Tras el grotesco espectáculo de la aprobación parlamentaria de la reforma laboral, la vicepresidenta Yolanda Díaz, junto con los dirigentes de CCOO y UGT, se ha lanzado a una desenfrenada campaña para publicitar los avances en derechos supuestamente conseguidos. La campaña cuenta con la colaboración entusiasta de los medios de comunicación vinculados a los grandes poderes capitalistas, como el diario El País, que están encantados con esta ley.

No solo han conseguido mantener la reforma laboral del PP, sino que los mismos ministros y ministras que llegaron al Gobierno prometiendo derogarla ahora proclaman que no hacerlo, e introducir pequeños cambios cosméticos, supone ni más ni menos que "un avance histórico en los derechos de la clase trabajadora”. ¡Ni en sus sueños más dulces los empresarios podrían haber imaginado algo así!

Lo peor de la reforma laboral del PP se mantiene

La propaganda engañosa de Yolanda Díaz no puede tapar la realidad: los aspectos cruciales de la reforma del PP de 2012, aquellos que fueron los pilares básicos para rebajar drásticamente los costes salariales y precarizar el mercado de trabajo a raíz de la crisis de 2008, se mantienen sin ningún cambio:

- La rebaja salvaje de la indemnización por despido y la eliminación de los salarios de tramitación en caso de despido improcedente siguen vigentes, no se ha tocado ni una coma.
- Las facilidades para el despido colectivo al eliminar la autorización administrativa previa y al ampliar prácticamente sin límite las causas de despido colectivo, también se mantiene.
- La posibilidad de que el empresario modifique unilateralmente las condiciones de trabajo, pudiendo rebajar salarios o cambiar a su conveniencia horarios y jornadas, turnos, vacaciones, etc., sigue viva y coleando en la nueva ley.
- La posibilidad de que el empresario se descuelgue del convenio colectivo y no lo aplique, no se toca.
- La posibilidad de realización de horas extras en contratos a tiempo parcial, un mecanismo que facilita la explotación, el fraude y la precariedad, también se recoge en la reforma de Yolanda Díaz.

Gracias a estos puntos que la reforma de Yolanda Díaz mantiene intactos, a finales de 2021 más de 1.600.000 trabajadoras y trabajadores cobraban menos de 11.500 euros anuales. ¿Cómo puede proclamarse que mantenerlas en vigor es un “avance”?

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Con la reforma laboral de Yolanda Díaz, los pilares básicos para rebajar drásticamente los costes salariales y precarizar el mercado de trabajo que impuso la reforma del PP de 2012, se mantienen sin ningún cambio. 


La propaganda gubernamental anuncia que ha habido mejoras en dos puntos relevantes de la reforma de 2012 ya que se ha restablecido la ultraactividad de los convenios y la prevalencia del convenio sectorial sobre el de empresa en materia salarial. Esta segunda medida supondría, según Díaz, una mejora radical en las condiciones de los trabajadores de subcontratas.

Pero lo que oculta la propaganda gubernamental es que esas medidas se aprobaron en 2012 para hacer desaparecer para siempre todos aquellos convenios colectivos, conquistados gracias a la lucha obrera en las décadas anteriores, que contenían cláusulas favorables a los trabajadores. Durante los últimos nueve años, la patronal, con la colaboración de CCOO y UGT, ha firmado cientos de nuevos convenios en los que esas conquistas se han esfumado.

Por ello, aunque prevalezcan los salarios del convenio sectorial, en todo lo demás prevalece el convenio de empresa. Ese “todo lo demás” son las categorías de la clasificación profesional, la jornada anual y la flexibilidad en su aplicación, los horarios de trabajo, las vacaciones, los permisos retribuidos, la compensación de las horas extras, el régimen de turnos, etc. En resumen: esta modificación lo único que garantiza es que el salario de un trabajador nunca podrá ser nominalmente inferior al de la categoría de menor salario del convenio del sector. ¡Menuda “conquista histórica”!

Además, la inmensa mayoría de las empresas subcontratistas ya disponen de un convenio propio que crea las condiciones necesarias para que la precariedad y la sobreexplotación sigan siendo la norma. Pero incluso, aunque no existiera convenio de empresa, CCOO y UGT llevan varios años firmando convenios sectoriales que rebajan sistemáticamente las condiciones laborales. ¿Qué importa en la inmensa mayoría de los casos que convenio prevalece si todos ellos garantizan a los empresarios condiciones de precariedad extrema?

Colectivos que representan a las trabajadoras y trabajadores más afectados por la precariedad y la subcontratación, como las Kellys o los riders, han tenido que salir al paso de las falsedades de Yolanda Díaz y desmentir sus anuncios demagógicos, como el de que a las Kellys se les subiría el sueldo en 5.300 euros al año con esta reforma.

¿Y qué es lo que empeora para los trabajadores?

Pero la reforma laboral del PSOE y UP no solo mantiene lo esencial de la reforma del PP. ¡Es que además de eso, empeora gravemente en varios aspectos cruciales la legislación laboral actual y crea las condiciones para una mayor precarización!

La reforma de Díaz permitirá, por primera vez en la historia, que las ETT firmen contratos fijos discontinuos, y además a tiempo parcial. Con esta medida se anulan las mejoras aparentemente conseguidas con la nueva regulación del contrato temporal y se abren de par en par las puertas a una precarización ilimitada de la fuerza de trabajo.
Eso sí, esta medida permitirá maquillar las estadísticas de la contratación. A partir de ahora un trabajador o trabajadora fijo discontinuo de una ETT contará a efectos estadísticos como un trabajador indefinido, aunque la ETT solo le ofrezca trabajo un mes al año. ¡Un fraude más!

