La desfachatez de Blesa
Para no ser víctima de la estafa de las preferentes no bastaba con desconfiar del director y de la entidad; habría que hacerlo también de los medios de comunicación, gobernantes, órganos de inspección y control, empresas de consultoría y asistencia, es decir, del funcionamiento del sistema en general. Pero algo hemos aprendido. Cansados de oír que hemos pasado lo peor, al menos dos veces al año desde 2008, cansados de que nos vendan signos de recuperación cuando sentimos que nos hundimos cada vez más en la miseria, todo se está cuestionando. Por mucho máster y doctorado que tengan (idiomas no dominan, que ya iba a ser mucho), parece que los ignorantes son los que nos gobiernan con la inestimable ayuda de los miembros de los consejos de dirección de multinacionales varias (cargos que, como los niños los cromos, se intercambian entre sí).
Cuenta Castelao en Sempre en Galiza una visita de Antonio Maura a un cortijo cuyo dueño se jactaba de tener las mejores instalaciones del país. Tras mostrarle un lugar limpio y reluciente donde dormían los puercos, pasaron a una cuadra inmunda en la que, explicó, dormían los gañanes. Maura entonces le aconsejó: “Pues… procure usted que no despierten”. Hoy, gracias a Blesa, a Bárcenas y a todos aquellos que no puedo nombrar por falta de espacio, la clase obrera está despertando del letargo. Y, por lo que parece, no volverá a dormir en una buena temporada.