desafió a todas las instituciones celebrando un referéndum en el que se preguntaba por la independencia de Catalunya. De los 6.500 habitantes con derecho a voto, 2.569 lo hicieron a favor. El porcentaje de participación en este referéndum (41,01%) superó tanto al de las últimas elecciones europeas como al referéndum para la aprobación del Estatut. Simultáneamente se hizo público el último informe del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat en el que se certifica que el independentismo ha subido seis puntos desde el 2005, hasta el 19%.

En otros estudios, por ejemplo en el del Instituto DYM para la Universidad Abierta de 2008, el independentismo se eleva hasta el 36,5%. El ICPS en 2007 también eleva el independentismo hasta el 31,7%. Cerca del 70% de los catalanes defiende el derecho de autodeterminación, aunque luego no opte por la independencia. Mirar hacia otro lado ante esta realidad por parte de dirigentes de la izquierda, no hace otra cosa que echar agua al molino de la derecha, tanto la españolista, como la nacionalista de CiU.
Los sesudos analistas y politólogos se llevan las manos a la cabeza porque no entienden cómo es posible que haya tantos catalanes a favor de la independencia y no exista una expresión clara de esa opción política. Ciertamente, por un lado las CUP, las candidaturas de la izquierda independentista, no alcanza a movilizar a un 1% de los electores catalanes (en las municipales de 2007 consiguieron 18.536 votos, el 0.65% del electorado), agrupando fundamentalmente a jóvenes radicalizados. Pero por otro lado, el único partido presente en el parlamento que se declara abiertamente independentista, ERC, continúa un continuo declive, con sangría de votos y escisiones incluidas, desde su techo electoral en 2004 cuando consiguió más de 640.000 votos.

¿Qué pasó en Arenys?

Lo sucedido en Arenys de Munt da interesantes pinceladas que ayudan a entender la cuestión nacional en Catalunya. Frente a la simbólica iniciativa del alcalde de impulsar el referéndum de autodeterminación, se levantó inmediatamente una muralla de calumnia y rechazo, encabezado por la reacción, por los sectores más rancios del aparato del Estado y el PP. No sólo los tribunales se opusieron salvajemente, negando un derecho democrático elemental, sino que la propia Generalitat declaró machaconamente su negativa a permitir semejante consulta. Montilla trató de contraponer el referéndum al desarrollo del Estatut, afirmando que la consulta daría argumentos a "la caverna" que pretende tumbar el Estatut por inconstitucional. A nivel estatal, el PSOE volvía a claudicar ante los prejuicios más rancios del españolismo.
Para más inri, el mismo sistema judicial que impedía al ayuntamiento celebrar el referéndum, legalizaba una marcha de Falange Española que "curiosamente" coincidía en el mismo pueblo, el mismo día de la consulta. Prohíben votar, pero consienten a los fascistas. No hace falta ser muy listo para darse cuenta de que semejantes provocaciones fueron un estimulo para que los indecisos hicieran cola para decir "sí" a la independencia. Por cierto, los "radicales independentistas" dieron una lección de civismo en su respuesta a los 50 falangistas que se desplazaron a la localidad.
Y ante el éxito de la consulta, los oportunistas profesionales del nacionalismo catalán decidieron subirse al tren. Para empezar ERC, que se había negado a apoyar el referéndum por considerarlo "poco serio", decidió girar 180 grados e impulsar mociones en los ayuntamientos proponiendo consultas similares (pretenden hacerlas coincidir el 6 de diciembre, el día de la Constitución del 78). Por otro lado, Artur Mas recordó su proyecto sobre la "Gran Casa del Catalanismo" para afirmar que él hubiera votado "sí a la independencia". La nota de color la puso el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, anunciando su paso a la política para conformar una alternativa "genuinamente independentista".
Los marxistas defendemos intransigentemente los derechos democráticos del pueblo catalán, incluyendo por supuesto, el derecho a la autodeterminación. Sin embargo, tenemos que denunciar una y otra vez las maniobras de la burguesía catalana que utiliza la cuestión nacional sin otro objeto que dividir y enfrentar a los trabajadores. De la mano de CiU, Laporta o Puigcercós nunca conquistaremos ni un solo derecho democrático. CiU en sus años de gobierno demostró de sobra su hipocresía. ERC lo está demostrando ahora, en el Tripartit.

Crisis económica, social y política

La cuestión nacional en Catalunya está íntimamente ligada a la cuestión social y a la polarización política que se vive en todo el Estado. Sin ir más lejos, en las elecciones generales de 2008 la lista más votada en Arenys de Munt fue el PSC, sin duda para cerrar el paso al PP. El propio auge y declive de ERC es bastante significativo a ese respecto: en 2003 y 2004, coincidiendo con su techo electoral, la movilización contra el PP estaba en su punto álgido. ERC era percibida como una opción más a la izquierda y más combativa que el PSC o Iniciativa. Los venenosos ataques españolistas de Aznar y los suyos reforzaban ese perfil. Pero una vez en el gobierno, Carod, Puigcercós y compañía fueron demostrando su verdadero rostro.
Un dato realmente significativo de la situación social en Catalunya lo da también el Centro de Estudios de Opinión: El 75,7% de los catalanes está políticamente insatisfecho (eran un 55% en 2005). Tras años de Tripartit, debates sobre el Estatut y la financiación y EREs firmados por la Generalitat, el descontento crece y el gobierno de izquierdas, lejos de gobernar para su base social, está haciendo el caldo gordo a CiU y a la derecha. La crisis económica no hace otra cosa que aumentar el desgaste del gobierno. Sin embargo, una vez más, la clave estará en la propia izquierda.
En los años 70 el PSOE y el PSUC defendían los derechos democráticos de Catalunya, incluido el derecho a la autodeterminación. De todo eso hoy solo queda un Montilla más preocupado por defender los intereses nacionales de la burguesía catalana y que defiende la reforma laboral (contradiciendo al mismísimo Zapatero) y un Saura que ordena a los Mossos de Escuadra golpear a los estudiantes. El Tripartit es un gobierno en crisis permanente y sólo se mantiene en el poder por el rechazo de la clase obrera a la derecha. La única solución a la cuestión nacional pasa por una alternativa de izquierdas, en Barcelona y en Madrid, que defienda una genuina política socialista así como los derechos democráticos de las naciones oprimidas.

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