Ya hay decisión: será Magna la que se quede con Opel. Como ya se
anunció, sus intenciones son despedir a más de 1.700 trabajadores de
Figueruelas (Zaragoza) arrastrando así al paro a otros 3.000 de
auxiliares.
El pasado 19 de septiembre la clase obrera aragonesa mostró su rechazo
a estos planes en una masiva manifestación con 40.000 participantes. La
opinión era unánime en cuanto a los catastróficos efectos que tendría
esta decisión sobre el empleo en la región y sobre la posibilidad de
que fuera el primer paso para el cierre de la fábrica, así como la
necesidad de una intervención del gobierno en una lucha con un evidente
carácter político. Pero también resaltaba la preocupación ante la
perspectiva de un largo conflicto y la necesidad de un plan de lucha
para ganarlo
Ya hay decisión: será Magna la que se quede con Opel. Como ya se anunció, sus intenciones son despedir a más de 1.700 trabajadores de Figueruelas (Zaragoza) arrastrando así al paro a otros 3.000 de auxiliares.
El pasado 19 de septiembre la clase obrera aragonesa mostró su rechazo a estos planes en una masiva manifestación con 40.000 participantes. La opinión era unánime en cuanto a los catastróficos efectos que tendría esta decisión sobre el empleo en la región y sobre la posibilidad de que fuera el primer paso para el cierre de la fábrica, así como la necesidad de una intervención del gobierno en una lucha con un evidente carácter político. Pero también resaltaba la preocupación ante la perspectiva de un largo conflicto y la necesidad de un plan de lucha para ganarlo.
Una movilización masiva que tiene que continuar
La convocatoria de esta manifestación, implicando al conjunto de la población, fue un paso importante. Para garantizar e incrementar la unidad debería elegirse un comité de lucha ampliado incluyendo representantes de las auxiliares y del conjunto de la clase trabajadora, especialmente de otras empresas en lucha. La misión de este comité sería llevar a cabo el plan de lucha decidido en asambleas, donde todo el mundo pudiera exponer su punto de vista.
La primera cuestión debería ser definir los objetivos, que no pueden ser otros que el mantenimiento de todos los puestos de trabajo en las condiciones actuales. Si hay menos trabajo, se reparte entre todos sin reducción salarial. Los trabajadores no tenemos la culpa de su crisis.
Para ello, los marxistas de El Militante planteábamos en la hoja que repartimos en la manifestación que la única solución es la nacionalización de la empresa bajo control de los trabajadores.
Magna, ¿inversor?
Creemos que es un error plantear que necesitamos a Magna porque es un inversor y sin ellos estaríamos peor. En primer lugar, es difícil calificar de inversor a alguien que poniendo 300 millones de euros se garantiza 5.000 entre ayudas, préstamos y avales, para cerrar plantas y reducir plantilla obteniendo así un beneficio rápido para, seguramente, pasar a medio plazo la empresa a otro "inversor". Los ejemplos de empresas que han vivido esta situación para acabar cerrando son numerosos.
Pero lo más importante es que, sea quien sea el "inversor" capitalista, su alternativa en un contexto de crisis y caída generalizada de las ventas no es otra que los ataques a los empleos y condiciones de vida de los trabajadores, que sean éstos los que paguen su crisis. Decir que la presencia de Magna es positiva y que lo que hay que negociar es un "plan industrial" es aceptar la lógica del capitalismo, abriendo la puerta a los "sacrificios" hoy por un futuro mejor que nunca llega. Aceptar recorte tras recorte es lo que nos ha llevado donde estamos. La única salida real para los trabajadores de Opel es la nacionalización. Hacer pública la empresa sin pagar un duro a los que la han llevado a esta situación (bastantes ayudas públicas se han quedado ya incumpliendo el compromiso de mantener el empleo) y ponerla bajo control de los trabajadores.
