Momias de la izquierda en defensa del Régimen del 78
En los últimos años, ante el cada vez mayor cuestionamiento de régimen del 78 y de sus instituciones, han salido reiteradamente a la palestra algunas de las momias más ilustres de esa vieja “izquierda” que apuntaló los acuerdos de la Transición con los herederos directos de la dictadura franquista.
Uno de sus representantes más ilustres es Felipe González, presidente del Gobierno durante 14 años, entre 1982 y 1996, artífice de una reconversión industrial salvaje que dejo en la miseria comunidades enteras, "protector" de los organizadores del terrorismo de Estado de los GAL, multimillonario, contratista y consejero de las grandes empresas del Ibex 35.
Hace unos días Felipe González visitaba El Hormiguero para hablar sobre su periodo de Gobierno entre 1982 y 1996, sus relaciones con Pedro Sánchez y su visión de la política actual. Por supuesto, defendió a capa y espada sus pactos con los herederos de la dictadura que dieron lugar al Régimen del 78 y su gestión de Gobierno durante 14 años. Y en un momento dado, en un nuevo ejercicio de ese cinismo al que nos tiene acostumbrado, señaló “la política estaba terriblemente mal pagada”.
El “socialista” que se hizo Consejero Delegado tras los servicios prestados
No debe de ser su caso. Cuando dejó el poder, Felipe González ya había hecho fortuna. Una fortuna que siguió creciendo durante los años posteriores saltando de Consejo de Administración en Consejo de Administración. Actualmente vive en una casa del Barrio de Salamanca, propiedad de su cuñado, el empresario Pedro Trapote y valorada en 3,5 millones de euros. Además posee una casa de 500 metros en Somosaguas, una finca de 49 hectáreas en Navalmoral de la Mata (Cáceres), una lujosa casa en Sotogrande (Cádiz) y una mansión en Tánger valorada en 2,5 millones de euros.
¿Y cómo este humilde abogado laboralista ha conseguido todo este ingente patrimonio? El Felipe González que durante la Transición hablaba de la “honestidad en el ejercicio de la gestión pública” y ese PSOE que presumía de “100 años de honradez”, pronto se pusieron al servicio de los mismos que durante 40 años de dictadura incrementaron y amasaron sus fortunas a la sombra de Franco.
Uno de sus máximos logros al servicio de esos grandes capitales, que posteriormente le pagaron como consultor y contratista, fue una reconversión industrial que acabó con más de 2.700.000 puestos de trabajo, con comarcas enteras empobrecidas, y posteriormente, las grandes privatizaciones de empresas públicas, ¡más de 70![1] (SEAT, Endesa, Repsol Telefónica, etc).
También estuvo el saqueo directo de las finanzas públicas, como en el famoso caso Filesa o en el de los fondos reservados del Ministerio del Interior, supuestamente utilizados para la lucha antiterrorista y que financiaron a los GAL. En las grabaciones del ex comisario Villarejo, este confesó que cuando Felipe González aún era presidente, le mandó comprarle una casa con estos fondos reservados. Obviamente, nadie ha planteado investigar estas afirmaciones.
Estos leales servicios a los poderes fácticos, al Ibex35, a un aparato del Estado podrido heredado de la dictadura, fueron ampliamente recompensados con su presencia en varios Consejos de Administración de grandes empresas. El más importante el de Gas Natural, que su Gobierno privatizó, y donde llegó a percibir 125.000 euros anuales entre 2011 y 2015, asesorando en la privatización de la electricidad en diversos países de América Latina. O en Boluda Corporación Marítima, segunda empresa más importante a nivel mundial del sector del remolque. También ocupó puestos de dirección en el Grupo Prisa, propietaria del periódico El País y dirigida por su gran amigo Polanco, y que tan buenos servicios de propaganda prestó a su Gobierno durante 14 años, demostrando el papel de la supuesta “prensa libre” en una democracia avanzada.