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Colectivos que representan a las trabajadoras y trabajadores más afectados por la precariedad y la subcontratación, como las Kellys o los riders, han tenido que salir al paso de las falsedades de Yolanda Díaz. 


También empeora de manera significativa el contrato de formación, pomposamente rebautizado como “contrato de alternancia”. Hasta ahora el tope máximo de edad para este tipo de contratos eran los 25 años y con la reforma de Díaz se amplía hasta los 30. Además, se reduce el salario: antes de la reforma de Díaz el salario mínimo de este contrato era el 75% del salario de convenio en el primer año y a partir de ahí el 85%; ahora será del 60% en el primer año y del 75% en el segundo.

Por último, la nueva ley favorecerá todo tipo de abusos, ya que se permite que el trabajador con contrato de formación trabaje con jornada parcial, a turnos o en horario nocturno, algo que hasta esta reforma estaba completamente prohibido. En resumen ¡más puertas abiertas para una mayor precariedad y explotación de las trabajadores y trabajadoras más jóvenes!

Los contratos indefinidos. Verdades y mentiras

A la vista de todo esto no hay más remedio que preguntarse ¿de qué presumen Yolanda Díaz y los entusiastas de su reforma laboral? El clavo ardiendo al que se agarran es que la nueva ley restringe la contratación temporal y, según ellos, esto “acabará con la precariedad”. Es cierto que, en unos meses, empezará a desaparecer el contrato de obra y servicio, a medida que vayan venciendo los contratos en vigor, pero se mantienen otras dos modalidades de contrato temporal, el de circunstancias de la producción y el de sustitución del trabajador.

Es cierto que su duración, límites al encadenamiento y otras circunstancias son algo más restrictivas que las actuales, y sobre el papel eso es positivo. Sin duda alguna, van a firmarse más contratos indefinidos, y un número indeterminado de contratos temporales van a convertirse en indefinidos, y eso será, en un primer momento, motivo de alegría para los afectados.
Pero la cruda realidad es que las empresas no solo van a seguir disponiendo de la opción de contratar temporalmente, sino que, con las nuevas facilidades otorgadas a las ETT, tendrán aún más mecanismos para precarizar las condiciones laborales.

Si hasta el día de hoy los empresarios incumplen sistemáticamente la normativa laboral en materia de contratación temporal, hasta el punto de que la propia Administración reconoce que la gran mayoría de los contratos temporales están en fraude de ley, ¿por qué razón los empresarios dejarían de aprovecharse de las facilidades que les ofrece la reforma de Díaz para seguir cometiendo irregularidades?

La cuestión fundamental es que los dos pilares sobre los que se asienta la precariedad laboral no solo se mantienen en la reforma de Yolanda Díaz, sino que incluso se refuerzan.
En primer lugar, se mantiene la reducción drástica del coste del despido introducida por la reforma laboral de 2012, de modo que las diferencias reales entre el contrato temporal y el contrato indefinido son cada vez menores. Es cierto que sigue existiendo una pequeña diferencia entre el coste del despido de un trabajador indefinido y el coste de finalización de un contrato temporal. Pero esa diferencia equivale solo al 2,1% de su retribución. La caída generalizada de los salarios en los últimos 12 años compensa sobradamente a la patronal por este pequeño sobrecosto.

En segundo lugar, la generalización de la contratación a tiempo parcial tras la reforma laboral del PP, que abrió la puerta a la realización de horas extraordinarias en este tipo de contratos, no solo se mantiene, sino que, como ya hemos visto, se empeora.

La contratación a tiempo parcial, con o sin posibilidad de horas complementarias, es el mecanismo más poderoso de que disponen las empresas para subyugar a sus plantillas y obligarles a aguantar toda clase de abusos y arbitrariedades. El empresario no tiene más que suprimir las horas complementarias de quién reclame sus derechos, o imponerle un régimen de turnos incompatible con su vida personal y sus obligaciones familiares, para que al afectado no les quede otro remedio que agachar la cabeza o irse voluntariamente de la empresa.

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Las empresas no solo van a seguir disponiendo de la opción de contratar temporalmente, sino que, con las nuevas facilidades otorgadas a las ETT, tendrán aún más mecanismos para precarizar las condiciones laborales. 


Mientras la reforma laboral de 2012 no sea derogada en su totalidad, como UP y el PSOE prometieron en la campaña electoral, será completamente imposible empezar a reducir la precariedad laboral, y los bajos salarios. Los empresarios seguirán haciendo lo que les dé la gana, pero ahora tendrán una ventaja añadida: la legislación laboral impuesta por el PP estará de aquí en adelante bendecida como una “conquista histórica de la clase trabajadora” por el PSOE, UP, el PCE, CCOO y UGT.

Mientras tanto, la vida de la clase trabajadora sigue degradándose. Esta misma semana el diario Público publicaba un artículo sobre la precariedad extrema de los trabajadores de los astilleros de Cádiz, que podría ser aplicable a cientos de miles, si no a millones, de trabajadoras y trabajadores de otros sectores.

¿Cambiará algo para estos trabajadores con la reforma laboral de Yolanda Díaz? No, rotundamente no. Las cosas solo cambiarán con la lucha obrera, levantando un sindicalismo combativo, de clase y asambleario, cuando logremos poner a la patronal contra las cuerdas. Una correlación de fuerzas favorable se construye con la movilización, no con más concesiones y retrocesos maquillados como triunfos.

 

 

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