¿Utopía? Por supuesto que no. De hecho, General Motors ha sido nacionalizada por el gobierno de EEUU. Es verdad que en lo último que piensa Obama es en usar la empresa para fines sociales y ponerla bajo el control de sus trabajadores, pero el hecho es que se trata de una empresa de propiedad pública. En el Estado español tuvimos el ejemplo de Seat, que fue pública durante décadas hasta que se decidió privatizarla para que el beneficio se lo llevara Volkswagen. Porque en realidad se trata de eso, de quién se beneficia de la empresa: la sociedad o un grupo de parásitos. A la nacionalización de Opel debemos añadir la reivindicación de que funcione bajo el control de los trabajadores.
Coordinación internacional
Un elemento fundamental debe ser la unidad de todas las plantas de Opel en la lucha. En todos los países se están planteando recortes, y sería muy peligroso entrar en el juego de querer salvar empleos españoles a costa de los alemanes porque "Figueruelas es más productiva" y viceversa, porque "Opel es alemana". ¿Por qué no plantearon lo de que Figueruelas era la más productiva cuando se trataba de competir con Polonia por el Meriva? La experiencia nos dice que una vez consiguen dividirnos tienen abierto el camino para derrotarnos uno a uno. La fábrica de Amberes está amenazada de cierre y ya se movilizó el 23 de septiembre. La solidaridad internacional debe ir más allá de las declaraciones de apoyo y convertirse en una verdadera unificación de la movilización a nivel europeo.
La situación del resto de marcas del Estado, también bajo ataques como Nissan, Renault o Ford, exige la coordinación de la defensa de los trabajadores, incluyendo las empresas auxiliares. Un día de huelga unificada mostraría a la patronal el verdadero poder de los trabajadores de la automoción unidos.
La mejor manera de hacer que el gobierno intervenga de verdad para salvar los empleos más allá de buenas palabras y "estudiar el plan" de Magna sería una huelga general en Aragón por la defensa del empleo, que mostrara la solidez del apoyo de los trabajadores aragoneses y la disposición de llevar la lucha hasta sus últimas consecuencias. Un plan serio de piquetes de trabajadores recorriendo la comunidad durante las huelgas programadas y explicando la situación al resto de la clase trabajadora tendría un efecto movilizador. La clase trabajadora aragonesa ya demostró el 19 su voluntad de lucha. Con un plan decidido de extensión de la movilización se puede ganar.
¡Por una huelga general del sector de la automoción en todo el Estado!
¡Coordinación de la lucha en todas las plantas de Opel en Europa!
El pasado 19 de septiembre la clase obrera aragonesa mostró su rechazo a estos planes en una masiva manifestación con 40.000 participantes. La opinión era unánime en cuanto a los catastróficos efectos que tendría esta decisión sobre el empleo en la región y sobre la posibilidad de que fuera el primer paso para el cierre de la fábrica, así como la necesidad de una intervención del gobierno en una lucha con un evidente carácter político. Pero también resaltaba la preocupación ante la perspectiva de un largo conflicto y la necesidad de un plan de lucha para ganarlo.
Una movilización masiva que tiene que continuar
La convocatoria de esta manifestación, implicando al conjunto de la población, fue un paso importante. Para garantizar e incrementar la unidad debería elegirse un comité de lucha ampliado incluyendo representantes de las auxiliares y del conjunto de la clase trabajadora, especialmente de otras empresas en lucha. La misión de este comité sería llevar a cabo el plan de lucha decidido en asambleas, donde todo el mundo pudiera exponer su punto de vista.
La primera cuestión debería ser definir los objetivos, que no pueden ser otros que el mantenimiento de todos los puestos de trabajo en las condiciones actuales. Si hay menos trabajo, se reparte entre todos sin reducción salarial. Los trabajadores no tenemos la culpa de su crisis.
Para ello, los marxistas de El Militante planteábamos en la hoja que repartimos en la manifestación que la única solución es la nacionalización de la empresa bajo control de los trabajadores.