En 2015, tras emerger el 15M denunciando las llamadas “puertas giratorias” entre políticos y grandes multinacionales, señaló, justificándose, que "los consejos de administración son mucho más transparentes que los trabajos de asesoría". Dicho esto, decidió dar el salto a la “asesoría”, y en 2013 fundó una empresa llamada Tagua Capital para “servicios de gestión, consultoría”. También posee otras empresas junto con sus hijos, Ialcon Consultaría, dedicada a la “gestión” de fincas rústicas, y Oyauri Investment. Esta última se llegó a revalorizar en un 82.000%, tras negociar Felipe González la entrada de Indra, otra empresa pública privatizada por su Gobierno, en la misma con una inversión de 1,5 millones de euros. Un negocio que sólo reportó pérdidas a Indra y espectaculares beneficios a Felipe González y familia. Solo en 2014, en plena crisis económica, su actividad de consultoría le reporto 2,1 millones de euros.[2] Aparte, cobra 80.000 euros al año de forma vitalicia como expresidente del Gobierno y ha llegado a recibir hasta 80.000 euros por conferencia.
Amigo de dictadores, ex ministros franquistas, o terroristas de Estado.
Sus contactos como Presidente le han permitido realizar importantes negocios con grandes empresarios como Carlos Slim, con dictadores como Mohamed VI, o con ex políticos corruptos como el ex presidente de Venezuela Carlos Andrés Pérez, responsable de la muerte de 3.000 venezolanos durante el “caracazo” en 1989, o el gran empresario venezolano Gustavo Cisneros, que se benefició de la expropiación de Rumasa. Normal que cuando Hugo Chávez llegó al poder Felipe González se convirtiera en el gran “cruzado” contra la revolución bolivariana, apoyando sin fisuras el intento de golpe de Estado del año 2002. ¡Había que proteger los negocios y fortunas de sus amigos!
Frente al creciente cuestionamiento de la Transición y de la impunidad de los crímenes de la dictadura franquista, Felipe González siempre lo ha tenido claro, ¡garantizar la impunidad de sus responsables y ejecutores!
Así fue cuando la jueza argentina María Servini llamó a declarar al ex Ministro franquista del interior Rodolfo Martín Villa, responsable de la matanza de Vitoria de 1976 que supuso decenas de heridos y el asesinato de 5 obreros. Felipe González salió firmemente en su defensa, firmó un manifiesto a su favor y dijo que su “actitud había sido impecable” en la Transición al frente del Ministerio del Interior. Cuando el Rey Juan Carlos huyó del país, implicado en graves casos de corrupción desde hace décadas, González le defendió sin fisuras, señalando que había realizado “un fantástico servicio a España”. Y cuando la Monarquía era cuestionada, señalaba que “cambiar la Monarquía por una republiqueta destruirá España”. Vamos, que en cualquier momento pide su afiliación a Vox.
Este individuo cínico, corrupto, carente de cualquier tipo de escrúpulo, tiene la desfachatez de intentar darnos lecciones de democracia, cuando su Gobierno organizó y financió una trama de terrorismo de Estado, los GAL, que se cobró la vida de 27 militantes de ETA y de la izquierda Abertzale. Unos GAL que llegaron a secuestrar a un ciudadano francés de su casa, y que enterraron en cal viva a Lasa y Zabala en colaboración con la Guardia Civil.
Ahora, ante el debate de los indultos a los presos políticos del procés, declaró que no se deben dar en las “actuales condiciones”, señalando que esa figura jurídica no debería existir. Pues si no existiera, muchos de sus amigos y más cercanos colaboradores se habrían podrido durante años en la cárcel, como Barrionuevo, Vera, la cúpula de su Ministerio del Interior. En aquel momento, no solo defendía los indultos, sino que llegó a señalar que era necesario concederles el indulto total, criticando a Aznar por conceder únicamente el indulto parcial.
Como buen defensor de la unidad de España y del más rancio españolismo ha sido un crítico furibundo con la lucha del pueblo catalán por su autodeterminación. Sobre el 1-O llegó a decir que era “más preocupante” que el 23-F. Defendió a capa y espada la aplicación del artículo 155, e incluso recriminó a Rajoy que no lo hubiera aplicado antes.
La crisis del Régimen del 78, que tantos beneficios le ha reportado, le ha hecho volver permanente a la escena política, obviamente para señalar que se sentía “orgulloso” de pertenecer a dicho Régimen y para posicionarse con la extrema derecha y la reacción. Pero no es orgullo lo que siente, sino eterno agradecimiento, permanente pleitesía. Normal. Ha hecho pingües beneficios y se ha forrado a costa de defender a este régimen corrupto y sus políticas criminales.
[1] Privatizaciones de 1984 a 1996
[2] Felipe González SA, más de dos millones de euros de ingresos al año en intermediaciones