El pasado mes de julio el gobierno regional provocó la alarma de centenares de trabajadoras de las escuelas infantiles del Principado de Asturias al anunciar una reducción del número de profesores, alegando un “significativo descenso de las matriculaciones en el tramo de 0-3 años”, algo que niegan las propias trabajadoras. En septiembre, el ataque se ha concretado en 28 despidos y 16 reducciones de jornada. Un nuevo mazazo para la maltrecha educación pública. El recorte, que se hizo público apenas dos días antes de que este colectivo iniciara las vacaciones de verano, provocó una primera concentración de las trabajadoras frente a la Consejería de Educación el 23 de julio. Al lógico cabreo y nerviosismo de muchas de ellas, que ignoraban si comenzarán a trabajar al iniciarse el curso, se une el rechazo unánime de todas a este nuevo ataque a la educación pública, en un tramo donde el papel de los educadores es vital para garantizar la calidad de la atención que se presta a los más pequeños.
La concentración, que fue prácticamente espontánea, reunió a cientos de trabajadoras que dejaron de manifiesto su disposición a comenzar el nuevo curso con movilizaciones contra los recortes. En los corrillos se habló incluso de iniciar el curso con una huelga indefinida, también de unificarse con el resto de la comunidad educativa, etc. Algo totalmente necesario, desde nuestro punto de vista, para luchar con éxito contra los ataques tanto del gobierno central como ahora de la Consejería de Educación asturiana.
En el caso de Asturias, hay que recordar que al frente del gobierno regional está el PSOE que gobierna apoyado por IU, y que ambos tenían una ocasión de oro para diferenciarse en los hechos de la política de desmantelamiento de la educación pública del PP. Pero eso no se consigue asumiendo la política de recortes, sino colocándose al lado de los trabajadores para defender realmente las conquistas sociales, cuando se está en la oposición y mucho más cuando se forma parte del gobierno.