Desde octubre del año pasado son evidentes los intentos de la
siderúrgica ARCELOR de hacer recaer el peso de la crisis sobre las
espaldas de los trabajadores de las contratas. Esto llevó a estos
trabajadores a dar una respuesta contundente en el mes de junio,
paralizando la producción de las dos Acerías (Avilés y Gijón) y todo el
proceso productivo en Veriña, con un par de días de movilizaciones semi
espontáneas, demostrando en la práctica no sólo la fortaleza de la
plantilla, sino también consiguiendo mucho más que en meses de
llamamientos a la negociación de los dirigentes sindicales. Se habían
equivocado completamente sobre la psicología que reinaba entre la
plantilla de las contratas, después del despido, prácticamente, de
todos los eventuales.
Desde octubre del año pasado son evidentes los intentos de la siderúrgica ARCELOR de hacer recaer el peso de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores de las contratas. Esto llevó a estos trabajadores a dar una respuesta contundente en el mes de junio, paralizando la producción de las dos Acerías (Avilés y Gijón) y todo el proceso productivo en Veriña, con un par de días de movilizaciones semi espontáneas, demostrando en la práctica no sólo la fortaleza de la plantilla, sino también consiguiendo mucho más que en meses de llamamientos a la negociación de los dirigentes sindicales. Se habían equivocado completamente sobre la psicología que reinaba entre la plantilla de las contratas, después del despido, prácticamente, de todos los eventuales.
En ese momento saltaron todas las alarmas en los despachos de la multinacional del acero. Y es cuando se abre el proceso de negociación de la reordenación del sector de las Auxiliares, las movilizaciones de los trabajadores situaban, desde nuestro punto de vista, en una posición de fuerza a los dirigentes sindicales, de cara a las negociaciones que se iban a abrir con Arcelor, que plantea un plan de reordenación del sector a su medida, completamente inaceptable.
Es en septiembre cuando todo se precipita, la empresa propone la que parece ser la última oferta, que es aceptada por UGT (la presenta como un paso adelante, como todas las anteriores) y USO. CCOO, que tiene amplia mayoría en el sector, primero se opone frontalmente al plan, incluso planteando movilizaciones en el caso de que no se retire. Pero ante la reacción de ARCELOR (que responde con la ya conocida cantinela de desviar la producción, esta vez a Marsella, en caso de conflicto abierto) la acepta con mínimos cambios.
El acuerdo
El acuerdo al que finalmente se llega amplía la edad para la incorporación a la plantilla de los 48 años iniciales a los 50 años y en algunos casos excepcionales se estudiará la posibilidad de alguno mayor. Finalmente, serían 300 los puestos a internalizar, quedando otros 200 trabajadores, según CCOO, y 80, según UGT, por encima de la edad, que serían recolocados en otros puestos. Mientras que los de 58 años pasarían a un ERE hasta los 60, para posteriormente ser prejubilados. La forma de pasar a la plantilla de Arcelor sería a través de bajas voluntarias en la empresa en que se encuentren y entrar en Arcelor con un contrato relevo, por cinco años. Quien no lo desee puede continuar en la empresa auxiliar.
De esta forma se elimina el sobre coste que tendrían las liquidaciones, muy posiblemente abultadas, si fuese un cese obligado y mientras se destruyen puestos de trabajo estables y fijos, se sustituyen por contratos temporales. Aunque los contratos relevo tengan el compromiso de convertirse en indefinidos ¿quién se fía en que sean respetados, en una situación en que el empleo es tan volátil?
Aunque estas medidas estén encaminadas a limitar la subcontratación, no es menos cierto que esto se hace a costa de eliminar empleo estable y de eliminar derechos adquiridos. (Nada se sabe por ejemplo de si se respetará la antigüedad.) Además, el acuerdo conlleva destrucción de empleo, y aunque se comprometen a que no sea de forma traumática, de una forma o de otra Arcelor se las está arreglando para adelgazar el conjunto de la plantilla en la siderurgia asturiana a niveles inimaginables.
Los sindicatos ceden la iniciativa a Arcelor
Pensamos que, en este caso la alternativa sindical debería ser defender que, al igual que cualquier empresa que pierde un contrato, la empresa que viene a ocupar esta tarea está obligada a asumir a toda la plantilla fija de obra (esta vez habría que ampliarlo a los fijos de empresa), respetando las categorías, antigüedades y demás derechos. Las movilizaciones del mes de junio eran un buen punto de partida para haber aumentado la presión sobre Arcelor, con el objetivo de conseguir estas reivindicaciones. Pero lamentablemente, parece que nada de esto se defendió y sólo se discutió la propuesta de Arcelor, que en esencia es muy parecida a la del mes de julio. En lugar de apoyarse en los trabajadores y de extender la movilización, las direcciones de UGT y CCOO le dejaron la iniciativa a la dirección de Arcelor.