Magna, ¿inversor?
Creemos que es un error plantear que necesitamos a Magna porque es un inversor y sin ellos estaríamos peor. En primer lugar, es difícil calificar de inversor a alguien que poniendo 300 millones de euros se garantiza 5.000 entre ayudas, préstamos y avales, para cerrar plantas y reducir plantilla obteniendo así un beneficio rápido para, seguramente, pasar a medio plazo la empresa a otro "inversor". Los ejemplos de empresas que han vivido esta situación para acabar cerrando son numerosos.
Pero lo más importante es que, sea quien sea el "inversor" capitalista, su alternativa en un contexto de crisis y caída generalizada de las ventas no es otra que los ataques a los empleos y condiciones de vida de los trabajadores, que sean éstos los que paguen su crisis. Decir que la presencia de Magna es positiva y que lo que hay que negociar es un "plan industrial" es aceptar la lógica del capitalismo, abriendo la puerta a los "sacrificios" hoy por un futuro mejor que nunca llega. Aceptar recorte tras recorte es lo que nos ha llevado donde estamos. La única salida real para los trabajadores de Opel es la nacionalización. Hacer pública la empresa sin pagar un duro a los que la han llevado a esta situación (bastantes ayudas públicas se han quedado ya incumpliendo el compromiso de mantener el empleo) y ponerla bajo control de los trabajadores.
¿Utopía? Por supuesto que no. De hecho, General Motors ha sido nacionalizada por el gobierno de EEUU. Es verdad que en lo último que piensa Obama es en usar la empresa para fines sociales y ponerla bajo el control de sus trabajadores, pero el hecho es que se trata de una empresa de propiedad pública. En el Estado español tuvimos el ejemplo de Seat, que fue pública durante décadas hasta que se decidió privatizarla para que el beneficio se lo llevara Volkswagen. Porque en realidad se trata de eso, de quién se beneficia de la empresa: la sociedad o un grupo de parásitos. A la nacionalización de Opel debemos añadir la reivindicación de que funcione bajo el control de los trabajadores.
Coordinación internacional
Un elemento fundamental debe ser la unidad de todas las plantas de Opel en la lucha. En todos los países se están planteando recortes, y sería muy peligroso entrar en el juego de querer salvar empleos españoles a costa de los alemanes porque "Figueruelas es más productiva" y viceversa, porque "Opel es alemana". ¿Por qué no plantearon lo de que Figueruelas era la más productiva cuando se trataba de competir con Polonia por el Meriva? La experiencia nos dice que una vez consiguen dividirnos tienen abierto el camino para derrotarnos uno a uno. La fábrica de Amberes está amenazada de cierre y ya se movilizó el 23 de septiembre. La solidaridad internacional debe ir más allá de las declaraciones de apoyo y convertirse en una verdadera unificación de la movilización a nivel europeo.
La situación del resto de marcas del Estado, también bajo ataques como Nissan, Renault o Ford, exige la coordinación de la defensa de los trabajadores, incluyendo las empresas auxiliares. Un día de huelga unificada mostraría a la patronal el verdadero poder de los trabajadores de la automoción unidos.
La mejor manera de hacer que el gobierno intervenga de verdad para salvar los empleos más allá de buenas palabras y "estudiar el plan" de Magna sería una huelga general en Aragón por la defensa del empleo, que mostrara la solidez del apoyo de los trabajadores aragoneses y la disposición de llevar la lucha hasta sus últimas consecuencias. Un plan serio de piquetes de trabajadores recorriendo la comunidad durante las huelgas programadas y explicando la situación al resto de la clase trabajadora tendría un efecto movilizador. La clase trabajadora aragonesa ya demostró el 19 su voluntad de lucha. Con un plan decidido de extensión de la movilización se puede ganar.
¡Por una huelga general del sector de la automoción en todo el Estado!
¡Coordinación de la lucha en todas las plantas de Opel en Europa!