Por último, la manera en que se ha aprobado el acuerdo, sin convocar una asamblea general para debatirlo y sólo con reuniones de delegados, tampoco es lo mejor, y menos en un momento en que las plantillas se sienten fuertes después de las movilizaciones de antes del verano y están dispuestas a participar, como lo demostraron las masivas asambleas que se convocaron en el mes de junio.
En ese momento saltaron todas las alarmas en los despachos de la multinacional del acero. Y es cuando se abre el proceso de negociación de la reordenación del sector de las Auxiliares, las movilizaciones de los trabajadores situaban, desde nuestro punto de vista, en una posición de fuerza a los dirigentes sindicales, de cara a las negociaciones que se iban a abrir con Arcelor, que plantea un plan de reordenación del sector a su medida, completamente inaceptable.
Es en septiembre cuando todo se precipita, la empresa propone la que parece ser la última oferta, que es aceptada por UGT (la presenta como un paso adelante, como todas las anteriores) y USO. CCOO, que tiene amplia mayoría en el sector, primero se opone frontalmente al plan, incluso planteando movilizaciones en el caso de que no se retire. Pero ante la reacción de ARCELOR (que responde con la ya conocida cantinela de desviar la producción, esta vez a Marsella, en caso de conflicto abierto) la acepta con mínimos cambios.
El acuerdo
El acuerdo al que finalmente se llega amplía la edad para la incorporación a la plantilla de los 48 años iniciales a los 50 años y en algunos casos excepcionales se estudiará la posibilidad de alguno mayor. Finalmente, serían 300 los puestos a internalizar, quedando otros 200 trabajadores, según CCOO, y 80, según UGT, por encima de la edad, que serían recolocados en otros puestos. Mientras que los de 58 años pasarían a un ERE hasta los 60, para posteriormente ser prejubilados. La forma de pasar a la plantilla de Arcelor sería a través de bajas voluntarias en la empresa en que se encuentren y entrar en Arcelor con un contrato relevo, por cinco años. Quien no lo desee puede continuar en la empresa auxiliar.
De esta forma se elimina el sobre coste que tendrían las liquidaciones, muy posiblemente abultadas, si fuese un cese obligado y mientras se destruyen puestos de trabajo estables y fijos, se sustituyen por contratos temporales. Aunque los contratos relevo tengan el compromiso de convertirse en indefinidos ¿quién se fía en que sean respetados, en una situación en que el empleo es tan volátil?
Aunque estas medidas estén encaminadas a limitar la subcontratación, no es menos cierto que esto se hace a costa de eliminar empleo estable y de eliminar derechos adquiridos. (Nada se sabe por ejemplo de si se respetará la antigüedad.) Además, el acuerdo conlleva destrucción de empleo, y aunque se comprometen a que no sea de forma traumática, de una forma o de otra Arcelor se las está arreglando para adelgazar el conjunto de la plantilla en la siderurgia asturiana a niveles inimaginables.
Los sindicatos ceden la iniciativa a Arcelor
Pensamos que, en este caso la alternativa sindical debería ser defender que, al igual que cualquier empresa que pierde un contrato, la empresa que viene a ocupar esta tarea está obligada a asumir a toda la plantilla fija de obra (esta vez habría que ampliarlo a los fijos de empresa), respetando las categorías, antigüedades y demás derechos. Las movilizaciones del mes de junio eran un buen punto de partida para haber aumentado la presión sobre Arcelor, con el objetivo de conseguir estas reivindicaciones. Pero lamentablemente, parece que nada de esto se defendió y sólo se discutió la propuesta de Arcelor, que en esencia es muy parecida a la del mes de julio. En lugar de apoyarse en los trabajadores y de extender la movilización, las direcciones de UGT y CCOO le dejaron la iniciativa a la dirección de Arcelor.
Por último, la manera en que se ha aprobado el acuerdo, sin convocar una asamblea general para debatirlo y sólo con reuniones de delegados, tampoco es lo mejor, y menos en un momento en que las plantillas se sienten fuertes después de las movilizaciones de antes del verano y están dispuestas a participar, como lo demostraron las masivas asambleas que se convocaron en el mes de junio.